La incidencia de la huelga general en Roma super¨® las previsiones sindicales
La huelga general convocada ayer en Roma y en toda la regi¨®n del Lazio por la parte comunista del sindicato CGIL, el m¨¢s importan te del pa¨ªs, con cuatro millones y medio de afiliados y desde siempre con una fuerte presencia comunista, fue m¨¢s importante de lo que se preve¨ªa. En las manifestaciones callejeras por el centro de la ciudad participaron m¨¢s de 100.000 personas, a pesar de que los otros dos grandes sindicatos (CISL y UIL), m¨¢s la parte socialista de la misma CGIL, hab¨ªan condenado la huelga y las manifestaciones.Lo cierto es que, como escribi¨® ayer Repubblica, la cr¨®nica sindical de los ¨²ltimos d¨ªas en este pa¨ªs se parece a un "bolet¨ªn de guerra".
Lo que hace un mes se dec¨ªa s¨®lo entre dientes o alg¨²n corresponsal extranjero, ahora lo han dicho a claras voces tanto el secretario general de CISL, Pier Carniti, como el de UIL, Giorgio Benvenuto, el primero democristiano y el segundo socialista: "La federaci¨®n sindical unitaria ha muerto", tras 12 a?os de historia y de presencia de primera plana en la vida pol¨ªtica y social de este pa¨ªs. Ahora se intenta s¨®lo salvar una posible "unidad de acci¨®n" de las tres centrales.
Peleas sindicales
Han empezado incluso las cr¨ªticas, y muy duras, entre los mismos tres secretarios generales, que hasta ayer hab¨ªan sido como tres hermanos en los momentos duros de tensi¨®n. Y as¨ª, Benvenuto ha acusado al mismo Luciano Lama, el patriarca de CGIL, comunista, de "aventurismo sindical" y de haberse dejado condicionar por la pol¨ªtica de "guerrilla sindical" de su partido, el cual, seg¨²n el l¨ªder de UIL, est¨¢ movilizando las plazas del pa¨ªs, ech¨¢ndose a la torera todos los acuerdos de autorreglamentaci¨®n de la huelga en el sector de los servicios p¨²blicos.Y es verdad que desde hace d¨ªas pr¨¢cticamente es imposible viajar en Italia porque tanto los ferrocarriles como los aeropuertos est¨¢n afectados, en un 40%, por un rosario de huelgas, a veces espont¨¢neas, a veces pilotadas por los comunistas de CGIL, como protesta contra la decisi¨®n del Gobierno de intervenir con un decreto-ley para modificar el mecanismo de la escala m¨®vil. Por si era poco, al malestar de la base comunista se ha a?adido ahora la guerra abierta, lanzada desde el Comit¨¦ Central del Partido Comunista Italiano, entre el secretario, Enrico Berlinguer, y el Gobierno Craxi. Los comunistas consideran "funesto y peligroso" este Gobierno para los trabajadores y est¨¢n dispuestos a que caiga lo antes posible. Los socialistas han respondido con gran violencia a Berlinguer, acus¨¢ndole incluso de "haberse convertido a la derecha empresarial para salvar el sueldo de los trabajadores" y de querer acabar suicid¨¢ndose, dicen, como Santiago Carrillo".
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