La elipse
20 lunesViene a verme a casa Sergio de Salas con el tema/problema del Don Carlo. Con ¨¦l, en carne mortal, el propio Schiller, inspirador del tema y, para m¨ª, padre y maestro m¨¢gico, lir¨®foro germ¨¢nico de todo el Romanticismo europeo. A Sergio de Salas le pongo una silla y a Schiller lo instalo dentro del armario, como en un trono, con cojines, medicinas, ropajes y gran lujo de alcanfores. Sergio de Salas, Guillermo del Corral de Salas, en la vida/verit¨¦, vigu¨¦s de 39 a?os, bar¨ªtono, se explica sobre el tema (posteriormente resuelto, como se sabe), y bien oir¨¦is lo que dir¨¢:
-Yo he cantado el Don Carlo en la ¨®pera de Bolonia y en el mundo entero. Ahora traigo la Scala al Escorial, s¨ª me dejan, ya que el sue?o oper¨ªstico de todo el que ha montado el Don Carlo en el mundo ha sido hacerlo en el escenario real y m¨¢gico del Monasterio. Detr¨¢s viene la pel¨ªcula alemana de Zefirelli. Pero, pr¨ªmeramente, espectadores nacionales e internacionales van a ver el Don Carlo en directo, en el Pat¨ªo de los Reyes. En julio, s¨ª cesa la campa?a en contra. EL PAIS nos est¨¢ ayudando mucho. En el mundo de la ¨®pera se sabe que cantar el Don Carlo supone siempre la consagraci¨®n de un bajo. Felipe II queda glorificado en la obra, contra lo que est¨¢ diciendo la opini¨®n m¨¢s desop¨ªnadora y quietista. Yo canto en el mundo entero, menos en Madrid, Barcelona, Bilbao y Oviedo. La ¨®pera sufre una mafia como el boxeo. Mundovisi¨®n divulgar¨ªa este espect¨¢culo al mundo entero, con enormes beneficios econ¨®micos para el Gobierno espa?ol.
A la hora de publicarse esta columna, uno espera que los felipistas felipifantes a desfelipe hayan comprendido que nuestro Monarca est¨¢ y estuvo por encima de estas cosas, por si desconocen la visi¨®n m¨¢gica de Espa?a que ten¨ªa Schiller. En la confianza del ¨¦xito y a despecho de recuadros, interrogo al rom¨¢ntico, visita que no llam¨® al timbre porque en su siglo no hab¨ªa, y me reconoce como uno de los suyos: "La belleza es una imposici¨®n de los fen¨®menos, joven", me dice. Salvo cuando a los fen¨®menos se imponen los energ¨²menos, maestro.
22 mi¨¦rcoles
Don Gabino D¨ªaz-Mer¨¦h¨¢n, reelegido presidente de la Conferencia Episcopal, habla sobre el significado y la verdad de las elecciones ep¨ªscopales. Me lo dec¨ªa la otra noche, en Vallecas, el cura Llanos, de quien he publicado semblanza en este matutino/ manchego:
-Mira, Umbral, los obispos los elige el Papa y por tanto la Iglesia no somos una ent¨ªdad democr¨¢tica.
Quiere decirse que toda la campa?a que D¨ªaz-Merch¨¢n ha hecho sobre candidaturas, cargos y cosas, dentro de la Asamblea Plenaria del Episcopado, no es sino un camoufflage para distraer/disimular la falta de democratismo en la Iglesia, que es piramidal o, cuando menos, tiene forma de tri¨¢ngulo teol¨®gico. Dios mismo triangul¨® la Iglesia, y de eso no hay quien les salve. Un tri¨¢ngulo al margen de los grandes n¨²meros macroecon¨®micos que maneja presidente Felipe. Una geometr¨ªa que a¨²n se queda euclidiana, cuando a Euclides se le ha echado por encima, hace mucho, la funda de los sillones. Lo de la Iglesia es, como hubiera dicho Pem¨¢n, el tir¨®n democr¨¢tico de los elitismos.
24 viernes
Mi gato, el Rojito, meditativo como Javier Pradera antes de lanzarse al rubeinstenismo de la m¨¢quina/robot de hacer prosa; mi gato, el Rojito, que s¨®lo se diferencia de un tigre en que no ha le¨ªdo a Kipling, y ¨¦sa es la ventaja que lleva a los tigres; mi gato, El Rojito (nombre que s¨®lo alude a su pelo), digo/dec¨ªa, prefiere la comida de perro, m¨¢s fuerte y sabrosa a los botes de gato. De esto he obtenido ya varias veces toda una teor¨ªa vagamente nietzscheana, me parece a m¨ª. As¨ª como Ortega dec¨ªa que este pa¨ªs se arreglaba poniendo a todo el mundo unos grados por debajo de donde est¨¢ (el gobernador civil, de guardia municipal, por ejemplo), uno piensa que la especie, las especies tienden a superarse entrando en las somatizaciones de otra especie m¨¢s fuerte: el ultra de barrio quiere ser fascista hist¨®rico; el fascista hist¨®rico quiere comer potaje de dem¨®crata; el dem¨®crata se sue?a Danton revolucionario y el revolucionario necesita quemar el Museo del Prado, que tampoco hay por qu¨¦.
25 s¨¢bado
Los chaperos. El David de Donatello se ha bajado del pedestal, se ha puesto el vaquero mec¨¢nico del taller desertado (de donde le echaron por el paro), y se ha venido al centro, a Recoletos, de chapero. No le va el material masculino para nada, pero anda ya con la raya de coca, el capricho de la moto o los aperos de la boda. Chaperos ha habido siempre, no me vengan ahora con que la democracia, el desmadre, la movida madrile?a y el blablabl¨¢. Los servicios de caballeros de la cafeter¨ªa Plaza, por ejemplo, en los 70, plaza de Espa?a, ten¨ªan la puerta miniada por dentro de tel¨¦fonos y mensajes, en una egiptolog¨ªa siniestra y callejera. Y as¨ª tantos otros sitios. El sapo humano en seguida estigmatiza al hombre ilustre como dado a chaperos. El chapero/donatello, que antes era una variante del macarra, ahora va de auriculares y patines y ha cambiado la Gran V¨ªa (prostituci¨®n masculina an¨®nima y con extranjeros) por el citado paseo de Recoletos, en cuyas terrazas y bancos p¨²blicos se sientan, con una revista de cultismo/ escultismo, como se?al identificativa, viejos editores, viejos pianistas que aseguran haber tocado alguna vez en palacio, cuando el pasado alfonsino, viejas principonas del amor oscuro a 2.500 la pieza y 6.000 si el Davidito es rubio.
El chapero es el adolescente con alma de meretriz que ha tomado ese camino y no el de macarra, quiz¨¢ por azar, porque su primer seductor, all¨¢ en la infancia freudiana, fue un hombre, un sacrist¨¢n, un profesor de educaci¨®n pol¨ªtica. El chapero no es flor del fango democr¨¢tico, como querr¨ªan algunos, pero la nueva libertad de relaci¨®n, conversa y rollo, m¨¢s otras libertades, los ha lanzado, efeboest¨²pidos, a hacer la carrera en pat¨ªn y con El Bar¨®n Rojo en los auriculares de cassette.
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