El futuro de las autonom¨ªas
El Correo Catal¨¢n
Ayer, en Gerona, se clausur¨¦ sin acuerdo -o con el acuerdo difuso de que las cosas -tienen que cambiar- un encuentro de intelectuales en el que se debat¨ªa ?Qu¨¦ es Espa?a?( ... ) Es excepcional que un Estado moderno se pregunte qu¨¦ es, convoque a sus intelectuales para definir m¨ªnimamente su identidad y se encuentre, al final, con que esta identidad es contestada. M¨¢s contestada que defendida. ( ... )El Estado de las autonom¨ªas fue el conejo que la transici¨®n sac¨® de la chistera para resolver o acallar el problema. En la medida en la que el problema ni se ha acallado ni, por supuesto, se ha resuelto, ?no ser¨ªa conveniente pensar -al menos, pensar- retoques o repuestos para un modelo fallido? No nos enga?emos: si los intelectuales discuten qu¨¦ es Espa?a, si los vascos siguen votando mayoritariamente a partidos nacionalistas, si el terrorismo no ha perdido en Euskadi todo su prestigio en sectores de la sociedad, es porque el consenso en torno al Estado de las autonom¨ªas es enormemente d¨¦bil, y mucho m¨¢s en las zonas para las que se cre¨® el invento.
Los intelectuales, al menos algunos de ellos, lo han dicho bastante claro. Los ciudadanos catalanes y vascos lo han venido diciendo -esto, junto a bastantes otras cosas- en las urnas, manteniendo fuertes e incluso hegem¨¢nicos a unos partidos nacionalistas que un modelo satisfactorio de articulaci¨®n del Estado convertir¨ªa en bien poca cosa.
Democr¨¢ticamente imposible el Estado uniformador, demostrada la precipitaci¨®n con la que las urgencias reformistas fletaron el esquife auton¨®mico, hay que darse cuenta de que el problema est¨¢ planteado. Con dos posibilidades: buscarle soluci¨®n o esconder la cabeza bajo el ala.
26 de febrero
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