Un barco a punto de irse a pique
300.000 personas, cifra que supera el censo municipal, se movilizaron contra la degradaci¨®n de Vigo, la ciudad m¨¢s industrial de Galicia
Es un paso preventivo, un reclamo, una advertencia. Sindicatos y organizaciones convocantes de la manifestaci¨®n del d¨ªa 14 de febre ro pasado lo saben y no lo callan Las autoridades, Gobierno central y Xunta probablemente tampoco lo ignoran. Nadie tiene fuerza y medios en este pa¨ªs, salvo la pro pia situaci¨®n, para concentrar en las calles a m¨¢s manifestantes que habitantes tiene la ciudad; a no ser en n¨²cleos concretos -El Ferrol o Sagunto-, en donde la suerte de una poblaci¨®n est¨¢ hipotecada a un monocultivo: astilleros o siderurgia. No es el caso de Vigo.Por otra parte, la vida cotidiana en esta ciudad, sobresaltada d¨ªa s¨ª y d¨ªa no por peque?as manifestaciones de los obreros de Ascon o de Vulcano, no resulta especialmente crispada. En sus calles hay muchos menos pobres que en otras ciudades espa?olas y las secuelas aparentes del paro y la crisis no resultan tan dram¨¢ticas, a simple vista, como en determinados pueblos de Andaluc¨ªa o en poblaciones industriales del cintur¨®n de Madrid, Barcelona o Bilbao. Sin embargo, en Vigo hay un sentimiento mucho m¨¢s generalizado de hundimiento colectivo.
Aquellas lluvias trajeron estos Iodos
La crisis econ¨®mica rriundial se dej¨® sentir en Vigo, como en el resto de Espa?a, con alg¨²n retraso con respecto a su inicio en 1973. Desde 1975 de forma paulatina, y a partir de 1979 en toda su crudeza, la recesi¨®n comienza a tomar cuerpo en Vigo.
A los factores externos, ca¨ªda de la demanda y aumento de costes de productos energ¨¦ticos y materias primas se suman, en el caso vigu¨¦s, su deficiente estructura industrial y empresarial y los problemas espec¨ªficos de una econom¨ªa que gira en gran medida alrededor de un sector tradicional que entra en crisis: la pesca.
Los problemas planteados por el abandono del S¨¢hara y las exigencias marroqu¨ªes, los l¨ªmites de la CEE a nuestras capturas, el agotamiento de caladeros tradicionales y el enorme coste que supone desplazar buques hacia el sur de ?frica o Am¨¦rica, inciden no s¨®lo sobre armadores, sino tambi¨¦n sobre conserveros y empresas de construcci¨®n naval. La crisis de estos ¨²ltimos sectores afecta, a su vez, a la industria metalgr¨¢fica (fabricantes de envases para las conservas) y a la industria auxiliar del metal (calderer¨ªas, etc¨¦tera).
En la pesca, seg¨²n Comisiones Mari?eiras, un 25% de la mano de obra del sector (unos 17.000 trabajadores) se encuentra en paro. De estos 4.000 desempleados tan s¨®lo 1.500 o 1.600, seg¨²n la citada fuente, perciben subsidio. El traslado de muchos armadores a Canarias, la creaci¨®n de empresas mixtas con Marruecos, Argentina y Chile, ha ido sustituyendo mano de obra gallega por personal de los distintos pa¨ªses asociados. Las capturas, en muchos casos son desviadas, sin pasar por Galicia, a terceros mercados (caso de las compras japonesas de pulpo extra¨ªdo en el banco sahariano), y las empresas mixtas, con Chile y Argentina en concreto, han encubierto en muchos casos, segun UGT, operaciones de evasi¨®n de capitales.
La obsolescencia de instalaciones, la falta de redes de comercializaci¨®n, el cambio de gustos del consumidor y la mala estructura empresarial son factores adicionales a los derivados de la crisis de la pesca en la industria conservera. Muchas peque?as f¨¢bricas no han podido resistir la crisis y otras han cerrado sus puertas simplemente porque eran demasiados propietarios a repartir -los hijos de los hijos de los pioneros catalanes- una rentabilidad escasa.
No obstante, algunas empresas, como Pescanova, han sabido reaccionar e introducir valor a?adido a sus producciones. Congelados, precocinados y conservas de alta calidad constituyen ya una actividad muy rentable para las firmas que han sabido sortear la crisis y marcan el camino de lo que puede ser la futura industria gallega de elaboraci¨®n de pescados. La introducci¨®n de nuevos productos, la creaci¨®n de redes de comercializaci¨®n y distribuci¨®n y la capitalizaci¨®n del sector son las claves para remontar la actual depresi¨®n.
La masiva intoxicaci¨®n por aceite desnaturalizado de colza provoca una desconfianza de los consumidores hacia cualquier producto elaborado con aceite y produce un desplome en la demanda de conservas de pescado, a pesar de que en estas industrias se emplea soja y ning¨²n fabricante tuvo nada que ver con la intoxicaci¨®n, hasta el punto de paralizar el sector durante seis meses. Este per¨ªodo sirvi¨® a los empresarios para reafizar una reestructuraci¨®n salvaje de plantillas, forzada por las circunstancias, que dej¨® a 3.000 trabajadores sin empleo, pero que, en contrapartida, hizo viables muchas de las empresas que no sucumbieron a la crisis.
La depresi¨®n en el sector conservero traslad¨® sus efectos, casi de forma autom¨¢tica, al sector metalgr¨¢fico. Tan s¨®lo hace unos d¨ªas cerraba la empresa propiedad del presidente de la C¨¢mara de Comercio de Vigo.
Astidieros que hacen agua
Nuevamente confluye la crisis mundial, ca¨ªda del comercio y del transporte mar¨ªtimo, con crisis internas y estructurales en los astilleros de Vigo. En esta ciudad es t¨¢n ubicados cinco astilleros dedicados a la construcci¨®n de pesqueros y peque?os mercantes, con una plantilla global de unos 5.000 trabajadores. Otras peque?as empresas de construcci¨®n naval generan en conjunto alrededor de 1.000 empleos m¨¢s, y otros 400 corresponden a establecimientos para la reparaci¨®n y mantenimiento de buques.
La situaci¨®n de los astilleros vigueses, seg¨²n un informe de la Asociaci¨®n Provincial de Industrias Metal¨²rgicas de Pontevedra (Asime), "es realmente alarmante. Durante el per¨ªodo 1976-1983 estos astilleros han perdido algo m¨¢s del 30%. de sus plantillas, qued¨¢ndose tambi¨¦n sin trabajo un buen n¨²mero de obreros procedentes de las subcontratas". En la actualidad dos astilleros, Ascon (1.538 trabajadores) y Vulcano (761 trabajadores), se encuentran sin trabajo. "Con ello", seg¨²n Asime, "en la comarca de Vigo pueden perderse unos 4.000 empleos directos en sus cinco astilleros y otros 9.000 puestos de trabajo que dependen de la industria auxiliar naval".
La construcci¨®n naval viguesa est¨¢ fundamentalmente en manos privadas, siendo la ¨²nica excepci¨®n Barreras, empresa creada en 1928, en la que participa el INI desde 1976, en una operaci¨®n de salvamento del astillero para hacer frente a las graves dificultades que atravesaba. Dos peque?os astilleros privados, Freire y Santo Domingo, se encuentran, sin embargo, en pleno funcionamiento y con una nada despreciable cartera de pedidos.
Tambi¨¦n en el sector del metal hay que rese?ar la p¨¦rdida de unos 1.100 puestos de trabajo en Citro¨¦n Hispania en los ¨²ltimos cinco a?os; pero la reestructuraci¨®n de esta empresa ha supuesto tambi¨¦n una p¨¦rdida derivada de 1.500 puestos de trabajo en la industria auxiliar de la zona.
Inmersi¨®n al clandestinaje
La crisis tambi¨¦n se abate sobre el textil vigu¨¦s, hasta reducirlo a la m¨ªnima expresi¨®n. Aparte de la desaparici¨®n de Telanosa, que supuso la p¨¦rdida de 1.200 puestos de trabajo en Redondela, empresas como Corfi, Dreslock, Tegalsa y otras de menor tama?o han. cerrado sus puertas y han reducido el censo laboral a la mitad en el sector.
No obstante, y aqu¨ª est¨¢ de nuevo una de las razones que han impedido el estallido social, el sector textil est¨¢ funcionando con una dimensi¨®n superior a la que ten¨ªa hace cinco a?os. Son cientos las empresas que est¨¢n produciendo ilegalmente en la zona, y aunque las cifras de paro, en alg¨²n pueblo como Redondela, llegan al 80% de su poblaci¨®n activa (de los que s¨®lo el 12% de los afectados cobra subsidio), el nivel de vida aparente dista mucho del dramatismo que parece derivarse de los mencionados porcentajes. Por otro lado, buena parte de estos puestos de trabajo son desempe?ados por mujeres, por lo que supone generalmente un segundo ingreso familiar.
Un fen¨®meno similar se da en la construcci¨®n, donde los pistoleros -que as¨ª se denomina en el sector a los empresarios ilegales- est¨¢n aprovech¨¢ndose de la crisis generalizada de la construcci¨®n. En los ¨²ltimos a?os, seg¨²n fuentes de Comisiones Obreras, han desaparecido unos 3.000 puestos de trabajo en este sector, y decenas de peque?as y medianas empresas han quebrado o suspendido pagos.
Relacionada con la crisis de la construcci¨®n se produce la del sector de vidrio y cer¨¢mica, cuyo mayor exponente, el Grupo ?lvarez, es salvado en ¨²ltima instancia por el INI, aunque para hacerlo viable se ve obligado a reducir sensiblemente la plantilla.
Finalmente, cabe rese?ar, la fuerte incidencia de la depresi¨®n econ¨®mica sobre el comercio vigu¨¦s, que se ve acrecentada por la llegada de los grandes almacenes y los hiper, y que se traduce en la desaparici¨®n de unos 1.000 establecimientos entre 1976 y 1980 y en la p¨¦rdida de 4.400 puestos de trabajo, seg¨²n un estudio de UGT.
A todo ello habr¨ªa que a?adir el grave desprop¨®sito del Pol¨ªgono Industrial de Porri?o, que, seg¨²n afirmaci¨®n un¨¢nime de sindicatos y patronal, fue una aventura especulativa sin pies ni cabeza. Se instalaron las empresas sin una infraestructura prometida y suficiente de agua, luz, etc¨¦tera.
Esta situaci¨®n, de la que todos son conscientes, llev¨® a las fuerzas vivas de Vigo -sindicatos, empresarios, c¨¢mara de comercio y ayuntamiento- a constituir una comisi¨®n de defensa ciudadana. Comisi¨®n, que con una dotaci¨®n municipal de 50 millones a cargo del ayuntamiento, quiere transformarse -¨¦sa es al menos la intenci¨®n del alcalde socialista y de la UGT- en una comisi¨®n t¨¦cnica que estudie alternativas y proyectos de futuro para la pr¨®xima declaraci¨®n por el Gobierno, todos la dan por hecha, de la comarca viguesa como "zona de urgente reindustrializaci¨®n".
El sindicato nacionalista INTG, Comisiones Obreras y los empresarios se muestran esc¨¦pticos sobre la utilidad de esta comisi¨®n, que puede convertirse en un instrumento de propaganda pol¨ªtica de los socialistas, aunque permanecen en su seno.
Todos los sindicatos coinciden en denunciar la incapacidad de la Xunta para aportar soluciones. Critican el libro blanco elaborado por el Gobierno regional y dudan que el partido que representa a los causantes de la crisis, el empresariado, puedan aportar soluciones para el futuro de la comarca viguesa que no sean lesivas para los trabajadores. Los del INTG, m¨¢s radicales, ponen en duda que un partido estatal como Alianza Popular vaya a defender desde la Xunta los intereses nacionales de Galicia.
El empresariado, por su parte, disculpa a, la Xunta, "que no tiene competencias", y arremete contra los socialistas. Critican la falta de suelo industrial, la ausencia de infraestructuna y la inseguridad ciudadana, "que ha convertido a Vigo en una de las ciudades donde se registran m¨¢s atracos de Espa?a". Coinciden con los sindicatos en reclamar un trato favorable para Vigo en la reconversi¨®n naval teniendo en cuenta el peso de este sector en la, econom¨ªa de la zona, y en la urgencia de arbitrar medidas para modernizar la flota pesquera. Se habla tambi¨¦n de la necesidad de completar los ciclos de producci¨®n en Galicia, de desarrollar los cultivos marinos y de emprender obras de infraestructura.
El futuro, en juego
El alcalde de Vigo, centro de todas las iras por no haberse sumado a la manifestaci¨®n del 15 de febrero, justifica su postura en la necesidad de dialogar primero con el Gobierno, y en la de mantenerse sin dejaci¨®n en el puesto y la responsabilidad para la que fue elegido. Se muestra consciente del coste pol¨ªtico que puede suponerle mantenerse al margen de estas manifestaciones, pero insiste en que un alcalde no puede actuar por motivos populistas o electoralistas y debe permanecer en su puesto y en contacto con el Gobierno, en. cuya gesti¨®n -como socialista qee es- conf¨ªa.
Al margen de estas disputas, todos est¨¢n convencidos de que se est¨¢ jugando en estos momentos el futuro de Vigo. La ausencia de datos econ¨®micos de base y series estad¨ªsticas impide conocer con certeza el alcance del hundimiento econ¨®mico de esta comarca y su repercusi¨®n concreta sobre sectores y colectivos, pero lo que es evidente es que ha habido un fuerte empobrecimiento en los ¨²ltimos cinco a?os y que este islote de desarrollo corre el riesgo de ser absorbido por el entorno de depresi¨®n que hoy sigue siendo Galicia.
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