La 'luna de miel' entre Damasco y los cristianos libaneses
I. C.Cuando el presidente liban¨¦s Amin Gemayel, estaba a punto de subir la escalerilla del avi¨®n al ter minar su primera visita oficial a Damasco, su anfitri¨®n, el jefe del Estado sirio, Hafez el Assad, le retuvo un momento para pedirle que "transmita, por favor, mis respetos a su padre", el viejo Pierre Gemayel fundador y m¨¢ximo dirigente del principal partido cristiano, la Falange (Kataeb) que controla a su vez las Milicia Cristianas Unificadas (fuerzas libanesas) que tanto han vituperado y combatido a Siria y a su Ej¨¦rcito. "Si Dios quiere", contest¨® Amin Gemayel a su hom¨®logo sirio, "le va a visitar pronto".
Esta versi¨®n de la despedida entre los dos jefes de Estado al t¨¦rmino de un viaje en el que fue decidida la anulaci¨®n del acuerdo israeloliban¨¦s de mayo de 1983, relatada por los dos principales diarios de Beirut, ilustra la relaci¨®n respetuosa entre Pierre Gemayel y Assad y la deferencia de este ¨²ltimo ante el m¨¢s destacado responsable de la comunidad cristiana libanesa a la que m¨¢s de una vez ha protegido.
En un alarde de sinceridad, el casi octogenario Gemayel reconoci¨® en una reciente reuni¨®n del Frente Liban¨¦s, coalici¨®n de todos los partidos cristianos, que "la actual tragedia, hay que decirlo francamente, se debe al miedo de los cristianos". "Los cristianos tienen miedo y cualquier persona que se ahoga intenta agarrarse a cualquier tabla de salvaci¨®n", prosigui¨® el viejo l¨ªder, esforz¨¢ndose asi por justificar la alianza de la comunidad cat¨®lica maronita con Israel.
El Estado jud¨ªo nunca ha salvado, sin embargo, a los cristianos libaneses de la derrota, pero s¨ª, en cambio, Siria, que en junio de 1976 intervino con su ej¨¦rcito en L¨ªbano para, con la bendici¨®n de Occidente, poner t¨¦rmino al avance de las fuerzas palestinas y libanesas progresistas. Un mes despu¨¦s, Assad pronunci¨® un discurso en el que explic¨® su intervenci¨®n militar como un intento de apaciguar los temores de la comunidad maronita, que "podr¨ªa estar tentada de buscar la ayuda de Israel".
En definitiva, tanto los alauitas como Hafez el Assad, que acaparan el poder en una sociedad siria mayoritariamente sunita, y los cristianos libaneses, que dominaron un pa¨ªs donde los chiitas ahora constituyen la mayor¨ªa relativa, son minor¨ªas condenadas a entenderse en Oriente Pr¨®ximo.
La luna de miel entre cristianos y sirios fue de corta duraci¨®n y en dos ocasiones, en el invierno de 1978 y en la primavera de 1981, las fuerzas libanesas, que entrenaban ya asesores ¨ªsrael¨ªes, se enfrentaron con las tropas de Damasco. Desde septiembre de 1983 a febrero de este a?o la artiller¨ªa siria no particip¨® m¨¢s que espor¨¢dicamente en los bombardeos de la zona cristiana de L¨ªbano, pero el Gobierno sirio proporcion¨® un gran apoyo material y pol¨ªtico a las milicias drusa y chiita, que vencieron a las fuerzas cristianas.
Satisfecho ahora por la abrogaci¨®n del acuerdo concluido entre Beirut y Tel Aviv, el r¨¦gimen baasista no duda en proclamar a trav¨¦s de su Prensa que "est¨¢ dispuesto ... a garantizar la seguridad de todas las comunidades libanesas sin discriminaci¨®n alguna y en especial la de los cristianos amenazados, seg¨²n los agentes de Israel, por la mayor¨ªa musulmana".
Frente a estas nuevas garant¨ªas, los cristianos, situados en un reducto de 2.000 kil¨®metros cuadrados controlado por las fuerzas libanesas, est¨¢n divididos entre el ex presidente Camille Chamoun, que opina que "Siria y sus ac¨®litos representan las fuerzas del mal", y Pierre Gemayel, que a pesar de sus reticencias ante el pa¨ªs vecino sostiene que el viaje de su hijo a Damasco "ha sido definitivamente ¨²til".
Los cristianos asentados en el L¨ªbano meridional, ocupado por las Fuerzas Armadas de Israel, han elegido ya su protector, a juzgar por el enorme mitin celebrado a finales de febrero en Jezzin para festejar la amistad l¨ªbano-israel¨ª y por las numerosas delegaciones de personalidades que se dirigen a los militares hebreos para pedirles que garanticen la seguridad de los pueblos cristianos.
Por ¨²ltimo, los cristianos de la llanura oriental de la Bekaa, controlada por las tropas de Damasco, no han tenido m¨¢s opci¨®n que Siria, y un comit¨¦ de cleros de la ciudad cat¨®lica de Zahle, bombardeada en febrero por la milicia chiita, se desplaz¨® a la capital siria para pedir protecci¨®n al ministro de Asuntos Exteriores, Abdel Halim Jaddam.
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