Ni lo uno ni lo otro
Que Mel Brooks haya decidido adaptar de nuevo aquella obra maestra de Ernst Lubitsch Ser o no ser, que mostr¨® c¨®mo el ingenio y la sutileza, unidos a un elegante sentido del humor, permit¨ªan una profunda s¨¢tira pol¨ªtica, comprometida adem¨¢s con su tiempo inmediato, es un riesgo que el famoso c¨®mico ha debido reflexionar con calma. Que a pesar de ello haya decidido realizar hoy otra versi¨®n del mismo filme es algo que s¨®lo puede obedecer a razones personales que al cr¨ªtico se le escapan.Puede que alguna de ellas dependa del escaso ¨¦xito obtenido por Mel Brooks con sus pel¨ªculas m¨¢s recientes. Podr¨ªa entenderse, as¨ª, que no haya sido ¨¦l el director del nuevo filme y, en su lugar, se haya doblegado a las ¨®rdenes de un realizador m¨¢s imparcial: en el resultado de su trabajo interpretativo ha sido la de Alan Johnson una influencia positiva, capaz de haber eliminado en Brooks buena parte de sus irritantes tics, de su tendencia al humor grueso. Confiar en un texto ya cl¨¢sico y no en sus propias ideas originales puede ser, por otra parte, otra raz¨®n de peso para haberle. introducido en esta empresa.
Soy o no soy
Director: Alan Johnson. Gui¨®n: Thomas Meehan y Ronny Graham. M¨²sica: John Morris. Int¨¦rpretes: Mel Brooks, Anne Bancroft, Tim Matheson, Charles Durning, Jos¨¦ Ferrer. Comedia. Norteamericana, 1983. Locales de estreno: Paz, Rex, Richmond, Urquijo. Madrid.
Pero poco m¨¢s. Cierto que la misma divertida historia que cont¨® Lubitsch, en la que una modesta compa?¨ªa de c¨®micos desafiaba con sus disfraces a la Gestapo y lograba escap¨¢rsele en sus mismas narices, se repite aqu¨ª casi milim¨¦tricamente; la novedad del gui¨®n s¨®lo consiste en limar algunos de los viejos aciertos e incluir un par de sosos n¨²meros musicales que, por cierto, no se subtitulan m¨¢s que un caso, como si los distribuidores tuvieran derecho a decidir qu¨¦ fragmentos del filme tienen m¨¢s inter¨¦s que otros.
Mel Brooks, en todo caso, aparece m¨¢s comedido que en interpretaciones anteriores, quiz¨¢ porque su trabajo, forzosamente histri¨®nico, combina mejor con su habitual tendencia a la caricatura. Anne Bancroft, espl¨¦ndida actriz, tiene un cometido menor, casi de simple lucimiento. El acierto del reparto es para Charles Durning, seleccionado por este trabajo para los pr¨®ximos Oscar de Hollywood: su interpretaci¨®n del jefe de la Gestapo, metido siempre en complicaciones insalvables, enga?ado por todos y a punto del infarto, es divertida: h¨¢bil y eficaz.
Quienes tengan la desgracia de no conocer la pel¨ªcula original reir¨¢n de cualquier forma con este Soy o no soy, boba traducci¨®n de To be or not to be. Cuantos aplaudieron el filme de Lubitsch, y no lo olvidaron, tendr¨¢n ahora una breve oportunidad para hacer comparaciones, que solucionar¨¢n de inmediato: s¨®lo son odiosas las malas imitaciones.
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