Interior renuncia a efectuar a corto plazo la unificaci¨®n policial prevista por el PSOE

El Ministerio del Interior no considera prioritaria en las actuales circunstancias, y de forma indefinida, la ley de unificaci¨®n del Cuerpo Superior de Polic¨ªa y de la Polic¨ªa Nacional, por "entender que no es prudente en estos momentos crear un nuevo frente de conflicto", seg¨²n informaron a este peri¨®dico fuentes oficiosas del departamento. Los responsables del ministerio posponen as¨ª el cumplimiento de una de sus principales promesas en este campo, y optan por una v¨ªa intermedia. Interior est¨¢ preparando un real decreto sobre competencias y estructura de los ¨®rganos de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado, con el que se pretende sentar las bases para una futura unificaci¨®n policial.

Las fuentes consultadas indicaron que los trabajos preliminares del Ministerio del Interior necesarios para la elaboraci¨®n de la ley no tienen a¨²n el punto de madurez necesario, y precisaron que el departamento "atraviesa un momento delicado", en el que se presentan otros aspectos que se consideran de mayor prioridad, como son el terrorismo y los problemas de la seguridad ciudadana.Los enfrentamientos que se detectaron en el primer a?o de gesti¨®n socialista entre los reponsables del Ministerio del Interior (el ex director de la Seguridad del Estado, Rafael Vera, por un lado, y el ex subsecretario, Carlos Sanju¨¢n, por otro) han sido junto a las presiones por separado procedentes del estamento militar y de los sindicatos policiales, las causas principales que han motivado la paralizaci¨®n definitiva de este proyecto.

Esta ley fue situada dentro de las prioridades del Ministerio del Interior socialista, pero pronto Jos¨¦ Barrionuevo prefiri¨® retrasarla, de forma que, casi al a?o y medio de gesti¨®n, "todo est¨¢ peor que al principio" seg¨²n un alto funcionario que particip¨® en la redacci¨®n de los primeros borradores.

La ley de Unificaci¨®n de Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado (su nombr¨¦ real) era uno de los proyectos m¨¢s importantes del Gobierno socialista, ya que, por vez primera desde que Espa?a adoptaba un sistema pluralista, un partido pol¨ªtico con aspiraciones a gobernar se planteaba en su programa de Gobierno unir en un solo cuerpo, que se habr¨ªa llamado Real Cuerpo de Polic¨ªa, a los 9.000 funcionarios del Cuerpo Superior y a los 50.000 miembros de la

c¨ªa Nacional.

Desde abril de 1983, en que se conoci¨® el primer borrador, hasta septiembre del mismo a?o, en que Barrionuevo present¨® al Consejo de Ministros su proyecto definitivo, se produjeron todo tipo de reacciones, comenzando por lo sindicatos policiales, que se negaban a pertenecer a un "instituto armado de car¨¢cter civil" y concluyendo con "determinadas presiones de mandos del Ej¨¦rcito", favorables al mantenimiento del control militar de la Polic¨ªa Nacional. El Gobierno, entonces, opt¨® por la paralizaci¨®n hasta "un mejor momento".

Desmilitarizaci¨®n

Los sindicatos policiales se oponen a la denominaci¨®n "instituto armado de car¨¢cter civil" por entender que dicha calificaci¨®n nunca ha sido atribuida a ninguno de los dos cuerpos y que podr¨ªa utilizarse para establecer similitudes con la Guardia Civil, lo que, a su juicio, ser¨ªa una regresi¨®n en los logros conseguidos en el terreno sindical. El primer borrador elaborado, cuyo articulado se facilit¨® a los sindicatos, conten¨ªa tres puntos de conflicto, que giraban en torno a la desmilitarizaci¨®n total de la Polic¨ªa Nacional, la equiparaci¨®n de categor¨ªas y el ¨ªndice de coeficiente a reconocer a cada estamento.

La desmilitarizaci¨®n provoc¨® las primeras discrepancias entre los funcionarios del Cuerpo Superior de Polic¨ªa y los oficiales de la Polic¨ªa Nacional, procedentes de la Academia General Militar, a pesar de que sus dos ¨²ltimos a?os de carrera los realizan en un centro especial para la formaci¨®n de oficiales de la Polic¨ªa Nacional, equiparable a las academias de armas.

Los sindicatos exig¨ªan que los militares tuvieran que optar definitivamente entre quedarse como polic¨ªas o volver al Ej¨¦rcito como militares; estos ¨²ltimos prefer¨ªan su continuidad en la Polic¨ªa Nacional sin perder su condici¨®n castrense, y el Ministerio no deseaba que fueran los propios militares quienes escogieran quedarse o marcharse al Ej¨¦rcito.

Estas divergencias fueron calificadas por funcionarios del ministerio como "una torre de babel, donde nadie se entend¨ªa" y que extendieron, especific¨¢ndolo como caso "aun m¨¢s dif¨ªcil", a la equiparaci¨®n de categor¨ªas. Los oficiales de la Polic¨ªa Nacional reivindicaban que los tenientes fueran igualados a los subcomisarios y los capitanes a los comisarios.

La Uni¨®n Sindical de Polic¨ªa (USP) y el Sindicato Profesional de Polic¨ªa (SPP) reaccionaron en contra y pidieron que los tenientes fueran asimilados a los inspectores de tercera y segunda; los capitanes con los inspectores de primera; los comandantes con los subcomisarios, y los tenientes coroneles y coroneles con los comisarios. Sin embargo, a ra¨ªz de diferentes reuniones, algunas de ellas presididas por altos cargos del ministerio, sindicatos y oficiales llegaron a "un consenso", de forma que los jefes de la Polic¨ªa Nacional (incluidos comandantes) quedaban equiparados a los comisarios, mientras que los oficiales lo eran a los inspectores, en sus tres categor¨ªas.

Este "consenso" no fue admitido, ya que, en opini¨®n de fuentes sindicales, a ra¨ªz de ¨¦l comenzaron las primeras presiones del alto mando militar, especialmente de alg¨²n teniente general con gran predicamento en la Polic¨ªa Nacional, seg¨²n un destacado miembro de la USP (en clara referencia al entonces capit¨¢n general de Catalu?a y hoy director general de la Guardia Civil, Jos¨¦ Antonio S¨¢enz de Santa Mar¨ªa), que estimaban que los trabajos de unificaci¨®n "iban demasiado deprisa".