Incongruencias en Centroam¨¦rica

LA DESTITUCI?N del general Gustavo ?lvarez Mart¨ªnez, independientemente de las motivaciones directas que la hayan provocado, pone de relieve, una vez m¨¢s, las incongruencias de la pol¨ªtica de la Administraci¨®n Reagan en Centroam¨¦rica. El general ?lvarez hab¨ªa llevado la pol¨ªtica de colaboraci¨®n con EE UU a unos extremos que la hac¨ªa inaceptable para sectores importantes del Ej¨¦rcito hondure?o; Honduras se est¨¢ convirtiendo, de un modo casi permanente, en teatro de maniobras militares de las Fuerzas Armadas norteamericanas, particularmente en las zonas fronterizas con Nicaragua. En esas mismas zonas se encuentran las bases de retaguardia de los grupos somocistas que operan dentro de Nicaragua; estas acciones son financiadas oficialmente, a trav¨¦s de la CIA, por el Presupuesto de EE UU. Los dirigentes norteamericanos han insistido machaconamente, durante a?os, en que el Gobierno sandinista necesita legitimar su poder mediante unas elecciones. Esta exigencia de elecciones ha sido leit-motiv de la propaganda de Washington en relaci¨®n con el Gobierno de Managua. Por fin, y modificando sus planes anteriores, los sandinistas han decidido convocar las elecciones este a?o, en noviembre. ?Qu¨¦ sentido tiene acosar las fronteras con maniobras militares, financiar los grupos armados somocistas para que realicen incluso sabotajes, cuando se dice a la vez que Nicaragua necesita por encima de todo unas elecciones aut¨¦nticas?Washington justifica su pol¨ªtica centroamericana con un esquema centrado en estos puntos: la URSS, con la colaboraci¨®n de Cuba, est¨¢ realizando una pol¨ªtica de agresi¨®n en Centroam¨¦rica; por ello es preciso crear, o apoyar, gobiernos anticomunistas, tener tropas y entrenar las de sus aliados frente a la agresi¨®n sovi¨¦tico-cubana. Ese esquema resulta cada vez m¨¢s ideol¨®gico, artificial, edificado con humo; no aparecen hechos demostrativos de la realidad de esa agresi¨®n. En sus recientes declaraciones al periodista norteamericano Tad Szulc, Fidel Castro ha dicho por primera vez: "Cuba no est¨¢ en situaci¨®n de intervenir militarmente en una guerra centroamericana". Es una actitud realista que refleja una simple verdad, al alcance de cualquier observador no cegado por el partidismo. Pero significa tambi¨¦n desanimar ilusiones que una persona interesada en operaciones agresivas tendr¨ªa que estimular. Es evidente que EE UU puede hacer otra pol¨ªtica menos militar, m¨¢s centrada en los problemas reales del subdesarrollo y de la miseria. Centroam¨¦rica no puede ser contemplada ni primordial ni preocupantemente s¨®lo como un tema de la seguridad militar americana.

Europa ha apoyado las gestiones del grupo de Contadora con respecto a Centroam¨¦rica; es por ahora el ¨²nico plan sensato y realista ante los problemas de la regi¨®n; se trata de resolver los conflictos por la negociaci¨®n, de reducir y controlar los suministros de armamentos y asimismo los consejeros militares extranjeros en los diversos pa¨ªses, de garantizar el respeto de las fronteras y de propiciar soluciones democr¨¢ticas. En las Naciones Unidas, todos los pa¨ªses, incluso EE UU, votaron en favor de las gestiones del grupo de Contadora. Sin embargo, muchas de las acciones posteriores de la Administraci¨®n Reagan han ido en un sentido completamente diferente. Con ello est¨¢n provocando serias oposiciones: por un lado, dentro del propio EE UU, en particular entre los congresistas dem¨®cratas; por otro lado, por parte de gobiernos europeos. La incongruencia norteamericana est¨¢ dando lugar, incluso, como lo pone de relieve lo ocurrido en Honduras, a contradicciones serias entre los grupos dirigentes de los pa¨ªses centroamericanos considerados m¨¢s pr¨®ximos a Washington.