Sult¨¢n Mahmud Iskandar ibn al Marhum
La conflictiva personalidad del rey electo de Malaisia hace temer por el futuro del pa¨ªs asi¨¢tico
El sult¨¢n Mahmud Iskandar ibn al Marhum, soberano del Estado de Johore y rey electo de Malaisia, es un sult¨¢n digno de figurar en una novela de Emilio Salgari, un hombre amante del autoritarismo al que gustar¨ªa actuar como se?or de horca y cuchillo. Su arbitrariedad hace temer por el futuro del pa¨ªs. Las historias sobre el sult¨¢n, un consumado jugador de polo que cuenta 51 a?os de edad, corren de boca en boca entre la poblaci¨®n y la colonia extranjera en Kuala Lumpur.
Iskandar ya hab¨ªa manifestado -en los meses que siguieron a la decisi¨®n parlamentaria del pasado mes de agosto de recortar los poderes del jefe del Estado- que ¨¦l implantar¨ªa el estado de excepci¨®n y gobernar¨ªa autoritariamente. Nada nuevo con respecto a lo que ha venido haciendo en su sultanato de Johore, en el sur de la pen¨ªnsula de Malaca, aunque en este caso se producir¨ªa una grave crisis pol¨ªtica y constitucional.Las historias sobre el sult¨¢n, un consumado jugador de polo que cuenta 51 a?os de edad, corren de boca en boca entre la poblaci¨®n y la colonia extranjera en Kuala Lumpur, y no es para menos. El nuevo rey mantiene un ej¨¦rcito privado de 250 hombres, el ¨²nico del pa¨ªs de esas caracter¨ªsticas, y detesta que se le moleste. En una ocasi¨®n, las olas provocadas por el paso de una ca?onera hundieron la tabla sobre la que Iskandar tomaba el sol. El sult¨¢n, enfurecido, oblig¨® al capit¨¢n del barco a arrojarse al mar vestido y a nadar una larga distancia. Otra vez hizo azotar a un desprevenido que le hab¨ªa adelantado cuando viajaba por carretera.
El nuevo rey tiene una merecida fama de estrafalario, y por ello fue apartado por su padre, durante 20 a?os, de la l¨ªnea sucesoria al sultanato. En 1977 mat¨® a un hombre en un tiroteo y fue condenado por ello, aunque m¨¢s tarde fuera indultado por su padre, quien poco antes de morir, en 1981, le reintegraba como pr¨ªncipe heredero.
Recorte de atribuciones
Las discrepancias del sult¨¢n con el poder central se han hecho evidentes en diversas ocasiones -como cuando pidi¨® que se sustituyera al primer ministro de Johore por incompatibilidades personales-, pero alcanzaron sus cotas m¨¢s altas a ra¨ªz de la decisi¨®n del primer ministro malayo, Mohathir Mohamed, de someter a la aprobaci¨®n parlamentaria un proyecto de ley que recortaba sensiblemente los poderes del jefe del Estado, en especial el derecho de veto y la potestad de implantar el estado de excepci¨®n. El primer ministro deseaba que las leyes fueran oficiales a los 15 d¨ªas de ser aprobadas por el Parlamento, si antes no las hab¨ªa ratificado el rey.Mohathir, una especie de Kemal Ataturk del sureste asi¨¢tico que busca la modernizaci¨®n de las estructuras de Malaisia, hab¨ªa enviado al Parlamento tales disposiciones violando la costumbre de someterlas al conocimiento previo de los sultanes, y precisamente con la idea de segar la hierba bajo los pies de quienes figuraban como sucesores del actual rey, Ahmed Shah, los sultanes de Perak (quien fallecer¨ªa pocos d¨ªas antes de la elecci¨®n) y de Johore, dos duros dispuestos a recuperar las antiguas tradiciones de autoritarismo.
El Parlamento -controlado absolutamente por el Frente Nacional, una coalici¨®n de 11 partidos en la que lleva la voz cantante la United Malays National Organisation (UMNO) de Mohathir- dio su visto bueno al cambio propuesto por el primer ministro, y ello no fue sino el pistoletazo para una guerra que dur¨® cuatro meses y en la que, al final, ambas partes tuvieron que ceder.
Soluci¨®n de compromiso
El desafio dividi¨® al pa¨ªs en dos -tanto Mohathir como los sultanes convocaron manifestaciones masivas en apoyo de sus respectivas tesis-, y finalmente se opt¨® por buscar una soluci¨®n de compromiso. Las leyes aprobadas por el Parlamento podr¨¢n ser estudiadas durante un mes por el rey, quien, en caso de discrepancia, las devolver¨¢, con anotaciones, a la C¨¢mara para una nueva discusi¨®n. A su segunda salida del Parlamento la ley ser¨¢ efectiva. Este precepto, en compensaci¨®n, no pasa a las constituciones de los restantes Estados, como es tradiconal. El rey, adem¨¢s, sigue conservando su derecho de veto sobre las leyes de los Estados de la federaci¨®n.Queda por ver c¨®mo va a responder Iskandar a este nuevo estado de cosas una vez que el 26 de abril comience a ejercer su reinado de cinco a?os.
"Los sultanes controvertidos en sus sultanatos siempre han cambiado cuando han tenido que dirigir el pa¨ªs, porque esta es una funci¨®n temporal y no hereditaria", se?ala Chandra Muzzafar, un prestigioso profesor universitario de Kuala Lumpur. Adem¨¢s, el rey puede ser destituido por el voto de cinco de los restantes sultanes, si su actuaci¨®n siembra la desconfianza entre quienes le votaron.
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