Juli¨¢n Calder¨®n 'El Jato'
El domingo torea en Madrid, despu¨¦s de 30 a?os a la espera de su oportunidad
A una edad en que la mayor parte de los matadores se ha cortado la coleta, Juli¨¢n Calder¨®n, El Jato, todav¨ªa sigue en la brecha. Tras m¨¢s de seis lustros en esta dif¨ªcil profesi¨®n, todav¨ªa cree que puede coger el tren del ¨¦xito y los millones. Hasta sue?a con tomar la alternativa en la pr¨®xima Feria de San Isidro. Preguntado por sus a?os, responde: "Tengo la ilusi¨®n de un chaval y la experiencia de un anciano".
Juli¨¢n Calder¨®n ha sido campesino en Extremadura, churrero en Argelia y preso-limpiabotas en Carabanchel, pero casi sin darse cuenta: lo suyo es ser torero, y el domingo matar¨¢ dos novillos en Madrid. "Es la mejor oportunidad de toda mi carrera", dice. Como reza la propaganda impresa para este importante compromiso, "Flores en la arena o sobre mi tumba"."Todo es cuesti¨®n de mentalizarse", dice con un convencimiento rayano en lo m¨ªstico. "Si tengo los conocimientos claros en mi mente y los aplico correctamente, los resultados ser¨¢n positivos. No hay que hacer caso a esa gente que te dice que lo dejes, que intenta quitarte la ilusi¨®n y la fe".
Para llegar a la primera plaza del mundo, El Jato ha recorrido un largo camino. "De ni?o siempre dec¨ªa que quer¨ªa ser aviador o torero. Entonces vi algunas pel¨ªculas de toros en Argelia, donde viv¨ªa con mis padres, y eso me decidi¨®. A los 15 a?os me met¨ª de poliz¨®n en un barco para volver a Espa?a".
En su primera actuaci¨®n seria, Calder¨®n estoque¨® un novillo en Mansalbas (Toledo) a principios de los a?os cincuenta. Despu¨¦s vendr¨ªan las capeas, los viajes en trenes de mercanc¨ªas, actuaciones en la parte seria de un espect¨¢culo c¨®mico. De 1970 a 1980 vivi¨® en la Costa Brava, toreando muchas veces como sobresaliente. Figur¨® como empresario de dos de sus propias actuaciones, matando seis novillos ¨¦l solo y acumulando m¨¢s deudas que gloria. Varias veces estuvo a punto de abandonar.
Y, entretanto, la necesidad de comer. Calder¨®n ha sido camarero, pastelero y carbonero. Ha trabajado como extra de cine, pintor de brocha gorda y "aspirante a alba?il". Ha distribuido cosm¨¦tica, trabajado en una f¨¢brica de cervezas y limpiado zapatos. ¨²ltimamente ha vivido como vendedor ambulante de loter¨ªa.
Ya en 1981, desesperado, se tir¨® al ruedo como espont¨¢neo dos d¨ªas seguidos en Valencia. Tore¨® muy bien, pero cuando por fin la empresa le contrat¨®, estuvo mal. En la feria de abril de Sevilla del a?o siguiente se tir¨® en una corrida televisada: un telespectador a quien deb¨ªa dinero por un negocio de joyas le reconoci¨® y le denunci¨®. Pas¨® siete meses en Carabanchel, hasta convencer a un juez que una deuda comercial no es lo mismo que una estafa. El pasado mes de mayo se tir¨® en Madrid. Instrument¨® pases templados y elegantes y fue ovacionado. Por fin firm¨® un contrato. A El Jato le ha llegado la hora de la verdad.
Pero, ?y eso de los a?os? El Coss¨ªo dice que tiene 44, y algunas fuentes le echan incluso m¨¢s. ?l se limita a decir: "Con el paso del tiempo estoy m¨¢s centrado, me conozco m¨¢s".
Y a?ade: "El arte no tiene edad".
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