Obiols, disfrazado y con el partido a cuestas
Si hay una soledad m¨¢s desagradecida que la del corredor de fondo, y si hay una desaz¨®n superior a la que experimenta un portero de f¨²tbol enfrentado al castigo del penalti, son las que han vivido, en la etapa de recuperaci¨®n de la identidad nacional de Catalu?a, los catalanes empe?ados en el doble compromiso de ser tales al mirar hacia Madrid, y en no perder el sentido de Estado al pisar Barcelona. Y en esas ha estado Raimon Obiols, un barcelon¨¦s nacido el a?o 40, antifranquista activo desde su juventud y ge¨®logo por sus estudios.A principios de los setenta adquiri¨® protagonismo dentro del ala izquierda del Moviment Socialista de Catalunya (MSC), colaborando estrechamente con Revent¨®s en dos operaciones. Primera, la de atraer a miembros del FOC (como Serra y Maragall). Despu¨¦s, un doble acercamiento hacia la Federaci¨®n Catalana del PSOE y hacia los socialdem¨®cratas que rodeaban a Josep Pallach. Eso ser¨ªa, en su conjunto, la gestaci¨®n del actual Partit dels Socialistes de Catalunya. Respaldado por su imagen inequ¨ªvocamente catalanista, Obiols pudo impulsar sin recelos. el acercamiento al, PSOE para descabalgar la posibilidad de cualquier tentaci¨®n lerrouxista respecto a la inmigraci¨®n.
Es candidato a la presidencia de la Generalitat de Catalu?a, la mayor aspiraci¨®n que le puede caber a un catalanista sin ambig¨¹edades como ¨¦l. Por otra parte, re¨²ne en su persona las esperanzas de que haya un presidente de izquierdas. Y llevando esos dos elementos en el alma, el nacionalismo y la vocaci¨®n de socialista, y sin que su personalidad encaje en absoluto con lo que en Catalu?a se entiende por un espa?olista o un socialdem¨®crata, le est¨¢ correspondiendo a ¨¦l encajar los ataques que despierta la aureola centralista y la contemporizaci¨®n con la derecha que amplios sectores de la calle identifican, ahora y aqu¨ª, con el psoecialismo.
Pero no acaban ah¨ª sus desgarros internos. En un momento en que el PSOE levanta desde Madrid recelos de aburguesamiento, aunque Obiols personalmente se ha resistido incluso al uso habitual de la corbata, una nube de asesores de imagen ha machaca do su autenticidad y se la han puesto, junto con un traje gris. Su aroma de rebeld¨ªa juvenil, tal vez su encanto m¨¢s natural en una elecci¨®n que le enfrenta a un se?or redondo, mayor y convencional, ha quedado diluido por esos presuntos expertos en marketing.
La apariencia de sus l¨ªderes se ha convertido en el tal¨®n de Aquiles del PSC. Tanto cuando Narc¨ªs Serra se fue a Madrid como cuando Joan Revent¨®s sali¨® para Par¨ªs, hubo m¨¢s preocupaci¨®n por repeinar a Pasqual Maragall o por ponerle americanas a Raimon Obiols, que por encontrar el mensaje, ideol¨®gico que deb¨ªa transmitir el partido a los electores. Y en la b¨²squeda de un Felipe catal¨¢n se han gastado energ¨ªas que se han echado en falta a la hora de construir una oposici¨®n mas seria en el Parlament, a la de redactar un programa de alternativa (el que se est¨¢ esgrimiendo en esta campa?a es la cosa menos concreta de este mundo, antipujolismo gen¨¦rico aparte), y a la de hacer valer el peso catal¨¢n -y no s¨®lo el n¨²mero de catalanes- en la pol¨ªtica de Madrid.
Y es con un partido tan complejo a la espalda como Obiols, disfrazado f¨ªsicamente de lo que no es Obiols, y acusado de pecados que ¨¦l nunca ha cometido, pide el voto para sustituir a Pujol.
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