Salvador P¨¢niker
Nos conocimos cuando hizo Conversaciones en Madrid. Por entonces cenamos y le escrib¨ª una cr¨®nica. Muchos a?os m¨¢s tarde me public¨® mi mejor libro, generosamente. Es el pensador espa?ol/catal¨¢n/hind¨² que m¨¢s ha contribuido, con sus libros y con su editorial, a fusionar las culturas de Oriente/Occidente.-Me gusta mucho esa barra que est¨¢s poniendo, Umbral, esa barra tipogr¨¢fica, porque con ella sueles aunar conceptos contrapuestos, como en el ying y el yang, y yo creo en eso, en la uni¨®n de contrarios, ya lo sabes, como superaci¨®n de la dualidad de dos o tres siglos, que nos han desgarrado.
Estaba en el Palace y yo hablaba con Nicol¨¢s del Hierro, poeta/ empleado que me da su ¨²ltimo libro. Salvador quiere relanzar el m¨ªo: "Se vendi¨® mucho m¨¢s en Barcelona que en Madrid". "Es que uno, Salvador, siempre ha cre¨ªdo m¨¢s en la luna de Barcelona". De la dacha, le gusta mi Virgen rom¨¢nica y pre?ada, que tengo entre Chillidas y Roldanes, y que es un test: el que pasa de largo por la Virgen, malo: no est¨¢ en la est¨¦tica o, lo que es m¨¢s grave, no est¨¢ en mi est¨¦tica.
Hasta, ahora, en varios a?os, quienes m¨¢s se han extasiado (en ¨¦xtasis laico) con la Virgen gestante han sido Emina Cohen -milagro de sensibilidad- y Salvador P¨¢niker. Me cost¨® un mill¨®n, la t¨ªa, pero es un mill¨®n que ense?a a conocer al personal.
Despu¨¦s de comer, P¨¢niker se echa la siesta. Mando que le preparen una alcoba. Al cabo de una hora, lo recibo dispuesto a la entrevista:
-Tu pr¨®ximo libro.
-Primer testamento.
-?Y eso qu¨¦ es?
-Una reflexi¨®n sobre m¨ª mismo hecha a partir de un dietario de adolescencia.
-?A qu¨¦ edad te paras?
-A los veinticinco.
-Quiere decirse que puedes seguir hasta el infinito.
S¨ª.
-?A la busca del tiempo perdido?
-Todo lo contrario. Lo ¨²ltimo que se sabe del cerebro es que toda la memoria lo ocupa, que todo ¨¦l es memoria. Pero la memoria reconstruye desde ahora, y seg¨²n el ahora, los datos almacenados. A m¨ª me interesa el yo actual. No el de entonces.
-El noventa por ciento de la cultura y el arte se nutren del pasado. ?Est¨¢s negando el pasado?
-El pasado no existe. Ya te digo que la memoria hace su versi¨®n actual de los recuerdos.
-Nietzsche aconsejaba partir del cuerpo para filosofar. ?T¨² has decidido partir del yo?
-Partir de m¨ª, evidentemente, y quiz¨¢ para librarme de m¨ª.
-Pl¨¢ hizo algo parecido en su Cuaderno gris de adolescencia, que al fin se publica, en los setenta, muy reescrito por el hombre maduro. ?De qu¨¦ quieres librarte con ese libro?
-Del yo, que, seg¨²n Freud, es un manojo de defensas. Yo quiero estar indefenso ante el mundo, ser un poco t¨², un poco esta alfombra, un poco ese ¨¢rbol.
-Orientalismo. ?Disoluci¨®n del yo en el cosmos?
-Occidentalismo. Entrega del yo al cosmos y, por lo tanto, apropiaci¨®n del cosmos por el yo. Se trata, en fin, de suprimir la dualidad, el temor al cuerpo y sus enfermedades, como si mi cuerpo no fuera yo. El temor al entorno, como si el entorno no fuera m¨ªo.
-?Y eso cura la angustia?
-Bastante.
-?Lo has aplicado a la vida?
-S¨ª.
Resultado.
Que vivo m¨¢s a gusto, que no puedo vivir sin mujeres, que comprendo mejor las cosas.
-Tu mujer, o ex, Nuria Pompeia, me dec¨ªa una vez: "Es que Salvador un d¨ªa se levanta fil¨®sofo, otro d¨ªa se levanta editor otro d¨ªa se levanta ingeniero..." ?Aceptas esto?
Yo es que soy un fr¨ªvolo
sea que esto es un juego.
-S¨ª, la filosof¨ªa es un juego.
-?Y c¨®mo se explica el mundo mediante el juego?
-Odio los orientalismos de gente bien. Y las transmigraciones caprichosas. Creo en el misterio.
-?A qu¨¦ llamas el misterio?
-El Universo es misterioso, est¨¢ por explicar. Pero no tengo palabras para el misterio. Por el contrario, quiero allanar el mundo en conceptos para sentirme a gusto.
-?Qu¨¦ hac¨ªas de chico?
-Recortaba art¨ªculos de Gonz¨¢lez-Ruano.
-?Qu¨¦ haces hoy?
-Hago ejercicios de estilo reley¨¦ndote a ti.
-Yo tengo escrito que, si alguien piensa hoy, entre nosotros, es en Catalu?a.
-S¨ª, ya lo he le¨ªdo. ?Qu¨¦ opinas de mis compa?eros de pensamiento?
-La entrevista te la hac¨ªa yo a ti, pero te contestar¨¦. Los catalanes est¨¢is como m¨¢s informados y los madrile?os (o adherentes) escriben mejor. Parece que, con tu proyecto de autobiograf¨ªa filos¨®fica, quieres recuperar el mundo.
-Claro.
-Pero el mundo no se recupera reduci¨¦ndolo a concepto. Los poetas y los artistas siguen un camino criminal, un atajo, y llegan antes, por v¨ªa irracional, a esa comuni¨®n con la vida a que t¨² quieres llegar.
-Es que yo no soy poeta ni artista. Tengo mis medios. Claro que me ayudo del arte. La m¨²sica, por ejemplo, me instala.
-Rilke dec¨ªa: "La m¨²sica me inventa un pasado que no conoc¨ªa". ?Te entregar¨ªas t¨² a ese irracionalismo?
-Seguramente, s¨ª.
-Insisto. Rilke dec¨ªa: "La m¨²sica me cambia de lugar, me deja en otro sitio donde yo no estaba".
-Tambi¨¦n lo acepto.
-Luego quieres integrarte en el mundo, para ser feliz, para ser sin angustia, pero enfr¨ªas el mundo en conceptos. El poeta os lle
Pasa a la p¨¢gina 14 Viene de la p¨¢gina 13
va ventaja, hoy, a los pensadores.
-Tambi¨¦n lo acepto, pero yo no soy poeta. Trabajo con lo que tengo.
-?Por qu¨¦ tienes una editorial?
-Porque me obliga a estar informado, porque me suministra informaci¨®n, porque me saca de mi spleen, porque me acerca el mundo.
-?Y por qu¨¦ me publicaste a m¨ª un libro en tu editorial?
-Porque t¨² eres chino.
-?Chino?
-S¨ª, Paco, t¨² eres chino. T¨², como he dicho antes, practicas el ying/yang mediante la barra tipogr¨¢fica que une/separa Conceptos antag¨®nicos, que son los dos lados de un concepto superior.
-El yo.
-El yo, en Occidente, est¨¢ constre?ido, restringido. Es, como te he dicho, y como dice me parece que Freud, un sistema de defensas. Incluso nuestro cuerpo lo consideramos ajeno a nosotros, y por eso le tememos.
-Propugnas una colonizaci¨®n del mundo por el yo.
-Algo as¨ª.
-Pero quieres ser m¨¢s libre, m¨¢s abierto, renunciar de alguna manera a tu yo ego¨ªsta y peque?o.
-Claro.
-Fracasar¨¢s en la hermosa aventura, Salvador. Del yo no podemos librarnos, y menos en Occidente, donde todo nos constri?e y nos fuerza a ser nosotros, al menos defensivamente.
-Me lo pones pat¨¦tico y existencial.
-Es que es pat¨¦tico, y el existencialismo fue nuestro parvulario. T¨² vas a publicar un libro, Primer testamento (quedar¨ªa menor Testamento primero, y te lo digo de paso), porque quieres seguir siendo t¨², insistir, triunfar, dominar.
-Quiz¨¢.
Toma agua t¨®nica y yo tomo wodka con t¨®nica. Eso que le llevo por delante, ya que no otras cosas.
-Me parece que esta conversaci¨®n va bien, Umbral.
-Pues claro que va bien, Kant.
-Ya no vale.
-Hegel.
-Ya no vale.
-Marx.
-Marx ha muerto.
-Sin embargo, yo cambi¨¦ mi escritura, descubr¨ª la literatura en libertad, gracias a ti, Salvador, gracias al libro que me publicaste, gracias, en fin, a que te mueves un poco al margen de los grandes circuitos comerciales. Esto quiere decir que las condiciones materiales siguen determinando el car¨¢cter de la obra de arte, y eso es puro marxismo. Yo, obligado a escribir para un editor m¨¢s comercial, habr¨ªa hecho otro libro.
-Tienes raz¨®n. Eso est¨¢ muy vigente.
P¨¢niker siempre parece, a lo largo de una larga amistad que incluye a Nuria, propicio a darme la raz¨®n, lo cual es de agradecer como amigo, pero un poco desconcertante como entrevistador.
-?Quedamos, entonces, Salvador, en que el marxismo fue el ¨²ltimo sistema completo que se propon¨ªa cerrar el mundo y la Historia?
-Por supuesto.
-?Y qu¨¦ os queda ahora a los fil¨®sofos?
-Resumir, reconstruir, relacionar, establecer el v¨ªnculo entre unos fen¨®menos y otros.
-Eso es ya una labor po¨¦tica: la facultad de asociar.
-Exactamente. La filosof¨ªa va siendo poes¨ªa.
-Se dir¨ªa que ahora vais un poco a rastras de la ciencia.
Pero sin unas convicciones, sin una orientaci¨®n general del hombre, la ciencia no ser¨ªa lo que es, no dar¨ªa nada.
-?No ocurre que, ante los hallazgos de la ciencia, los fil¨®sofos teoriz¨¢is a posteriori?
-S¨ª. Pero ya te digo que no. Primero hace falta un suelo firme de convicciones, o falta de convicciones, para avanzar.
-Entre las m¨²ltiples profesiones matinales que te diagnosticaba tu mujer, ?cu¨¢l es la tuya de verdad?
-La filosof¨ªa. La ingenier¨ªa, que es s¨®lo un oficio, me ha servido para entender algo de n¨²meros y leer a los grandes cient¨ªficos.
-Aqu¨ª una disyunci¨®n. Tu mensaje, el retroprogresismo, que conecta tanto con las mocedades europeas, no llega m¨¢s a ellas porque tu medio es fr¨ªo, tu escritura no es l¨ªrica, como la de Norman Brown en El cuerpo del amor, o la de tu amigo Theodore Roszak, el de El nacimiento de una contracultura.
-Tienes raz¨®n, mi medio es fr¨ªo y mi mensaje es caliente. Por eso he elegido ahora la autobiografia filos¨®fica, para calentar el medio, para llegar m¨¢s.
-Hay que vender una imagen, Salvador, y perdona la horterada.
-Tienes raz¨®n. Pero mi hermano Raimundo ha vendido una imagen, y ah¨ª est¨¢.
-Tu hermano nos lleg¨® antes que t¨². Vend¨ªa una imagen carism¨¢tica.
-A m¨ª todo eso no me interesa. Odio la labor del misionero.
-Lo s¨¦. Pero tienes que calentar tu medio, ya que el mensaje es caliente.
-A m¨ª, Paco, es que me ha faltado una c¨¢tedra.
-?Una c¨¢tedra?
-S¨ª. Yo ten¨ªa que haber sido catedr¨¢tico de filosof¨ªa pura de la Universidad de Barcelona...
-Y te suspendieron.
-Qu¨¦ va. Nunca me present¨¦. Estas cosas m¨ªas. La apat¨ªa. Eso que dec¨ªa Nuria. Entonces, yo habr¨ªa tenido un contacto directo con los chicos, que ahora me falta. S¨®lo alg¨²n d¨¦bil mental me para por la calle, porque me ha le¨ªdo y no me ha entendido, o solamente porque me ha visto en televisi¨®n. Uno me lo dijo: "Usted era el m¨¢s inteligente". D¨¦biles mentales, ya te digo.
-Qu¨¦ m¨¢s.
-Que me mandes un libro, Paco, que volvamos a probar fortuna. Aforismos, lo que t¨² quieras. Ya te he dicho antes que hago ejercicios de estilo ley¨¦ndote a ti. ?Por qu¨¦ has elogiado tanto el ¨²ltimo libro de Cela?
-Porque Camilo ha acumulado la mayor sabidur¨ªa ling¨¹¨ªstica de estos tiempos, en castellano y galaico. Y porque eso, en ¨¦l, no es letra muerta, como en don Julio Casares, sino una sinfon¨ªa de palabras, un prodigio de o¨ªdo.
-Claro.
-Funci¨®n actual de la filosof¨ªa, cuando, seg¨²n Adorno, la filosof¨ªa ha muerto.
-Interrelacionar las cosas, encontrar paralelismos o afinidades entre las teor¨ªas de un sabio at¨®mico y las de un te¨®rico est¨¦tico, por ejemplo.
-Funci¨®n puramente po¨¦tica, seg¨²n dijimos.
-Pues s¨ª.
El mec¨¢nico lleva dos horas esper¨¢ndole, para llevarlo al avi¨®n de Barcelona. Parece que se encuentra a gusto en mi dacha, entre el fuego de la chimenea y los almendros en flor. Al fin se va y me deja sin ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.