La timidez de una apuesta sectorial y tecnol¨®gica
?Se ha logrado crear una "nueva base econ¨®mica" catalana? Un indicador eficaz es la composici¨®n de las exportaciones, y en ese terreno se ha encendido una se?al de alarma. El libro blanco recientemente publicado sobre esta materia destaca que en t¨¦rminos cuantitativos la exportaci¨®n catalana se ha multiplicado por 5,9 en el per¨ªodo 1967-1981, y que la participaci¨®n de la exportaci¨®n catalana en la espa?ola creci¨® desde el 19,48% hasta el 21,5%. Pero cualitativamente "la primera cuesti¨®n a constatar es la progresiva importancia de las materias primas y semimanufacturas, que alcanzan casi el 50% del total", en detrimento de productos alimenticios, bienes de equipo y manufacturas de consumo. Es decir, la industria transformadora ha perdido peso dentro de la exportaci¨®n catalana. La nueva base no es tan nueva.No es tan nueva por diversas causas. Entre las derivadas de la pol¨ªtica industrial est¨¢, en primer lugar, la escasez de recursos e instrumentos con que ¨¦sta ha contado. La ¨ªnfima dotaci¨®n presupuestaria -0,7%, 1,06% del total- otorgada al Departamento de Industria contrasta con el ambicioso objetivo de modernizar y reconvertir la industria catalana. Algunos instrumentos se han quedado a medio camino: el CIDEM no ha llegado a constituirse en organismo aut¨®nomo, quedando en mera subdirecci¨®n general. Su labor ha sido m¨¢s de consejo y de consuelo que de aut¨¦ntico consulting tecnol¨®gico.
En segundo lugar, la Generalitat convergente no ha establecido prioridades en los sectores, subsectores o tecnolog¨ªas a fomentar. No ha definido la industria que quiere para el inmediato futuro de Catalu?a. Ello podr¨ªa deberse en parte a la propia filosof¨ªa "intersticial". Esta filosofia, sugerente por su realismo y porque responde en buena parte a lo que est¨¢ al alcance del tejido industrial catal¨¢n actual, conlleva el peligro de consolidar los defectos de la actual estructura empresarial y de apostar por los resquicios m¨¢s que por los intersticios, sin llegar a convertir la suma de los retales en un traje nuevo. Y eso es, en buena parte, lo que ha sucedido.
?Por qu¨¦? Con pocos recursos y sin el escenario de futuro establecido, los escasos organismos que, como la CARIC, deb¨ªan ayudar a la reconversi¨®n industrial, han ido a remolque de las circunstancias o de las situaciones empresariales apremiantes, actuando m¨¢s como salvavidas que como br¨²jula ordenadora. La CARIC, que globalmente ha administrado correctamente un buen n¨²mero de crisis, estaba configurada como una plataforma de reconversi¨®n subsectorial. Algo hizo en este sentido -en maquinaria textil, cuero o madera-, pero acab¨® primando la urgencia de salvar una u otra empresa concreta. La anticipaci¨®n deseable se convirti¨® en seguimiento.
Este balance contrasta notablemente, por ejemplo, con lo realizado en el Pa¨ªs Vasco. El Gobierno Garaikoetxea, con menos complejos intersticiales, ha apostado seriamente por pocas cosas pero muy claras. Por ejemplo, en el campo de la tecnolog¨ªa. Los vascos han realizado cinco programas para introducir la microelectr¨®nica -donde, iron¨ªas de la historia, en los subsectores de componentes y complementarios, la industria catalana es casi la ¨²nica existente en Espa?a- en los procesos industriales. El plan CN-100 ha incorporado equipos de control electr¨®nico a 100 empresas; el de investigaci¨®n ha subvencionado con 3.200 millones a otras 102 industrias que han creado equipos de investigaci¨®n; el plan IMI ha creado varios centros de diagn¨®stico tecnol¨®gico; otro programa ha dedicado 1.828 millones a las pymes,- y el plan ECTA inicia ahora la ayuda -mediante subvenci¨®n y pr¨¦stamo de hasta el 80% de la inversi¨®n- a las empresas vascas que incorporen el dise?o por ordenador.?
En tercer lugar, la participaci¨®n de la Generalitat en los planes generales de reconversi¨®n ha sido menos fruct¨ªfera de lo esperable. Lo ha sido mucho, sobre todo en su inicio, en el plan textil, que ha dado buenos resultados tanto bajo el Gobierno ucedista, que lo inaugur¨®, como bajo el socialista, que lo est¨¢ culminando con los intangibles (dise?o, creaci¨®n, moda ... ). En los otros, ha habido pecados veniales de la Administraci¨®n aut¨®noma -iniciativa limitada, poca abundancia de propuestas- y un pecado m¨¢s grave de la central, que en el ¨²ltimo a?o y medio ha ofrecido mucha resistencia a incorporar a las autonom¨ªas a todo el proceso de reconversi¨®n y reindustrializaci¨®n.
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