Fr¨¦d¨¦rick Tristan, ¨²ltimo premio Goncourt: "Soy un escritor, no un hombre de letras"
El autor franc¨¦s presenta en Espa?a su obra 'Extraviados'
Fr¨¦d¨¦rick Tristan, premio Goncourt 1983 por su novela Extraviados, que inaugura las actividades de la nueva Editorial Versal, es un hombre que ha escrito bajo varios seud¨®nimos. En realidad ni siquiera se llama Fr¨¦d¨¦rick Tristan, aunque sea con este nombre con el que el Goncourt lo ha catapultado a la fama. Jean-Paul Baron, 51 a?os, que anoche present¨® su libro en Madrid, se sigue camuflando. Industrial por familia, viajero por afici¨®n, escribe desde siempre, concibe este oficio suyo como una aventura personal y colectiva y se autoproclama escritor y no "hombre de letras".
Extraviados es la historia de un novelista ingl¨¦s que convierte a otro hombre en portador del seud¨®nimo bajo el cual ¨¦l escribe y que sigue de cerca las peripecias de su vida. Parece, pues, un tema especialmente caro a Tristan: "Todos mis libros corresponden a una necesidad, porque creo que la trayectoria de un escritor es una aventura personal siempre, pero que debe confundirse con la aventura de la ¨¦poca, con las preocupaciones de sus contempor¨¢neos y del lector. Yo he escrito Extraviados para reflejar esta aventura que ahora vivimos, con la crisis y las dificultades, que en la novela se sit¨²a entre 1930 y 1940, que es un per¨ªodo an¨¢logo en cierto sentido al que estamos viviendo".La idea b¨¢sica del libro que Tristan considera la cuesti¨®n fundamental de nuestra ¨¦poca- ser¨ªa que la sociedad de nuestros tiempos ha conseguido integrar al individuo, mientras que la persona, todav¨ªa, siente su libertad y se siente mal integrada. "El escritor de mi novela trata de comprender, a trav¨¦s del personaje que da cuerpo a su seud¨®nimo y de las circunstancias reales o de ficci¨®n, c¨®mo puede el individuo transformarse en persona y obtener la libertad en un mundo que dada vez resulta m¨¢s concentracionario, y ese personaje trata de encarnar esa libertad. Primero Jonathan seduce a la sociedad, la m¨ªstifica, pero luego se produce lo contrario: es la sociedad la que lo mistifica, y ¨¦l se da cuenta de que, como individuo, es prisio nero de esa sociedad y que es ne cesario que se libere como individuo".
Extra?a fama
Es la lucha por esta liberaci¨®n lo que ocupa la novela: "Y le resulta tan dificil como en la vida. Obligado a recorrer el mundo, nada de lo que intenta funciona. S¨®lo le sale bien la fama, esa cosa extra?a, pero es un perdedor en lo esencial. Y justamente porque pierde comprende que puede triunfar; es entonces cuando abandona el premio Nobel, el ¨¦xito, la fortuna, y asume aquello que le es m¨¢s dif¨ªcil: su condici¨®n de jud¨ªo".Dice Tristan que cuando escribe es un hombre de acci¨®n: "Pero es una acci¨®n tan compleja, sutil, con tantas vueltas, espejos... Sabe, yo a menudo comparo mi escritura con Venecia: esa mezcla de ¨¦pocas diferentes, Bizancio, el siglo XVII; y luego est¨¢n los canales, las callejuelas, los minaretes. Algo que a simple vista parece muy barroco, pero que si uno lo mira bien forma un conjunto extremadamente ¨²nico, muy fuerte".
Ese juego de espejos, ese teatro dentro del teatro, es, seg¨²n ¨¦l, una dimensi¨®n novelesca necesaria hoy en d¨ªa para aproximarse a una realidad fluida que cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil de asir, "pues nos hallamos en una ¨¦poca en la que carecemos de esquemas, y el escritor debe tratar de encontrar una verdad a trav¨¦s de tantas mentiras, de tantas ilusiones, de toda esa informaci¨®n y contrainformaci¨®n que nos cae encima como un diluvio. Hay que tratar de flotar sobre todo ello, de encontrar un arca, como la de No¨¦".
Nunca ha practicado el nouveau roman, tampoco es un novelista franc¨¦s en el sentido cl¨¢sico, "porque mis historias se sit¨²an en el mundo entero. Yo escribo desde siempre no como Fr¨¦d¨¦rick Tristan, sino a veces como un ingl¨¦s, a veces como un alem¨¢n y a veces como un chino... Creo ser un personaje un poco particular. Pienso que hoy en d¨ªa la literatura debe ser algo m¨¢s universal, m¨¢s cercano a lo imaginario del conjunto de los seres humanos. Porque pertenecemos tanto a Cervantes como a Corneille, tanto a Dante como a Shakespeare".
Y defiende el hecho de narrar, de tenderle "una peque?a trampa" para acabar cont¨¢ndole lo que uno quiere "no como alguien superior, sino como un igual".
Babelia
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