El toque del Enrique de Melchor y el cante de los cordobeses

La noche tuvo color cordob¨¦s, como es habitual en las celebraciones de la Pe?a Fosforito. Es cordob¨¦s, de Puente Genil, el titular de la misma, Antonio Fern¨¢ndez D¨ªaz, Fosforito, quien acude puntualmente cada a?o a esta cita madrile?a en la que sabe que va a encontrar el calor y el fervor de muchos admiradores incondicionales. ?l corresponde con su entrega y su cante, que en la noche del s¨¢bado fue excelente, brillando singularmente en las soleares y las malague?as.Otro cordob¨¦s presente fue Luis de C¨®rdoba. Le perjudica, como casi siempre, la megafon¨ªa, pues siendo un cantaor de voz atenorada y enorme potencia, en los tonos altos llegaba a molestar. Y Luis se sit¨²a con frecuencia en esa tesitura, de seguro atractiva para el p¨²blico. Sin embargo, las pocas ocasiones en que recoge la voz y busca los medios tonos -lo hizo en los tangos- su cante adquiere calidades mucho m¨¢s ricas. Cant¨® tambi¨¦n dos espl¨¦ndidos fandangos del Gloria, la grana¨ªna y la media grana¨ªna, tarantos -con el cante de Pedro el Morato- y la petenera, estilos todos que aborda con autoridad y brillantez.

Y cordob¨¦s es Agust¨ªn Fern¨¢ndez, un aficionado residente en Madrid, donde es muy conocido, cantaor largo, dominador de todos los g¨¦neros, con voz poderosa, con facultades. Sus soleares fueron espl¨¦ndidas, ejemplares; por fandangos brill¨® en las dos modalidades que hizo, Lucena y Huelva; desarroll¨® bien la dificultad grande del cante siguiriyero de Silverio, y en las malague?as se qued¨® un poco por debajo, me parece, de la cota que hab¨ªa alcanzado anteriormente.

A los tres les acompa?¨® a la guitarra ese maestro indiscutible que se llama Enrique de Melchor. Su toque fue expresivo, sugeridor, rico. Pienso que debe ser muy f¨¢cil -enti¨¦ndase, dentro de la enorme dificultad que entra?a el cante flamenco siempre- cantar con el acompa?amiento de un instrumento como el de Enrique de Melchor. Hermoso, verdaderamente hermoso.

Mucho m¨¢s elemental, por supuesto, fue el toque de Pucherete para Merenguito y Altamirano. Antonio Izquierdo, Merenguito, es un caso especial en la panor¨¢mica actual del cante jondo. Posee una de las voces m¨¢s extra?as, opaca, sin brillo, pero precisamente por ello id¨®nea para los tonos bajos y oscuros. Es un cantaor, adem¨¢s, que se entrega a la vivencia flamenca en cuerpo y alma, sin reserva alguna, y esto se nota. En las siguiriyas iniciales anduvo busc¨¢ndose en ese tanteo previo, a veces pelea, del cantaor con el cante; despu¨¦s, por alegr¨ªas y por fandangos, dio la medida de sus verdaderas posibilidades. Luciano Altamirano, en cambio, estuvo gris, mon¨®tono.

Angelita Vargas y los suyos hicieron exactamente el mismo programa que vienen haciendo por lo menos desde que yo sigo su trayectoria, a los o tres a?os. Siendo el suyo un baile con fuerza y garra, sin embargo se aprecian en ¨¦l -y pienso que cada vez m¨¢s- penurias, carencias, falta de profundidad y de imaginaci¨®n; una cierta vulgaridad insoslayable. Lo mejor del grupo, el cante de Boquer¨®n, magistral en las soleares, medidas, rigurosas, espl¨¦ndidas. Y penoso -aunque el p¨²blico lo encontrara gracioso- el numerito de los ni?os de poqu¨ªsimos a?os que sacaron al final, aparte de que me parece que colisiona flagrantemente la legislaci¨®n vigente al respecto.

Juan Carmona Marqu¨¦s, de la familia de los Habichuelas, 16 a?os, se est¨¢ revelando como un buen concertista de guitarra, bien secundado por su hermana Mar¨ªa Rosa, de 13 a?os. Tiene ya una t¨¦cnica excelente, aunque l¨®gicamente se noten irregularidades y falta de madurez, pero toca con inspiraci¨®n y un af¨¢n de perfecci¨®n sin miedo a las mayores dificultades, como demostr¨® en algunos momentos de su actuaci¨®n en este excelente festival flamenco de la Pe?a Fosforito.