El fallo del concurso de Atocha, ?soluci¨®n o mutis por el foro?
Con cierto retraso, y tras prolongadas deliberaciones, por fin ha sido comunicado oficialmente el resultado del concurso de ideas para la configuraci¨®n de la futura estaci¨®n de Atocha y de su entorno, enclave urban¨ªstico de capital importancia para la remodelaci¨®n del conflictivo eje sur de Madrid. Antes de hacer un comentario de urgencia sobre el fallo de la comisi¨®n encargada al efecto, quiero volver a resaltar lo mismo que ya se ha advertido en este peri¨®dico con anterioridad: que la obra en cuesti¨®n nada tiene que ver con una soluci¨®n parcial, aislable e in diferente a su hist¨®rico entorno y que, por tanto, era incompatible con el t¨ªpico planteamiento burocr¨¢tico que resuelve un expediente de la forma presumiblemente m¨¢s funcional y an¨®nima, una costumbre desdichada muy frecuente en el comportamiento tradicional de la Administraci¨®n.Por todo ello, sent¨ª personal entusiasmo al comprobar que, en principio, contra toda expectativa negativa, no s¨®lo un organismo oficial, sino hasta cuatro -el Ministerio de Transportes a trav¨¦s de la Direcci¨®n, General de Infraestructura y de la Renfe, el ayuntamiento y la Comunidad Aut¨®noma-, se pon¨ªan de acuerdo para convocar un concurso de ideas entre prestigiosos equipos de arquitectos e ingenieros, todos con reconocido nombre propio.
La coordinaci¨®n demostrada entre estos organismos, su sensibilidad ante lo que podr¨ªa ser el remate urban¨ªstico para la total recuperaci¨®n de una zona ciertamente degradada y, c¨®mo no, su apuesta por las ideas surgidas en las mentes de profesionales que han demostrado que las tienen, todo ello y algo m¨¢s eran datos suficientes, en efecto, para confiar en que se estaba produciendo un aut¨¦ntico cambio positivo en los modos de nuestra Administraci¨®n.
Pues bien, aunque es prematuro pronunciarse sobre la base del comunicado escueto que se ha dado, en el que, en vez de la elecci¨®n razonada entre los proyectos presentados, se anuncia la creaci¨®n de un equipo t¨¦cnico formado por ingenieros y arquitectos del Ministerio de Transportes, Renfe y ayuntamiento, qu¨¦ ser¨¢ el encargado de realizar las obras, supuestamente siguiendo las directrices consignadas, algunos aspectos parciales extra¨ªdos de los proyectos presentados al concurso y una hipot¨¦tica asesor¨ªa requerible a los autores de los mismos; aunque es prematuro pronunciarse -insisto-, perm¨ªtanme manifestar mi desconcertada perplejidad, pues esta resoluci¨®n tiene todas las apariencias de una cortina de humo, tanto m¨¢s incongruente porque no parece casar del todo con los pasos dados anteriormente.
Es prematuro pronunciarse ahora, desde luego, y quiz¨¢ con venga esperar, investigando profundamente, eso s¨ª, el asunto, hasta que se abra al p¨²blico la exposici¨®n de los proyectos, que al parecer ser¨¢n exhibidos en el Centro Cultural del Conde Duque. En todo caso, entre tanto se recaba m¨¢s informaci¨®n y se analizan comparativamente las propuestas presentadas, s¨ª cabe esperar zozobra e inquietud por el inesperado rumbo que han tomado las cosas. Antes de ser acusado injustamente de susceptible, ?ojal¨¢ s¨®lo fuera ¨¦se el problema!, quiero recordar que habitamos en una ciudad en la que, sin ir m¨¢s lejos, la tristemente famosa remodelaci¨®n de la plaza de Col¨®n sigui¨® precisamente un curso de an¨®nima fatalidad burocr¨¢tica y, a pesar del horrorizado griter¨ªo con el que clamaron en tonces los ciudadanos sensibles, ah¨ª sigue, impert¨¦rrita, con su palangana permanentemente desbordada y su almirante castigado en una esquina o arrinconado por un leg¨ªtimo v¨¦rtigo agoraf¨¢bico. S¨ª; hoy por hoy, con la historia a cuestas, no es ning¨²n desdoro ser acusado de suspicaz, sobre todo cuando uno se enfrenta ante posibles errores cimentados sobre toneladas de hormig¨®n. Veremos.
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