Entre el halago y el rechazo
Ronald Reagan comparte, con 40 millones de norteamericanos la cualidad de ser de origen irland¨¦s. Su bisabuelo, Michael Reagan, naci¨® en Ballyporeen, en 1829, seg¨²n consta en los archivos bautismales de la parroquia de la Asunci¨®n, pero Ronald Reagan, adem¨¢s, es el presidente de una de las dos superpotencias y candidato a la reelecci¨®n. Esta triple coincidencia, aderezada por sus dotes de actor, han dado un car¨¢cter marcadamente esquizofr¨¦nico a su presencia en la tierra de sus antepasados.
A la mayor¨ªa de los irlandeses les halaga que el hombre m¨¢s poderoso de Occidente se digne volver a sus or¨ªgenes. Pero son muchos los que le echan en cara que su mirada retrospectiva se refleje en las elecciones del pr¨®ximo 6 de noviembre.
La pol¨ªtica de Ronald Reagan en Am¨¦rica Central y Filipinas -dos zonas del mundo invadidas apost¨®licamente por misioneros irlandeses- y su escasamente comprensible enfrentamiento sistem¨¢tico con la URSS pesan fuertemente en las cr¨ªticas y protestas que conmueven estos d¨ªas la sociedad irlandesa.
El sentimiento predominante no es, contra lo que pudiera pensarse, el antiamericanismo, sino, simplemente, el antireaganisino. Y es un sentimiento que comparten la Conferencia de ¨®rdenes Religiosas, los sindicatos, el Partido de los Trabajadores, el Sinn Fein, miembros del Fine Gael y del Partido Laborista (integrantes de la coalici¨®n gubernamental) y la Comisi¨®n Cat¨®lica de Justicia y Paz.
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