Samaranch: "Todo son problemas, aqu¨ª no funciona nada"
?Hay Juegos Ol¨ªmpicos? Aqu¨ª no se nota. Esta pregunta y su respuesta, aunque falte a¨²n una semana para el comienzo, puede hacerla cualquier persona que llegue estos d¨ªas a Los ?ngeles, la ciudad Babel del mundo. Incluso parece hab¨¦rsela hecho todo un presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), Juan Antonio Samaranch, seriamente preocupado por los muchos problemas planteados en la que iba a ser la cita m¨¢s importante del deporte de todos los tiempos antes de la ausencia de los pa¨ªses del Este. Samaranch, sin embargo, contin¨²a su programa con su admirable optimismo habitual. EL PAIS vivi¨® con ¨¦l una jornada que comenz¨® en el und¨¦cimo piso de su cuartel general, en el hotel Biltmore, pero transcurri¨® en su mayor¨ªa a 1.500 kil¨®metros al norte, en Eugene (Oreg¨®n), donde asisti¨® a la inauguraci¨®n del Congreso Cient¨ªfico Ol¨ªmpico. En palabras de Samaranch, la situaci¨®n en las v¨ªsperas de la ceremonia de apertura de los Juegos es la siguiente: "Todo son problemas. Aqu¨ª no funciona nada".
El presidente del COI no estaba precisamente contento por la ma?ana. Su b¨²nker, en lo m¨¢s alto del lujoso hotel donde hace m¨¢s de medio siglo se cre¨® la Academia de Ciencias Cinematogr¨¢ficas de Hollywood, no parec¨ªa en disposici¨®n de conceder ning¨²n ¨®scar deportivo. S¨®lo funcionaba el t¨¦lex, pero no se recib¨ªan noticias por ninguno de los cinco teletipos, correspondientes a otras tantas agencias internacionales.Juan Antonio Samaranch, acostumbrado a la perfecci¨®n, como en Sarajevo hace pocos meses con motivo de los Juegos de Invierno, empieza a comprobar, a s¨®lo siete d¨ªas del comienzo de los Juegos de Verano, que la primera organizaci¨®n ol¨ªmpica de una sociedad privada, no estatal, tiene todav¨ªa m¨¢s inconvenientes de los ya habidos.
11.00 horas. Nuevo problema. Peter Ueberroth, presidente del Comit¨¦ Organizador de los Juegos de Los ?ngeles (LAOOC), no puede viajar a Oreg¨®n, donde en la ciudad de Eugene, de grandes reuniones atl¨¦ticas y que posee el centro universitario de Educaci¨®n F¨ªsica y Deporte m¨¢s importante de Estados Unidos, Samaranch debe inaugurar el Congreso Cient¨ªfico Ol¨ªmpico, primero que patrocina el COI directamente. Ueberroth se encuentra agobiado por la situaci¨®n existente. No s¨®lo le ha causado quebraderos de cabeza calificar de nazi al jefe de la polic¨ªa de Los ?ngeles en una reciente entrevista. Cada gesti¨®n, como si de una empresa se tratase, s¨®lo sale adelante cuando la parte contraria encuentra una contrapartida satisfactoria. En esos casos, claro, la soluci¨®n es perfecta, a lo grande, porque "this is America".
Plante de Ueberroth
12.00. Aeropuerto Van Nuys para vuelos interiores. Al no viajar Ueberroth, s¨®lo aterriza un helic¨®ptero procedente de la terraza del hotel Biltmore. En ¨¦l viajaron durante 15 minutos Samaranch, el pr¨ªncipe De Merode, belga que preside la Comisi¨®n M¨¦dica del COI, y Alain Coupat, franc¨¦s y uno de los brazos importantes del m¨¢ximo mandatario ol¨ªmpico, que ya empez¨® a serlo con Avery Brundage y lord Killanin. El helic¨®ptero es conducido por el encargado de la seguridad del presidente, un polic¨ªa de origen mexicano, que efect¨²a el trayecto en una hora.
El tr¨¢fico es uno de los problemas que pueden convertir los Juegos en un caos, junto al smog y la contaminaci¨®n, aunque ya muchos han tomado medidas por su cuenta march¨¢ndose de una macrociudad donde sin coche uno no puede hacer nada. En cuanto a la seguridad, y como primera medida de un despliegue ins¨®lito, los participantes de los pa¨ªses conflictivos han sido acomodados en una sola villa ol¨ªmpica: Turqu¨ªa, por los armenios; China, por los nacionalistas, Libia e Israel.
12.15. Despega el Lear 55, avi¨®n de seis plazas, alquilado por el LAOOC a la compa?¨ªa privada Clay Lacy Aviation, en direcci¨®n al aeropuerto de Eugene. En representaci¨®n de Peter Ueberroth se suma un quinto pasajero, John Fransen, director de proyectos especiales. En Los ?ngeles hace ya mucho calor -sobre los 30 grados-, el tiempo es bueno y el cielo est¨¢ despejado.
13.55 de la tarde. El peque?o reactor aterriza en Eugene, la ciudad verde cercana al famoso volc¨¢n Santa Elena. Samaranch no ha cesado de trabajar durante el viaje, preparando su discurso y leyendo las gruesas carpetas de recortes de prensa o teletipos que le conciernen. Se alegra de haber hecho un vuelo especial. ?Qui¨¦n ha facilitado el avion? "Yo no pregunto nunca. Lo pido y ya est¨¢".
Cambios en la Carta Ol¨ªmpica
15.10. Tras una comida r¨¢pida y fr¨ªa en la que Samaranch afirma comer muy poco, se realiza la conferencia de prensa en el Wornan Memorial Hall de la Universidad de Oreg¨®n. Al igual que al pie de la escalerilla del avi¨®n, las preguntas que no se contestan vuelven a ser la nota dominante.
La ¨²nica novedad de los ¨²ltimos y ajetreados tiempos es el proyecto de cambio de la Carta Ol¨ªmpica con la sanci¨®n al pa¨ªs que no participe. Para que sea una amenaza que no genere una espiral de conflictos existir¨¢ la reducci¨®n de pena, por lo que no necesariamente impedir¨¢ al sancionado la participaci¨®n en unos Juegos Ol¨ªmpicos siguientes.
16.00 horas. McArthur Court, pabell¨®n de baloncesto, donde juega el equipo de la Universidad de Oreg¨®n sus partidos de la Liga Universitaria (NCAA). La ceremonia de apertura del Congreso Cient¨ªfico Ol¨ªmpico, pese a unos intermedios t¨ªpicos americanos, con gimnasia, canciones y breakdance, se hace interminable. Quiz¨¢ se establece un r¨¦cord de discursos. Hablan gobernador, alcaldes, decanos y hasta alg¨²n invitado. Samaranch no parece demasiado bien tratado en el protocolo, aunque no lo comente, pero decide acortar su parlamento en tres cuartas partes.
La diplomacia es la diplomacia, pero deja entrever que bastante ha hecho con patrocinar un congreso que antes iba por libre. Entre los asistentes al acto hay dos espa?oles: Daniel Romero, director de Deportes, y Fernando Vizca¨ªno, director del Instituto Nacional de Educaci¨®n F¨ªsica. Se han venido a pasar una semana por aqu¨ª y luego ir¨¢n a Los ?ngeles. "Una semana solamente, eh", puntualiza Romero, como si quisiera justificar su estancia.
18.45. Salida del Eugene Airport, con fuerte viento y siempre menos calor que en Los ?ngeles. Durante el vuelo, Samaranch a?ade unas hojas a sus memorias, que escribe hace ya a?os, y se queja a John Fransen de que los presidentes de Comit¨¦s Ol¨ªmpicos Nacionales necesiten entradas para los lugares de competici¨®n, sin que les sirva la acreditaci¨®n correspondiente a su cargo. Y protesta: "Aqu¨ª a todo dicen que s¨ª, s¨ª, que lo solucionan, pero pasan los d¨ªas y todo sigue igual".
20.05. Llegada al aeropuerto Van Nuys. Esta vez el regreso al hotel Biltmore es en autom¨®vil. La circulaci¨®n es m¨¢s fluida, pero en la media hora de trayecto no se ve ni una sola se?al de ciudad ol¨ªmpica hasta los alrededores del downtown. Eso s¨ª, se ven decenas de banderas, unas banderas que, seg¨²n el LAOOC, han costado un mill¨®n de d¨®lares (162 millones de pesetas). Pero que no cunden bajo ning¨²n aspecto.
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