Veranidades
Educado a la sombra inmensa del gran emperador, de China, a cuyo paso apenas si estaba permitido alzar la cabeza para sorprenderle en su majestad, contemplo la trivializaci¨®n formal a la que se entrega el poder democr¨¢tico, especialmente en verano, y pienso con Adriano que cada emperador lleva en su interior a su s¨²bdito. Tal vez el pensamiento no sea de Adriano, pero viene al caso y nadie se va a tomar la molestia de viajar del norte al sur de cuanto pens¨® tan pesad¨ªsimo emperador.En cuanto llega el verano, el poder democr¨¢tico se pone en mangas de camisa, ense?a las se?oras y las ni?as en sus bikinis, hace paellas en jardinillos de renta limitad¨ªsima, baila un rock cul¨®n de cuatro o cinco quinquenios, pasea en alpargatas por el pueblo que le vio nacer entre sonrisas de complicidad antropol¨®gica de sus paisanos y de cuando en cuando tiene que ir a ver este o aquel incendio o hacer una tajante declaraci¨®n contra otra tajante declaraci¨®n. Hay apol¨®getas de la imaginer¨ªa democr¨¢tica, como los hay tambi¨¦n de las drogas duras. Irresponsables apologetas que han puesto en marcha estas falsas vacaciones pol¨ªticas durante las que los administradores son m¨¢s esclavos de la informaci¨®n que nunca y han de cuidar el gesto de verano con m¨¢s atenci¨®n que el de invierno, porque lo protege menos ropa y las ventanas casi siempre est¨¢n abiertas.
Los reporteros gr¨¢ficos se pasan veranos infernales a la caza del michel¨ªn izquierdo del ministro de esto o de aquello o del escote feliz de la dama de ¨¢mbar que ha dado de mamar a los hijos del ministro de esto o aquello.
Mientras, los periodistas consiguen arrancarles una improvisada sabidur¨ªa veraniega basada en un falso dolce far niente para el que no est¨¢n preparados. Adem¨¢s, un ministro democr¨¢tico siempre posa a disgusto junto a una piscina o bajo un ¨¢rbol demasiado frondoso, porque se sabe miembro de un pa¨ªs se?al¨®n en el que el pr¨®jimo te desea que pases un feliz verano con los pies metidos en una palangana y con el impagable refresco del agua de un botijo ligeramente an¨ªsada. Ligeramente, insisto. Porque tambi¨¦n el an¨ªs es un bien escasos caro en estos duros tiempos de crisis.
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