Ruiz-Mateos sali¨® ayer en libertad provisional de la c¨¢rcel de Francfort
Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos pas¨® ayer de una celda de ocho metros cuadrados a una suite de 40.000 pesetas diarias, por la que s¨®lo paga 10.000. Sali¨® de la c¨¢rcel de Preungesheim y vio el sol a las 15.15 horas. Antes de abandonar la prisi¨®n m¨¢s dura de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), el ex rey del jerez -que apareci¨® luciendo una abeja de oro sobre campo azul prendida en su corbata- hab¨ªa repartido, como de costumbre, el agua y la comida a sus compa?eros de la octava planta. Su estrecha celda, situada en la esquina norte, hab¨ªa quedado limpia y vac¨ªa. Todo el mundo sab¨ªa ayer que Ruiz-Mateos abandonar¨ªa la c¨¢rcel de un momento a otro; todos, excepto el director del centro, que esperaba la orden judicial para liberarle.
Cuando lleg¨® el momento de salir, sus compa?eros de planta comenzaron a gritar a los carceleros y a golpear con fuerza la puerta del taller de mec¨¢nica, donde se encontraban en ese momento, para poder decirle adi¨®s. Los guardianes tuvieron que ceder a la presi¨®n de los reclusos y abrieron finalmente la puerta del taller. "Ha sido una de las despedidas m¨¢s emocionantes, uno de los momentos m¨¢s emotivos de mi vida", declar¨® Ruiz-Mateos poco despu¨¦s, al relatar sus experiencias carcelarias desde la ¨²ltima planta de su hotel.El ex presidente de Rumasa, que un d¨ªa no muy lejano fue considerado como el hombre m¨¢s rico de Espa?a -con 700 empresas, 20 bancos y 50.000 empleados-, apareci¨® ayer nervioso, aunque sonriente. Su rostro mostraba tension, impaciencia y fatiga. Fue recibido en el hall de la planta baja por su esposa, Teresa Rivero; sus hijas Socorro, Amparo y Patricia su amigo Jos¨¦ Mar¨ªa Sabater y sus abogados espa?oles y alemanes.
Al cruzar la reja que separa el hall, de la primera galer¨ªa, Ruiz-Mateos apareci¨® vistiendo un abrigo beis el mismo que llevaba cuando fue detenido hace tres meses en e aeropuerto de Frandort procedente de Estados Unidos por orden del juez espa?ol Luis Lerga. Entonces hac¨ªa fr¨ªo en la ciudad del Mein. Pero ayer hac¨ªa calor.
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Ruiz-Mateos no quiso hacer ninguna declaraci¨®n pol¨ªtica ni jur¨ªdica sobre la situaci¨®n del 'holding' de la abeja
Viene de la primera p¨¢ginaEn la puerta de la c¨¢rcel, casi medio centenar de periodistas comenz¨® a disparar sus c¨¢maras al un¨ªsono empuj¨¢ndose, como en la salida de artistas, duramente pero en silencio, mientras Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos, el ex presidente de Rumasa, el ex financiero jerezano, balbuc¨ªa sus primeras palabras en libertad.
Cuando estall¨® el concierto de clics de las decenas de fot¨®grafos presentes-buscando el abrazo familiar, las l¨¢grimas de Socorro, la hija mayor, o el gesto de Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos-, unas voces fuertes, casi desgarradas, brotaron de entre los barrotes de uno de aquellos bloques de hormig¨®n, al otro lado del muro y de las alambradas.
El primer grito fue estremecedor, incluso para los que piensan que Ruiz-Mateos fue el causante de su propia tragedia: "¨ªViva don Jos¨¦ Mar¨ªa! ?Eres el mejor! ?Don Jos¨¦ Mar¨ªa, eres el mejor!". Y as¨ª, durante los instantes que permaneci¨® atendiendo a los fot¨®grafos, aquellas voces reiterativas, que parec¨ªan proceder de los est¨®magos de los presos m¨¢s que de sus gargantas, iluminaron y estremecieron la escena, siempre dram¨¢tica, de la liberaci¨®n de un preso. Al mismo, tiempo, algunos brazos desnudos pudieron moverse entre las rejillas de hormig¨®n en se?al de adi¨®s, en los ¨²ltimos pisos de uno de los bunkers de cemento.
Recuerdo de los presos
"Se?or Ruiz Mateos, ?como se encuentra ahora?", fue la primera obligada pregunta de la Prensa. El ex presidente de Rumasa, que ya no vest¨ªa el uniforme azul propio de las tareas de limpieza de la c¨¢rcel, sino un impecable traje gris de invierno que le descubr¨ªa -como ciertas arrugas de la cara- la p¨¦rdida de algunos kilos de peso, mir¨® hacia las plantas altas del bunker, de donde proced¨ªan las voces de apoyo, y contest¨®, como cualquier presidiario que abandona las sombras, a la primera pregunta: "Salgo feliz, pero con el coraz¨®n desecho y partido por los compa?eros que se quedan dentro". Y m¨¢s adelante, entre sonrisas nerviosas, dijo: "Cre¨ª que nunca iba a llegar este momento. Me parece incre¨ªble, me parece mentira estar aqu¨ª, en la calle".
Y sobre sus experiencias recientes: "No se puede contar f¨¢cilmente lo que yo he pasado ah¨ª dentro. Hay que vivirlo para saber lo que es sufrir y padecer, no se puede explicar".
Contra reloj
Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos, sonriente, esforz¨¢ndose por agradar a la Prensa, pero prudente y escarmentado, m¨¢s escurridizo que nunca a los temas pol¨ªticos o jur¨ªdicos relacionados con Rumasa y enormemente tenso y fatigado, fue arrastrado del brazo por su amigo Jos¨¦ Mar¨ªa Sabater hasta el coche que deb¨ªa alejarle de la prisi¨®n.
La espera de Ruiz-Mateos fue contra reloj. Sali¨® de la c¨¢rcel ayer, viernes, s¨®lo 45 minutos antes de que cerraran las oficinas del Tribunal de Justicia del Estado de Hesse.
El ¨²ltimo t¨¦lex ofreciendo las garant¨ªas bancarias que sumaban el total de la fianza exigida por los jueces para su liberaci¨®n (10 millones de marcos, 3,5 millones de d¨®lares o 540 millones de pesetas) lleg¨® al Deutsche Bank, el primer banco alem¨¢n, a las 11.45 horas de ayer.
Despu¨¦s de ser analizado jur¨ªdicamente, el Deutsche Bank extendi¨® la carta aval a los abogados de Ruiz-Mateos. Se trata de un documento por el que el banco se compromete a entregar al Estado de Hesse la cantidad de 10 willones de marcos si Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos incumple lo estipulado en la resoluci¨®n por la que se le concedi¨® ayer la libertad provisional.
El canje del preso
El abogado Egon J. Geis entreg¨® la carta aval en el tribunal de justicia, y siete minutos m¨¢s tarde, los jueces alemanes firmaron el oficio ordenando la libertad de Ruiz-Mateos. Poco antes de las tres de la tarde, abogados, familiares y amigos de Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos llegaron a la prisi¨®n para canjear al m¨¢s famoso preso de Francfort por aquel papel.
Por la tarde, en el hotel, Mateos ofreci¨® una conferencia de prensa, pero s¨®lo referida a temas humanos, no pol¨ªticos ni jur¨ªdicos. Su madre le ha mandado desde Andaluc¨ªa un mensaje muy especial: "Hijo m¨ªo, cuando salgas de la c¨¢rcel no hables nada, no hagas declaraciones". Pero Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos, sin atender del todo los consejos de su madre, aunque fue inusualmente prudente en temas pol¨ªticos y jur¨ªdicos, cont¨® con detalle y casi sin parar su vida en la c¨¢rcel y describi¨® su estado de ¨¢nimo en la sala de conferencias del piso 21 del hotel Intercontinental, desde donde pod¨ªa divisar la l¨ªnea de rascacielos de la banca alemana rompiendo un horizonte de ¨¢rboles y casas picudas. "He prometido al juez que no me marchar¨¦ de Francfort, y no me marchar¨¦. Cumplir¨¦ mi palabra no por cuesti¨®n de fianza, ni de dinero, sino por mi honor. La justicia alemana me ha devuelto mi honor, que es lo que yo mas quer¨ªa recuperar antes que nada". Cuando Ruiz-Mateos respond¨ªa en ingl¨¦s a la Prensa internacional, era, quiz¨¢ por problemas de vocabulario, algo m¨¢s crudo: "El dinero no me importa, s¨®lo quiero recuperar mi honor, que es mi principal activo,y no quiero ser un fugitivo toda la vida. Por eso permanecer¨¦ en la ciudad de Francfort hasta que los jueces decidan sobre la solicitud de extradici¨®n del Gobierno espa?ol. Yo tengo muchos defectos, pero cuando prometo algo lo cumplo. De otra forma, nunca habr¨ªa podido construir Rumasa".
A cada pregunta, Ruiz-Mateos iniciaba su respuesta con un "yo no quiero entrar en cuestiones Pol¨ªticas ahora que mi situaci¨®n -ustedes comprender¨¢n- es muy delicada". "No he cambiado en la c¨¢rcel. Yo soy el mismo que entr¨® all¨ª hace 90 d¨ªas, pero con m¨¢s experiencia, porque he sufrido mucho, mucho, moral, ps¨ªquica y f¨ªsicamente. Pero conservo los mismos principios b¨¢sicos de siempre y pienso igual. Sobre todo conservo mi fe. Esa c¨¢rcel es algo muy especial. Aunque no conozco, naturalmente, las c¨¢rceles espa?olas por dentro, pienso que estas c¨¢rceles alemanas no est¨¢n hechas para nosotros los latinos, sino para razas m¨¢s fuertes, que pueden sobrevivir sin ver el sol. Las condiciones son muy duras. Las celdas no eran celdas, sino aut¨¦nticos nichos de ocho metros cuadrados y pas¨¢bamos en ellas 23 horas diarias. Salir a trabajar, aunque fuera limpiando el suelo de la prisi¨®n, era una liberaci¨®n, un desahogo. Pero lo peor era la falta de luz. Nunca se ve¨ªa el sol. Lo he pasado muy mal, s¨ª, y he sufrido mucho", repite Ruiz-Mateos, de vez en cuando, "porque la situaci¨®n de aislamiento era a veces desesperante y sent¨ªa claustrofobia y me deprim¨ªa mucho".
"Sobre mis compa?eros de prisi¨®n", a?adi¨® el ex presidente de Rumasa, "no quiero entrar a considerar los pormenores de sus delitos, que para eso est¨¢n los jueces, y sobre todo Dios, que es el juez supremo, pero pienso que son muy buena gente. Yo soy feliz ahora que estoy libre, pero sufro pensando en ellos y estoy apenado porque siguen ah¨ª dentro. Les he tomado cari?o porque son humanos, buenos, fuertes, inteligentes y les tengo respeto. La prisi¨®n es muy r¨ªgida y severa, aunque a m¨ª los 150 guardianes que hab¨ªa me han tratado siempre correctamente. A veces me dec¨ªan a ti, que te gustaba tanto la disciplina y el orden en tus empresas, ?qu¨¦ te parece esto?' Y yo pensaba que esta r¨ªgida disciplina y este orden tan severo aplicado a cualquier empresa la har¨ªa siempre muy rentable. Conmigo los guardias han sido siempre secos, serios, pero correctos. La limpieza dentro de la c¨¢rcel era extraordinaria, en parte gracias a m¨ª, que he participado en ella".
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