Los ladrones que robaron los lienzos en el pazo de Meir¨¢s conoc¨ªan muy bien el terreno
Seg¨²n la Guardia Civil, los autores del robo perpetrado durante la noche del pasado jueves en el pazo de Meir¨¢s, propiedad de la familia Franco y donde verane¨® durante 37 a?os el anterior jefe del Estado, deb¨ªan de ser "perfectos conocedores del terreno y de lo que les interesaba" en el interior del edificio. Los ladrones se llevaron cuadros, jarrones, ¨¢nforas y armas antiguas por un valor indeterminado, que se cifra, no obstante, en cerca de 17 millones de pesetas por su car¨¢cter art¨ªstico y la antig¨¹edad de las piezas (v¨¦ase la segunda edici¨®n de EL PAIS de ayer).
Los ladrones tuvieron que saltar la tapia que rodea el recinto, forzar una puerta del pazo y trasladar los objetos sustra¨ªdos hasta un veh¨ªculo, desenmarcando en el exterior los cuadros, mientras evitaban durante toda la,operaci¨®n las sospechas del guarda que dorm¨ªa en la finca y elud¨ªan la vigilancia de los perros que la protegen permanentemente.La Se?ora de Meir¨¢s, Carmen Polo, se encuentra estos d¨ªas en La Coru?a, residiendo en la casa Cornide, que le fue regalada en su d¨ªa por Pedro Barri¨¦ de la Maza, y en la ma?ana del pasado viernes se person¨® en el pazo, tras conocer el robo. Seg¨²n una nota de la Guardia Civil que investiga el hecho, no se conoce el valor de lo robado, "ni tampoco las caracter¨ªsticas de los diferentes objetos sustra¨ªdos", que se encontraban en diferentes salas que no hab¨ªan resultado afectadas por el incendio que quem¨® parcialmente el inmueble en febrero de 1978. Algunos de los objetos roba dos fueron abandonados en el exterior de la finca, donde tambi¨¦n quedaron los marcos de los cuadros sustra¨ªdos.
Meir¨¢s est¨¢ enclavado en el municipio de Sada, en la comarca de Las Mari?as, a unos 15 kilometros de La Coru?a. El pazo, que durante la vida de Franco fue un s¨ªmbolo de poder, presenta en la actualidad notables signos de decadencia. Antes de convertirse en foco de atenci¨®n como residencia veraniega del general Franco, Meir¨¢s aparece ¨ªntimamente ligado a la vida de otro personaje hist¨®rico gallego, la escritora Emilia Pardo Baz¨¢n. "La granja", escribi¨® la condesa refiri¨¦ndose al modesto pazo mari?ano que all¨ª hered¨®, "es toda r¨²stica, ni piedra de armas tiene, porque la hizo quitar de la fachada un mi abuelo, liberal aforrado de mas¨®n, que era entonces el forro m¨¢s caliente del liberalismo". La Pardo Baz¨¢n decidir¨ªa, con el apoyo de su madre, Amalia de la R¨²a, transformar la antigua casona en un pazo acastillado de l¨ªneas rom¨¢nicas, que construyeron en granito canteros pontevedreses y que se populariz¨® con el nombre de Torres de Meir¨¢s, pues el edificio consta de tres torres almena das de distinta altura, que le dan un aspecto peculiar. Este conjunto arquitect¨®nico se completa con una capilla, tambi¨¦n de estilo rom¨¢nico, rodeado todo ello de ¨¢rboles centenarios, jardines, y una frondosa vegetaci¨®n. Meir¨¢s, Meir¨¢s, ?de qui¨¦n ser¨¢s?, cuenta la leyenda que exclam¨® do?a Emilla -fallecida en Madrid en 1921- en una de sus ¨²ltimas visitas al pazo, que ser¨ªa heredado por sus hijos Jaime, muerto en 1936, Blanca y Carmen.
Ninguno de ellos tendr¨ªa descendencia, y en 1937, Blanca y la viuda de Jaime estudiaron la posibilidad de,donar el pazo a la Compa?¨ªa de Jes¨²s, intenci¨®n que no se consum¨®. En este mismo a?o, una comisi¨®n de personajes coru?eses afectos al franquismo tuvo la iniciativa de ofrecer a Franco una residencia de descanso. Descartado el pazo de Oca, conocido como el Versalles gallego, se lleg¨® a un acuerdo para adquirir Meir¨¢s por la cantidad de 400.000 pesetas. La f¨®rmula ideada en un principio, la de suscripci¨®n popular, no tendr¨ªa del todo ¨¦xito, complet¨¢ndose la cantidad con descuentos a los contribuyentes.
El regalo al general
"En el d¨ªa 28 de marzo de nuestro segundo a?o triunfal, a?o del se?or de 1938", dice el documento que da fe de la entrega, "la ciudad y provincia de La Coru?a hicieron la ofrenda donaci¨®n de las Torres de Meir¨¢s al fundador del Nuevo Imperio, jefe del Estado, general¨ªsimo de los Ej¨¦rcitos y caudillo de Espa?a, Franciso Franco Bahamonde. Galicia, que le vio nacer, que oy¨® su voz el 18 de julio y el tesoro de sus entra?as, que le sigui¨® por el camino del triunfo en la unidad, grandeza y libertad de la patria, asocia en esta fecha para siempre el nombre de Franco a su solar, en tierra del se?or Santiago, como una gloria que a?adir a su historia". "Acepto gustoso", dijo Franco, "exclusivamente por tratarse de una donaci¨®n de mis paisanos".Franco pasar¨ªa en Meir¨¢s 37 veraneos de su largo mandato. El pazo ser¨ªa acondicionado para albergar al jefe del Estado durante esas temporadas, incorpor¨¢ndose tambi¨¦n elementos ornamentales procedentes de otras construcciones. En sus primeras estancias, seg¨²n cuenta el historiador Carlos Fern¨¢ndez, el general "jugaba al tenis, siendo uno de sus rivales el padre Ulart, capell¨¢n, que jugaba con sotana y siempre era derrotado; luego, al mus, con grandes discusiones entre el doctor Vicente Gil y el marqu¨¦s de Villaverde, ya que el primero acusaba a ¨¦ste de hacer trampas, y finalmente practicaba la lectura. Ten¨ªa libros donde escoger, pues conserv¨® y aument¨® la biblioteca hetedada de la Pardo Baz¨¢n". Con los a?os, las aficiones de Francisco Franco se ir¨ªan encaminando hacia la pesca y el golf.
La viuda, Carmen Polo, ser¨ªa nombrada m¨¢s tarde se?ora de Meir¨¢s, pero desde la muerte del general, los signos de decadencia como las hiedras sobre los muros y los cuervos que graznan en la fronda, se ir¨¢n adue?ando del pazo. A las diez de la noche del 18 de febrero de 1978 se produce un incendio en una de las torres, probable mente a causa de un cortocircuito Entre los objetos entonces rescatados, junto con cuadros, porcela nas, armas antiguas, muebles y trofeos de caza, figuraba el pend¨®n del que fue jefe del Estado, la piedra lunar que le regalaron los norteamericanos y su gorra de marinero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.