Las supuestas apariciones de la Virgen en Medjugorje, 'man¨¢' del turismo yugoslavo
Los miembros de una patrulla de tr¨¢fico de la polic¨ªa yugoslava se tuestan al sol con las puertas de su autom¨®vil Zastava abiertas, junto al cruce que lleva a Medjugorje desde Mostar. Observan atentamente a quienes se aventuran por la serpentina cuesta arriba en busca de la verdad sobre la supuesta aparici¨®n de la Virgen Mar¨ªa. En un autob¨²s repleto de portugueses se desgranan rosarios camino del cerro del portento.En la iglesia de Medjugorje, entre cercanos alminares de mezquitas y manchas verdes de vi?as que producen el Blatina, uno de los mejores vinos del pa¨ªs, seis adolescentes asisten, desde el 24 de junio de 1981, a diario a su cita con la Virgen, a las 18.30 horas. Dos millones de peregrinos han llegado desde entonces de todo el mundo hasta esta loma perdida.
La 'Gospa' no reza el avemar¨ªa
Antes de llegar a la explanada donde se concentran devotos, enfermos e inv¨¢lidos, otra patrulla policial manda aparcar los coches.Tras haber intentado reprimir lo que fue calificado de estallido fomentado por la superstici¨®n, "ahora, ya ven, las autoridades reconocen los hechos y nos ayudan a dirigir el tr¨¢fico", declara a EL PA?S el fraile Slavko Barbarich, te¨®logo croata formado en Alemania y portavoz del milagro.
M¨¢s esc¨¦ptico, el arzobispo de Zagreb, Franjo Kuharic, ni quita ni pone en lo de las apariciones. Parece temer que ¨¦l Gobierno ateo y marxista pueda celebrar un d¨ªa el rid¨ªculo de un fracaso cat¨®lico. El milagro no ha sido reconocido por el Vaticano. Sin embargo, las autoridades yugoslavas, por motivos econ¨®micos creen de buena gana en su eficacia. A la sedienta econom¨ªa tur¨ªstica yugoslava le llegan millones de liras, escudos, francos y marcos del cielo, a bordo de esos aviones que transportan peregrinos.
Empleados de la misma agencia tur¨ªstica que asisti¨® a Manuel Fraga Iribarne cuando el pasado, invierno caz¨® un oso a 150 kil¨®metros de Medjugorje, se encargan ahora de atraer peregrinos portugueses y franceses a lo que una revista local calific¨® de "Yugolourdes".A eso de las seis de la tarde, tres ni?as y tres ni?os ang¨¦lica les, vestidos de una moda chillona y multicolor, comio en cualquier discoteca de la costa Adri¨¢tica cercana, entran en trance junto al altar, entre una multitud que entona himnos marianos. Los seis videntes miran a un punto perdido en el infinito mientras oran.
V¨ªdeos para el Papa
A las 18.30 en punto se les aparece una Virgen que s¨®lo los ni?os ven y oyen. Rezan con ella un Gloria y un Credo, pero la Gospa (la se?ora, en servocroata) no les sigue en el Ave Mar¨ªa. "Les hemos puesto ante los ojos reflectores de 2.000 vatios y hasta les hemos pinchado, pero no reaccionan cuando est¨¢n en trance. Su encefalograma es normal", asegura Slavko."No, no parece que el Papa vaya a visitar el santuario cuando ven a a Yugoslavia, pero ha visto ya con gran inter¨¦s dos v¨ªdeos", a?ade. Si es verdad lo de la aparici¨®n, la Virgen escogi¨® un tiempo y un espacio muy conflictivos. En 1981 se cumpl¨ªa un a?o de la muerte de Tito, y en otro pa¨ªs socialista, Polonia, los int¨¦rpretes de Dios le a?ad¨ªan problemas al C¨¦sar.
Adem¨¢s, Medjugorje-Citluk es un islote cat¨®lico croata en medio de un mar de musulmanes y ortodoxos. La historiograf¨ªa oficial asegura que durante la guerra, a unos metros de donde la Virgen habla con los ni?os, las tropas croatas colaboracionistas de Hitler tocaron a deg¨¹ello.
C¨¢rcel para un p¨¢rroco
En 1981, el p¨¢rroco local pag¨® con 30 meses de c¨¢rcel un serm¨®n durante el cual, seg¨²n las autoridades, se refiri¨® al actual Gobierno calific¨¢ndolo de "40 a?os de esclavitud".Se le tild¨® de embaucador de adolescentes. Pero los dem¨¢s curas del lugar niegan que Zovko, que tambi¨¦n vio un d¨ªa a la Virgen, se refiriera a los 40 a?os de dominio del partido comunista en Yugoslavia - sino a los "40 a?os que el pueblo elegido vag¨® por el desierto".
Las tensiones persisten entre las diversas nacionalidades (musulmanes, cat¨®licos croatas y mayor¨ªa serbia ortodoxa) que pueblan Yugoslavia. En la iglesia de Citluk reparten, este verano, una revista cat¨®lica en cuya secci¨®n de cartas a la redacci¨®n se lee, bajo el t¨ªtulo de Esa chica me trae de cabeza, el drama de un empleado cat¨®lico que se ha enamorado, a primera vista, de su bella compa?era de oficina musulmana.
Le angustia el suponer que ella nunca aceptar¨ªa una boda cat¨®lica con un incircunciso. La respuesta del redactor es: "?qu¨¦ felicidad podr¨ªan tener los hijos en ese matrimonio? Un flechazo que no pueda convertirse en amor maduro, con una familia feliz, no es verdadero amor".
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