El vino, como carburante
Creo que EL PAIS deber¨ªa investigar un poco m¨¢s a fondo antes de publicar ternas sobre los cuales no parece tener gran conocimiento. se es el caso de la noticia sobre la transformaci¨®n de los excedentes vin¨ªcolas en carburantes para autom¨®viles publicada en su edici¨®n del 15 de julio de 1984. El se?or Andr¨¦s Ortega afirma que, "adem¨¢s de m¨¢s caro que el carburante, com¨²n, uno de los agravantes es que, como pasa en Brasil -donde se ha intentado una operaci¨®n similar-, las calles huelan a vino (...) y que, llegado a una cuesta, el autom¨®vil no pueda subir". S¨®lo en esta peque?a frase se cometen tres graves errores, que demuestran su total desconocimiento sobre el asunto, y que agradecer¨ªa fuesen corregidos en sus p¨¢ginas.
En primer lugar, en Brasil no es que se haya intentado algo similar. El sistema est¨¢ firmemente establecido, con resultados que, sin lugar a dudas, han atra¨ªdo la atenci¨®n tambi¨¦n de todo el llamado mundo desarrollado.
El alcohol producido de la ca?a es inagotable, de fabricaci¨®n nacional, con tecnolog¨ªa nacional, que se est¨¢ exportando a varios pa¨ªses de ?frica y Asia.
En efecto, las importaciones brasile?as de'petr¨®leo bruto en 1983 fueron reducidas de un mill¨®n de barriles por d¨ªa a 622.000 barriles por d¨ªa, en parte por la duplicaci¨®n de su producci¨®n propia y tambi¨¦n por la producci¨®n de 120.000 barriles diarios de ese al?ohol para uso como fuente de energ¨ªa.
Actualmente, 1.300.000 veh¨ªculos circulan por las calles y carreteras brasile?as movidos ¨²nicamente por alcohol.
Y la demanda de coches adaptados al alcohol sigue en constante aumento -espoleada por la concienciaci¨®n de que se utiliza un producto y tecnolog¨ªa made in Brasil, por un precio para el consumidor un 25%. m¨¢s barato que el de la gasolina (aunque con un consumo ligeramente superior), y por el conocimierito de que el sistema se sigue perfeccionando, posibilitando ya un rendimiento del coche comparable al que ofrece la gasolina normal.
En cuanto al posible olor a alcohol en las calles brasile?as, que cita el se?or Ortega desde Bruselas, puede que los perros, con su tan sensible olfato, se sientan algo molestos.-
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