Sospechosos de pitones

ENVIADO ESPECIAL Ninguno de los Buend¨ªa lidiados ayer en Bilbao era astifino y todos estaban romos. Si hab¨ªan sido afeitados es algo que no podemos asegurar, pues ya, se sabe que esta manipulaci¨®n s¨®lo es comprobable mediante microscopio y ayer no lo llevamos a la plaza pues se nos qued¨® olvidado encima del piano. Sin embargo, s¨ª eran sospechosos de pitones, m¨¢s bien sospechos¨ªsimos. Toros bonitos en su capa c¨¢rdena, grandes, incluso demasidado grandes para lo que demanda el tipo de la ganader¨ªa, en cambio por la parte de la cuerna daban la imagen de tullidos.

Tambi¨¦n la daban por la de la pata. Los seis sufr¨ªan lamentables ¨ªrivalideces, y a la mayor¨ªa no les pudieron picar en regla, como a la lidia conviene. Es decir, que la corrida de Buend¨ªa result¨® un estrepitoso fracaso ganadero. Cuando los toros ruedan por la arena y adem¨¢s sus atributos de defensa aparecen truncados, no hay manera de determinar sus gradaciones de bravura. ?Ser¨ªan bravos, si enteros?

Esta pregunta no tendr¨¢ respuesta, ni se espera: los Buend¨ªa a estas alturas ya est¨¢n para estofados. Hay otras preguntas, no obstante, que necesitan contestaci¨®n: ?No hab¨ªa sido inhabilitada por el Ministerio del Interior la ganader¨ªa de Buend¨ªa, precisamente por reincidir en la manipulaci¨®n fraudulenta de las astas? Y si hab¨ªa sido inhabilitada, ?c¨®mo es posible que pueda anunciarse sin ning¨²n problema en feria de tanta resonancia como la de Bilbao? Finalmente, ?qu¨¦ se entiende por inhabilitaci¨®n en el Ministerio del Interior, en el Gobierno civil de Bilbao, en la Uni¨®n de Criadores de Toros de Lidia, en la Verbena de la Paloma?

De los inhabilitados y sospechosos todos que saltaron ayer al negro piso de Vista Alegre, hubo uno con clase y ese fue el primero. Paquirri le hizo una faena voluntariosa. No pod¨ªa ser brillante, pues mientras toree, seg¨²n acostumbra, con la suerte descargada -la pierna contraria atr¨¢s, se entiende- jam¨¢s imprimir¨¢ hondura a los muletazos. Paquirri da pases, no torea. El Buend¨ªa merec¨ªa mejor tauromaquia. Pitones aparte, hay casta abundante y buena en esta divisa asoledada y de ella hizo gala el primer toro.

La docilidad faldera del sexto no era propia de toro bravo. El Soro se luci¨® con ¨¦l pues le iba a la medida. Derechazos abriendo el comp¨¢s hasta la exageraci¨®n, muchos circulares, el p¨²blico se enardec¨ªa por momentos, hasta alcanzar el frenes¨ª cuando el honrado diestro de Foyos hac¨ªa la noria agarr¨¢ndose al borrego. En tanto, Corbelle no paraba de hablar. El Soro ha fichado al locutor que antes ten¨ªa Manzanares. El locutor Corbelle, que suele hacer gimnasia por los callejones cuando no le toca salir, cuando le toca salir le cuenta su vida al torero, all¨¢ donde el torero se encuentre, da lo mismo que sea danto naturales o en pleno traj¨ªn de la vuelta al ruedo.

En banderillas, los tres espadas provocaron ovaciones encendidas, bien es verdad que por mediocres cuarteos a cabeza pasada, principalmente. En los primeros toros se cedieron los palos. En los ¨²ltimos, cada uno hizo su n¨²mero en solitario. Paquirri cuarteba despu¨¦s de que sus peones le aparcaran el toro en las proximidades de un burladero. El Soro, salvo alg¨²n fallo, prend¨ªa con br¨ªo y brinco primitivo. Espl¨¢ daba color y variedad a la suerte y el ¨²ltimo par que coloc¨® al quinto, de frente y reuniendo en la cara, fue el mejor de la tarde.

Desde el segundo al quinto toro, todos estaban inv¨¢lidos y aplomados. Paquirri abrevi¨® en el cuarto, que derrib¨® una vez. Espl¨¢ mulete¨® con brevedad, t¨¦cnica e incluso bonito repertorio de recurso a los de su lote. El Soro peg¨® pases deslavazados al tercero. Espl¨¢ a?adi¨® navarras y chicuelinas a su actuaci¨®n, y El Soro, un farol. En realidad no merec¨ªan m¨¢s aquellos inv¨¢lidos, toros aburridos, sospechosos de pitones. Toros as¨ª se inhabilitan por si solos y no hace falta que lo proponga el Ministerio del Interior al que, por cierto, nadie hace caso en cuestiones taurinas.