La acupuntura no es vud¨²
A lo largo de la historia, el pensamiento m¨¦dico occidental se ha polarizado en torno a dos antag¨®nicos conceptos de salud. El hipocr¨¢tico, que la considera resultado de una armon¨ªa, estimula el autocuidado y propone terap¨¦uticas restaurativas -en la medida en que el organismo genera las enfermedades, tambi¨¦n puede curarse estimulando los procesos de restauraci¨®n interna (es la vix medicatrix naturae)-. En tanto que desde los empiristas de la Grecia cl¨¢sica, otros han visto la enfermedad como una entidad espec¨ªfica que surge de una causa concreta, y el paciente, un mero portador pasivo: "No hay que curar al enfermo, sino la enfermedad, con unos remedios que pueden ser aplicados universa mente a esta afecci¨®n".Enfrentamientos
Estas dos aproximaciones a la salud segu¨ªan enfrentando a galenos y qu¨ªmicos a, principios del siglo XIX, y 50 a?os m¨¢s tarde despert¨® una viva pol¨¦mica entre home¨®patas y al¨®patas, en un momento en que la alopat¨ªa no tan s¨®lo carec¨ªa de terap¨¦uticas eficaces, sino que la mayor¨ªa de ellas deben ser consideradas hoy d¨ªa como claramente contraproducentes: es el caso de la repetida sangr¨ªa a las embarazadas y a los enfermos ya debilitados, o bien de la alta mortalidad que acompa?¨® a la cirug¨ªa antes de la introducci¨®n de la asepsia (los riesgos de los tratamientos alop¨¢ticos llegaron a ser tan conocidos que hubo compa?¨ªas de seguros de vida que ofrec¨ªan cuotas m¨¢s baratas a quienes se comprometieran a tratarse ¨²nicamente con homeopat¨ªa). Eran tiempos de la primera ley de Sanidad espa?ola, y a pesar de que gran parte de las clases pudientes, de las autoridades y aun la misma Corte confiaban su salud a los home¨®patas, la Sanidad p¨²blica respald¨® a la medicina alop¨¢tica porque se la crey¨® con un mayor potencial para combatir una patolog¨ªa entonces derivada fundamentalmente de las mis¨¦rrimas condiciones de vida y de trabajo, y sobre todo porque su empirismo estaba m¨¢s acorde con el modo de pensar cuantitativo y materialista de la sociedad industrial.
Transcurridos 130 a?os, el mapa epidemiol¨®gico es totalmente distinto, "se dispone de t¨¦cnicas curativas eficaces para quienes est¨¢n gravemente enfermos y aparecen nuevos problemas, como el de que el constante incremento de los astron¨®micos costes de la Sanidad se aleja cada vez m¨¢s de su capacidad de mejorar la salud de la poblaci¨®n.
Se intenta dar un trato prioritario a la preservaci¨®n de lasalud mediante la puesta en marcha de medidas preventivas y el establecimiento de una red asistericial primaria capaz de restablecerla en sus primeros estadios, condici¨®n esta para evitar la sobrecarga y garantizar un ¨®ptimo funcionamiento de la red hospitalaria.
Y es ah¨ª donde, presa en sus hip¨®tesis organic¨ªstas y amputada de su visi¨®n hol¨ªstica, la ciencia m¨¦dica occidental, experta en la apreciaci¨®n de los s¨ªntomas patol¨®gicos, presenta graves deficiencias te¨®ricas y pr¨¢cticas a la hora de percibir los dificilmente objetivables estados de salud.
Una medicina 'nueva' .Precisamente ahora que la ciencia m¨¦dica est¨¢ tomando conciencia de sus l¨ªmites se difunde por Occidente una medicina que lleva m¨¢s de 3.000 a?os trabajando sobre las condiciones de la enfermedad, una medicina que es cient¨ªfica porque se ha desarrollado sobre una observaci¨®n consciente de los fen¨®menos vitales; guiada por un proceso de pensamiento racional, l¨®gico y comunicable, y llevada a la pr¨¢ctica por generaciones y generaciones de m¨¦dicos letrados que han ido verificando y ampliando (?durante 30 siglos!) un cuerpo de conocimientos que permite describ¨ªr sistem¨¢ticamente, diagnosticar y tratar los desequilibrios org¨¢nicos.
Al complementarse sorprendentemente con la occidental, la nuestra, la medicina tradicional china (progresivamente solicitada), no puede ser iporada por una legislaci¨®n sanitaria con anhelos de modernidad, ya que:
- Localiza la enfermedad en el contexto del ser individual. No cabe considerarla una aportaci¨®n ex¨®tica, sino m¨¢s bien un minucioso desarrollo de la tradici¨®n hipocr¨¢tica que ofrece la posibilidad de conciliar la est¨¦ril dicotom¨ªa del pensamiento m¨¦dico occidental. Y en este puente tendido entre las dos grandes culturas deber¨¢n situarse las diferentes escuelas m¨¦dicas para converger en una ciencia m¨¦dica universal que recoja lo mejor de cada una de ellas en sus indicaciones precisas.
- Ignorando los aspectos cuantificables, est¨¢ atenta a las cualidades de equilibrio y armon¨ªa y es competente para diagnosticar y tratar enfermedades antes de que,¨¦stas sean perceptibles para las m¨¢s sofisticadas t¨¦cnicas occidentales. Especializada en el conocimiento y correcci¨®n del terreno sobre el que se desarrollar¨¢ la patolog¨ªa, es competente en el tratamiento de las subenfermedades y predisposiciones a enfermar. Posee igualmente criterios experimentados para guiar el autocuidado, condici¨®n esta para la preservaci¨®n de la salud.
- Al hacer hincapi¨¦ en la resistencia individual y en la preservaci¨®n de la vitalidad, resulta de suma utilidad como complemento de aquellos tratamientos occidentales t¨®xicos o que produzcan estr¨¦s.
Tal es el caso extremo del c¨¢ncer, en el que estudios de la Rep¨²blica Popular China demuestran que con la combinaci¨®n de m¨¦todos se consigue una mayor tolerancia a los tratamientos, disminuye la frecuencia de las met¨¢stasis y recidivas y se consiguen supervivencias m¨¢s prolongadas y con mejor calidad de vida.
Eficacia reconocida
- La eficacia de la medicina tradicional china est¨¢ ampliamente reconocida en Occidente: muchos hospitales han abierto secciones de acupuntura, a la que consideran un tratamiento de elecci¨®n para buen n¨²mero de dolencias tan comunes como lumbago, neuralgias, ci¨¢tica, artrosis, dismenorrea, cefalea, v¨¦rtigo, hemiplej¨ªas, par¨¢lisis, etc¨¦tera.
En Estados Unidos, centros hospitalarios disponen de departamentos de medicina natural en los que los enfermos a quienes se ha descartado la posibilidad de un tratamiento etiol¨®gico pueden optar entre las distintas t¨¦cnicas que se les ofrecen.
En Francia, la medicina china es una especialidad m¨¦dica y sus tratamientos son reembolsados por la Seguridad Social, al igual que en la Rep¨²blica Federal de Alemania.
En el Reino Unido se est¨¢ poniendo en pr¨¢ctica un programa para incorporar progresivamente las medicinas naturales a sus centros de salud.
- La Rep¨²blica Popular China sigue proponiendo el modelo m¨¢s interesante de coexistencia de ambas medicinas. Aunque su integraci¨®n sea todav¨ªa un problema acad¨¦mico, el trabajo conjunto de los m¨¦dicos de formaci¨®n occidental y los tradicionales pone de relieve el valor de su medicina en enfermos graves, as¨ª como su capacidad para potenciar los beneficios de los tratamientos occidentales. En el hospital n¨²mero 2 de Pek¨ªn, por ejemplo, la tecnolog¨ªa diagn¨®stica pone en evidencia la inmediata Pfectividad de un tratamiento de acupuntura en un coraz¨®n isqu¨¦mico: el ecocardiograma de muestra un aumento inmediato del grosor de la pared del ventr¨ªculo izquierdo, con aumento del volumen minuto y mejor¨ªa de la circulaci¨®n capilar. En casos de angor, de esfuerzo e infarto de miocardio, las estad¨ªsticas les concede un total de efectividad de un 96%.
- Integrar las medicinas naturales en la red asistencial primaria y a nivel de especialidad supone igualmente una reducci¨®n de la yatrogenia (enfermedad producida por el consumo de medicamentos), responsable de una considerable parte de la actual morbilidad.
- Aparte de su amplio margen de efectividad y su indudable valor como complemento de la medicina occidental, las medicinas naturales no tributan royalties, no precisan de gran tecnolog¨ªa ni infraestructura y su mayor coste es, por su calidad artesanal, las horas de trabajo del m¨¦dico.
Al impedir la cronificaci¨®n y al curar buen n¨²mero de padecimientos cr¨®nicos, las medicinas hol¨ªsticas suponen adem¨¢s una sensible reducci¨®n de los gastos de farmacia y del consumo de tecnolog¨ªa m¨¦dica.
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