El p¨²blico aplaude y la cr¨ªtica desaprueba 'Bilbao, Bilbao', la primera comedia musical "enteramente vasca"
La comedia musical Bilbao, Bilbao, que estrenaron el grupo teatral Karraka y el cupletista transformista Otxoa el pasado d¨ªa 19, est¨¢ cosechando tantos triunfos que resulta dif¨ªcil conseguir una localidad durante la celebraci¨®n de la Aste Nagusia (Semana Grande) de Bilbao. La expectaci¨®n suscitada en el p¨²blico no coincide con la sentencia de los cr¨ªticos m¨¢s puristas, que han destacado las ausencias t¨¦cnicas de la obra. La utilizaci¨®n excesiva del sonido grabado previamente, la escasez de medios escenogr¨¢ficos y las encorsetadas formas de expresi¨®n de algunos personajes son los fallos observados por un p¨²blico que, a pesar del ello, se congratula de que Bilbao tenga en cartelera su primera comedia musical "enteramente vasca".
El teatro de la capital vizca¨ªna se ha vestido de revista de la mano de la compa?¨ªa teatral Karraka, que, junto a la Otxoa ofrece una historia muy especial de la ciudad en donde todos los t¨®picos aparecen tratados en tono desmitificador y sat¨ªrico.Las banderas, el euskera, la intervenci¨®n de la Polic¨ªa Nacional y la Ertzaina, los problemas sexuales de las parejas de Bilbao-de-toda-la-vida, la conspiraci¨®n de un grupo de parados, el Athl¨¦tic erotic, los punks en los suburbios de Bilbao la nuit y el personaje de la r¨ªa que al final de la obra se libera de su mugriento ¨²niforme para dar paso a un estilizado cuerpo femenino limpio y ataviado de brillantes son los principales sketchs de la obra.
El primer flash del espect¨¢culo, aparte de la chirriante voz de la actriz que encarna el personaje de la r¨ªa, es el baile de las neskas. Las chicas, que mueven hombros y caderas a ritmo de samba en la interpretaci¨®n de ese Bilbao "psic¨®tico, neur¨®tico, er¨®tico y nost¨¢lgico", consiguen sorprender al p¨²blico acostumbrado al recato de las bailarinas vascas, que mueven discretamente su cuerpo al son del txistu y tamboril- cuando muestran, bajo sus gruesas faldas de pa?o, una liga negra en el muslo.
El personaje de la r¨ªa narra la historia de la ciudad mientras suena un viejo organillo que va expulsando pausadamente de su caja las notas m¨¢s caracter¨ªsticas de la canci¨®n Desde Santurce a Bilbao.
La aparici¨®n de don Diego L¨®pez de Haro, encarnado por Otxoa, como fundador de la ciudad -"el primer mariquita que tuvo Bilbao", apuntar¨ªa su int¨¦rprete-, consigue trastocar los valores inapelables de tan gallardo caballero. As¨ª, entre edificios, bancos e instituciones religiosas don Diego funda su Bilbao, Bilbao.
La desmitificaci¨®n se logra incluso en temas espinosos, como el de las diferentes banderas o las diversas intervenciones policiales. Merced a la sutileza del colectivo Karraka, la pelea entre una familia vasca, con ikurri?a, y unos emigrantes, con bandera roja, est¨¢ presentada con el desaire suficiente para conseguir, acaso porque la disputa no se centra entre la bandera espa?ola y la ikurri?a, que el respetable estalle en carcajadas. Especial habilidad tienen los miembros de la compa?¨ªa al presentar a un polic¨ªa nacional, solo ante el peligro, en el escenario. Con su fusil apropiado para lanzar botes de humo mantuvo la tensi¨®n del p¨²blico, que en algunos momentos de silencio en escena comentaba desde el patio de butacas: "No ser¨¢ de verdad, ?no?". La tensi¨®n se rompe cuando unos manifestantes -puestos en escena, claro est¨¢- se r¨ªen del aspecto del polic¨ªa nacional y ¨¦ste decide darse a la fuga. Cuando la polic¨ªa aut¨®noma vasca (representada por cuatro chicas) interviene, los manifestantes forcejean con ellas para acabar cantando, a ritmo de cupl¨¦, "ertzaina, disu¨¦lveme t¨²".
Si no fuera porque la utilizaci¨®n del sonido grabado desmerece las aspiraciones del espect¨¢culo que pretende ser una comedia-revista, se podr¨ªa decir que el objetivo de la obra est¨¢ cumplido. De momento, ¨¦ste es el ¨²nico espect¨¢culo musical que ha ofrecido la cartelera teatral vasca, y como dice la canci¨®n que ha dado cuerpo a la obra, "si no hay m¨¢s que una madre, Bilbao solamente hay uno".
Babelia
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