Lujos provincianos
La Semana Grande donostiarra supone una buena ocasi¨®n para ver teatro. Y m¨¢s si el espectador es, como en mi caso, un provinciano de Barcelona. Porque Barcelona, la Barcelona teatral del Centre Dram¨¢tic, del Lliure, de Boadella, de Els Comediants, de Flotats.... no deja de ser, en cierto sentido, y teatralmente hablando, una capital de provincia.Veamos el cartel teatral que ofrec¨ªa este a?o San Sebasti¨¢n durante su Semana Grande. En el Pr¨ªncipe, la ¨²ltima obra de Salom, Un hombre detr¨¢s de la puerta, la obra que inaugur¨® la nueva etapa del madrile?o teatro Lara el pasado mes de mayo. La pieza no se ha representado en Barcelona y, que yo sepa, no tiene demasiadas posibilidades de representarse, pese a ser su autor, y mientras no se demuestre lo contrario, un autor catal¨¢n, tan catal¨¢n como el poeta Gil de Biedma, el novelista Juan Mars¨¦ o el pol¨ªgrafo V¨¢zquez Montalb¨¢n.
En el mismo Pr¨ªncipe, relevando en el cartel a la obra de Salom, Esta noche, gran velada, de Ferm¨ªn Cabal, uno de los nombres m¨¢s Interesantes dentro de la nueva generaci¨®n de autores espa?oles. Vimos, en el Poliorama, otra pieza suya, ?Vade retro!, que a m¨ª personalmente no me entusiasm¨®. ?Veremos en Barcelona Esta noche, gran, velada? Sigamos. En el Principal, Buenas noches, madre, de Marsha Norman, el Pulitzer del pasado a?o. Obra excelente y estupendamente interpretada por Mari Carrillo y Concha Velasco. Tampoco ha pasado por la Ciudad Condal. En el Victoria Eugenia, La herida del tiempo, que coincidi¨® en cartel con la muerte de su autor, J. B. Priestley, en la versi¨®n de Escobar y con una compan¨ªa encabezada por Gernina Cuervo. Y en el mismo teatro, y precediendo a esta obra, el ¨²ltimo Buero, Di¨¢logo secreto, obra estrenada precisamente en San Sebasti¨¢n a principios de este mes.
Estuve cerca de una hora haciendo cola para conseguir un par de butacas, de buenas butacas. Me record¨® mis a?os de estudiante, en los que con los compa?eros de facultad hac¨ªamos cola para ir a ver, en el ya desaparecido teatro Comedia, o en el todav¨ªa cerrado teatro Barcelona, o en otros locales hoy desaparecidos, la ¨²ltima obra de Buero. ?Cu¨¢nto tiempo hace que no se representa a Buero en Barcelona? Si no ando equivocado su ¨²ltimo estreno se remonta a seis o siete a?os atr¨¢s.
Almorzando unos d¨ªas m¨¢s tarde con mi buen amigo Fernando Savater, y comentando precisamente este tema del provincianismo cultural, Fernando me cont¨® parte de la conversaci¨®n que sostuvo con el presidente Pujol durante un almuerzo al que ¨¦l y otros intelectuales madrile?os fueron invitados por el presidente a ra¨ªz del encuentro de intelectuales catalanes y castellanos que tuvo lugar en Sitges.
Durante el almuerzo, Pujol se interes¨® por el nivel de conocimiento y aceptaci¨®n que ten¨ªa entre sus comensales la realidad, el producto intelectual catal¨¢n. Savater, luego de manifestarle la inestimable ayuda que para ¨¦l ha supuesto en muchas ocasiones la colecci¨®n Bernat Metge, cit¨®, entre otros nombres, el de la revista El Viejo Topo. Pujol, que probablemente deb¨ªa desconocer la existencia de tal publicaci¨®n y su origen catal¨¢n, barcelon¨¦s, se qued¨® muy sorprendido al saber el papel que dicha publicaci¨®n hab¨ªa jugado entre los intelectuales catalanes y no catalanes de izquierda. Y, como quien no acaba de creerse la cosa, le pregunt¨® a Savater: "?Usted cree que Espriu lee El Viejo Topo?".
La verdad, ignoro si Espriu leer¨ªa o no El Viejo Topo, aunque s¨¦ de ciertas lecturas del poeta que sorprender¨ªan infinitamente m¨¢s a Pujol. Pero si le digo que Espriu ha seguido con inter¨¦s la carrera teatral de Buero seguro que el presidente no se sorprender¨¢. Como no se sorprender¨¢ si le digo que el teatro de Buero est¨¢ en la ra¨ªz, en el primer teatro de Benet i Jornet, uno de los valores m¨¢s firmes del teatro catal¨¢n. Buero ha contado en Catalu?a, como ha contado el Madrid y el resto de la Espa?a no franquista, no oficial. Y es bueno que siga contando, que siga estando presente entre nosotros.
Por ello, tomando como pretexto la cartelera teatral de la Semana Grande donostiarra y la divertida -al menos para Fernando y para m¨ª-, divertida y reveladora, pregunta del presidente Pujol, quisiera llamar la atenci¨®n sobre el distanciamiento cada vez mayor que existe entre la escena catalana y la madrile?a o, para ser m¨¢s exactos, entre el teatro catal¨¢n, en manos de instituciones p¨²blicas, y ciertos autores de lengua castellana cuyos textos no llegan a representarse entre nosotros.
Boadella escandaliza a los obispos castellanos; Els Comediants incendian el Retiro y Llu¨ªs Pasqual triunfa en la corte socialista -nuestro teatro del cambio es, como ya dije en una ocasi¨®n, un teatro cortesano, de relumbr¨®n, de ac¨¦rcate-m¨¢s-que-no-saldr¨¢s-en-la-foto-, mientras en Barcelona nos volvemos, en un cierto aspecto, cada vez m¨¢s provincianos. Y tal vez por ello, por provincianos, podemos pagarnos el lujo de unos decorados fabricados en el extranjero y que luego no podemos llevar a ninguna parte, o abonar al perro de un celebrad¨ªsimo director teatral un billete de ida y vuelta, en avi¨®n, de la l¨ªnea Nueva York- Barcelona.
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