Un continuo debate interno
La fuerte "secularizaci¨®n" a que est¨¢ sometida la Iglesia en Canad¨¢, s¨®lo comparable con el caso holand¨¦s, es el problema de fondo del viaje de Juan Pablo II a aquel pa¨ªs. En los ¨²ltimos 20 a?os,es decir, despu¨¦s del Concilio, el n¨²mero de sacerdotes y religiosas ha disminuido en un 50%. Los temas de la sexualidad y de la participaci¨®n plena de la mujer en la vida de la Iglesia son especialmente sentidos. Y existe una fuerte oposici¨®n a todo lo que signifique triunfalismo dentro de la vida eclesi¨¢stica.Es algo que se observa en todos los comentarios de la Prensa, que tratan la llegada del Papa sin pasi¨®n y, al mismo tiempo, suscitan el debate acerca de todas estas cuestiones. "Fue recibido casi con pudor titulaba ayer el diario Le Soleil. En el editorial del diario La Presse de Quebec se subrayaba ayer, por ejemplo, que en este viaje, a pesar de todos los esfuerzos que se han hecho para que fuera s¨®lo una peregrinaci¨®n pastoral, el Papa aparece a¨²n como "un signo de contradicci¨®n" porque, dice el diario, Juan Pablo II ha afirmado que llega como "peregrino" y, sin embargo, ha sido recibido como jefe de Estado; viene a traer un mensaje de paz y ha sido saludado con salvas de ca?¨®n; viene para "acercarse al pueblo" y le llevan en un coche antibalas protegido por polic¨ªas y gorilas, y va donde le llevan y no donde quiz¨¢ querr¨ªa ir.
Analiza tambi¨¦n la Prensa los diversos tipos de "oposici¨®n" que en el interior mismo de la Iglesia se han ido haciendo a este viaje papal. El editorialista Jean-Guy Dubuc: enumera a los cat¨®licos fervientes que desean una Iglesia m¨¢s humilde y rechazan todo tipo de triunfalismo; a los que han anunciado que' dejar¨¢n la Iglesia como protesta, de los cuales la mayor¨ªa son mujeres que no aceptan la visi¨®n de la sexualidad que presenta este pontificado. Cita tambi¨¦n a quienes hubiesen deseado impedir al Papa levantar su voz en Canad¨¢ y, por fin, a los "impacientes", que han esperado su llegada, dice el articulista, con excesiva emotividad.
Pero junto a estas cr¨ªticas se destaca tambi¨¦n el derecho que tenia Canad¨¢ a recibir, como otros pa¨ªses, a quien apellidan "el hombte de m¨¢s carisma del mundo". Y aqu¨ª, en realidad, como en tantos otros viajes, hay quien se desmaya s¨®lo con ver al papa Wojtyla, quien pasa horas enteras en pie para poder verle de lejos y quien ha exclamado, como ayer una madre de familia, que "ya puedo morirme feliz", porque hab¨ªa conseguido tocar su mano.
Las medidas de seguridad siguen siendo imponentes, hasta el punto que un periodista y un fot¨®grafo alemanes acreditados ante el Vaticano que fueron sorprendidos sin las credenciales en el bolsillo fueron detenidos por la polic¨ªa e interrogados durante cuatro horas.
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