La Diada vuelve a la calle
LA MAYOR parte de los partidos parlamentarios y extraparlamentarios catalanes, los sindicatos mayoritarios y un conjunto de movimientos nacionalistas radicales, con las ¨²nicas excepciones de Converg¨¦ncia y su abada Uni¨® Democr¨¢tica, as¨ª como de Alianza Popular, han preparado para la fiesta nacional de Catalu?a de hoy tres movilizaciones en la calle, con diferente significaci¨®n y a la b¨²squeda de distintos objetivos pol¨ªticos. A tenor de la convocatoria de estas marchas callejeras politizadas parece haberse roto la tendencia apuntada en 1983 de considerar que la normalidad institucional deb¨ªa presidir esta jornada. S¨®lo la coalici¨®n CiU ha tratado de profundizar en ese car¨¢cter de la Diada, dejando los aspectos reivindicativos para las v¨ªas constitucionales, pero incluso sobre este tema hay profunda desuni¨®n.Si la Diada de 1983 fue, a pesar de aquel car¨¢cter, en cierta medida la del desconcierto, con tensiones justificadas en cierto modo por el hecho de que estaba muy fresca la huella de la sentencia del Tribunal Constitucional que invalidaba la LOAPA, los puntos de inflexi¨®n que se advierten ahora son en buena medida parecidos, a consecuencia de los resultados registrados en las elecciones al Parlament de? 29 de abril. En esa ra¨ªz se sustenta el cambio de actitud de un partido como el PSC, que con 900.000 votos en los comicios auton¨®micos no sent¨ªa necesidad de mostrar su fuerza en la calle, pero que ahora intenta hacerlo, en un ejercicio de reafirmaci¨®n, despu¨¦s de que el a?o pasado optara por no acudir a las manifestaciones de este tipo.
Las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas catalanas revelaron que las barreras sociol¨®gicas que se hab¨ªan atribuido a Converg¨¨ncia quedaron superadas. La penetraci¨®n de? partido de Pujol en zonas consideradas tradicionalmente como feudos de la izquierda y su implantaci¨®n. en el m¨¢s ampl¨ªo tejido social de Catalu?a, lograda tras los primeros cuatro a?os de gobierno, ha desencadenado un furor de autocr¨ªtica en el conjunto de la izquierda, que ante esta Diada ha decidido reaccionar con una vuelta a .las movilizaciones para intentar combatir al Gobiermo de CiU y al populismo, de Pujol. El papel de los dos sindicatos mayoritarios, CC OO y UGT, es en este contexto especialmente significativo, pues su fortaleza organizativa y su capacidad de convocatoria resultan superiores a las de los partidos pol¨ªticos. Los aspectos de reivindicaci¨®n social que se anuncian para la manifestaci¨®n en que participar¨¢n dichas centrales, la lucha contra el paro y la crisis, se entienden tambi¨¦n as¨ª. Esta preocupaci¨®n por frenar a Pujol y recuperar ¨¢mbitos de proyecci¨®n pol¨ªtica que hab¨ªan sido tradicionalmente suyos es especialmente significativa en el seno del PSC, deseoso de una recuperaci¨®n de su influencia social y de su credibilidad nacionalista, tambi¨¦n afectada por el episodio de Banca Catalana.
Esquerra Republicana, que participar¨¢ en las manifestaciones de hoy, es obviamente un caso aparte. Corresponsable en el Gobierno de la Generalitat, donde ocupa una cartera, se desmarca de las directrices de sus aliados, asumiendo unos lemas reivindicativos (Por el pleno autogobierno, por una salida solidaria de la crisis y por la paz) que no contradicen sus postulados ideol¨®gicos. ERC, que siempre ha participado en las manffestaciones del Onze de Setembre, aprovecha la ocasi¨®n para marcar distancias catalanistas respecto a Converg¨¨ncia, el partido al que el d¨ªa 29 de abril sacrific¨® buena parte de su espacio electoral.
La Diada aparece por todo ello este a?o menos ¨²nita r¨ªa que nunca, sumergida en unas relaciones muy dif¨ªciles entre las nacionalidades hist¨®ricas y el Gobierno central, en las que se perfila una serie de supuestos agravios mutuos bien recientes. Es de esperar que, superando la conmemoraci¨®n de este a?o, la de 1985 se convierta verdaderamente en una fiesta para la mayor¨ªa de partidos, organizaciones o entidades, que responda a un sentimiento unitario en torno a la naci¨®n catalana. Para ello es preciso una maduraci¨®n de los partidos catalanes, un m¨¢s preciso respeto a la Constituci¨®n y un correcto desarrollo del Estatuto catal¨¢n que permitan con vivir los sentimientos nacionalistas con la realidad de Espa?a. Si no hay un progreso en el entendimiento de la construcci¨®n del Estado de las autonom¨ªas, ser¨¢ imposible eliminar. de la Diada los rescoldos de la lucha por la hegemon¨ªa pol¨ªtica, los resquemores de la pugna entre gobernantes y oposici¨®n, servidumbres de las necesidades pol¨ªticas puntuales, y, en definitva, como ahora sucede, la mera instrunicntalizaci¨®n de una fiesta que, como nacional, deb¨ªera ser de todos los catalanes, o lea, de todos los que viven y trabajan en Catalu?a.
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