Medio millon de perseguidos
Los acontecimientos del pol¨ªgono Actur de Zaragoza ponen de relieve el rechazo violento que existe hacia la colectividad gitana en Espa?a
El diputado gitano Juan de Dios Ram¨ªrez Heredia (PSOE) y dirigentes de asociaciones gitanas temen seriamente que los recientes incidentes del pol¨ªgono Actur de Zaragoza se reproduzcan nuevamente en otros puntos de Espa?a, como ya ha ocurrido en los ¨²ltimos meses y como puede ocurrir ahora en Valencia. Panfletos que les califican de lacra social y de seres indeseables -y que predican la caza del gitano, el lema de que el mejor gitano es el gitano muerto, el rechazo violento al realojamiento de las familias, la discriminaci¨®n en los colegios, en la formaci¨®n profesional y en el empleo comunitario son los rasgos comunes de los brotes racistas en Espa?a contra los gitanos.
Al diputado socialista gitano Juan de Dios Ram¨ªrez Heredia le consta que los vecinos del pol¨ªgono Nazareth de Valencia ya han reaccionado en contra del proyecto de instalar a 40 familias, chabolistas en otros tantos barracones prefabricados. "Si los de Zaragoza han tenido c..., nosotros no vamos a ser menos". Y as¨ª, para el diputado, que se ha ganado la ciedibilidad de la poblaci¨®n gitana e n estos ¨²ltimos a?os, la cuesti¨®n e s la siguiente: "Si perdemos la batalla de Zaragoza, ya sabemos lo que nos espera en toda Espa?a. Peco menos que las c¨¢maras de gas, de los nazis y que nos maten a todos".La guerra del pol¨ªgono Actur de Zaragoza no es un hecho aislado. Santa Mar¨ªa de Montcada (Barcelona), Pino Montano (Sevilla), Segovia y San Crist¨®bal de los Angeles y Vic¨¢lvaro (Madrid) fueron el teatro de operaciones de batallas similares, de explosiones de ira racista. Sin olvidar el caso de mayor ensa?amiento de un sectcr de la poblaci¨®n contra gitanos del barrio barcelon¨¦s de La Perona, junto a la Verneda, donde m¨¢s de 5.000 vecinos que culpabam a las 400 familias gitanas del incremento de la delincuencia en a zona sostuvieron una batalla carapal semejante a la de Zaragoza.
O el intento de linchamiento de la familia de los Ramplines- en Torredonjimeno (Ja¨¦n), un pueblo de 13.000 habitantes, entre ellos 350 gitanos. El 20 de enero de 1984, m¨¢s de 1.000 vecinos prendieron fuego a la casa donde descansaban ocho de los miembros de la familia de Jos¨¦ Fern¨¢ndez, el Ramplin. Cinco sufrieron quemaduras graves, de las que tardaron meses en recuperarse. El origen del suceso hab¨ªa sido la agresi¨®n que la tarde anterior hab¨ªa sufrido el payo Cosme Sevilla a manos de Fern¨¢ndez. El Rampl¨ªn hab¨ªa abordado a Sevilla cuando regresaba al pueblo despu¨¦s de realizar faenas en el campo y le hab¨ªa pedido un cigarro. ?ste se neg¨® y aqu¨¦l le asest¨® un garrotazo en la cabeza que le produjo fractura de cr¨¢neo. La Polic¨ªa Municipal y los bomberos evitaron la muerte segura de todos los Ramplines, famosos en Torredonjimeno por su rivalidad con la familia gitana de los Canes, que huy¨® del pueblo despu¨¦s de haber dado muerte al padre de aqu¨¦llos, tambi¨¦n a garrotazos.
Algo muy similar a lo ocurrido en noviembre de 1983, cuando 2.000 personas intentaron tomarse la justicia por su mano en San Crist¨®bal de los ?ngeles porque Maribel Guerrero, de 30 a?os, que iba acompa?ada por sus dos hijos, fue agredida en plena calle tras presenciar el robo que estaban cometiendo dos gitanos.
El derecho a elegir al vecino
Un conjunto de brotes racistas coherente con el hecho de que s¨®lo hasta hace seis a?os el reglamento de la Guardia Civil conten¨ªa instrucciones como ¨¦sta: "Se vigilar¨¢ escrupulosamente a los gitanos, cuidando mucho de reconocer todos los documentos que tengan, confrontar sus se?as particulares, observar sus trajes, averiguar su modo de vivir y cuanto conduzca a formar una idea exacta de sus movimientos indagando el punto a que se dirigen en sus viajes y el objeto de ellos". O bien, "como esta clase de gente no tiene por lo general residencia fija, se traslada con mucha frecuencia de un sitio a otro en que sean desconocidos, conviene tomar de ellos todas las noticias necesarias para impedir que cometan robos de caballer¨ªas o de otra especie".No m¨¢s sorprendente que el contenido de centenares de panfletos distribuidos en Madrid en junio pasado durante los 17 d¨ªas de los des¨®rdenes de Vic¨¢lvaro en que miles de vecinos se manifestaron contra los gitanos en demanda del desmantelan¨²ento de un mercado -conocido como guarrer¨ªas preciados- que 400 familias gitanas hab¨ªan instalado al borde de la carretera general. El panfleto, escrito a m¨¢quina y. reproducido en multicopista, cal¨ªficaba de "lacra" y de seres indeseables" a los gitanos, aseguraba que tomarse la justicia por su mano era la ¨²nica forma de poner fin a "esta plaga" y llamaba a la formaci¨®n de comandos para prender fuego a las chabolas "con los gitanos dentro".
Para el diputado Ram¨ªrez Hered¨ªa, justamente el anonimato es el principal problema en los derivados del reasentamiento de los gitanos, "porque no se puede luchar contra 4.000 energ¨²menos que tiran piedras incluso a los ni?os, porque nadie da la cara y dice: s¨ª, yo soy racista y quiero que ustedes se vayan por esto y esto. Nadie tiene el derecho de elegir a su vecino. No se puede ir a comprar un piso y decir que no se quiere a fulano de tal. Y, en cualquier caso, los gitanos estaban all¨ª antes; el que menos, cuatro o cinco a?os antes de que levantasen los bloques de viviendas".
Para Enrique Maya, presidente de la Asociaci¨®n Integraci¨®n Gitana, la quintaesencia de la discriminaci¨®n racial fue la decisi¨®n del alcalde de Mijas (M¨¢laga) de "declarar a los gitanos no decorativos en un pueblo t¨ªpicamente tur¨ªstico y reasentarles en una monta?a pr¨®xima, con las promesas incumplidas de llevar a los ni?os a la escuela en autobuses, recogerles la basura o practicar una acometida de luz para el poblado. Sumirlos en el olvido m¨¢s completo, que es otra forma de racismo"
Un censo dif¨ªcil de establecer
De la propia marginaci¨®n de los gitanos da idea el hecho de que no se sabe qu¨¦ cifra alcanza la poblaci¨®n gitana en Espa?a. No existe ning¨²n censo completo, y los puntos de referencia son dos estudios de 1979 y 1980, encargados por el Instituto de Bienestar Social y por el Secretariado del Apostolado Gitano, este ¨²ltimo realizado por el Instituto de Sociolog¨ªa Aplicada. De ellos se desprende que en Espa?a hay una cifra imprecisa entre 300.000 y 600.000 gitanos, siendo la m¨¢s aceptada la de medio mill¨®n. La dificultad principal estriba, seg¨²n pusieron de manifiesto estos estudios, en que al menos uno de cada cuatro gitanos no est¨¢ inscrito en ning¨²n registro civil. Los principales n¨²cleos se encuentran en Andaluc¨ªa, Madrid, Catalu?a y la costa levantina.Los datos permiten concluir rotundamente que el Tercer Mundo empieza en la Celsa, en Madrid; la Perona, en Barcelona; Nazareth, en Valencia; Pino Montano, en Sevilla, o Actur, en Zaragoza, que son verdaderos estercoleros.
Los pocos intentos por hacerlos mejorar, los planes de errad¨ªcaci¨®n del chabolismo y reasentamientos en viviendas chocan frontalmente con el rechazo frecuentemente violento de los vecinos, bajo el argumento de la quiebra de la convivencia pac¨ªfica en las barriadas.
Las cifras, en cualquier caso, son aterradoras, comenzando porque la esperanza media de vida de los gitanos es de 43 a?os. S¨®lo el 10% supera los 45; el 3% llega a la ancianidad, y uno de cada 10 ni?os muere por enfermedad antes de cumplir los cinco a?os. M¨¢s de la mitad viven en chabolas en zonas infradotadas; el 20%, en hacinamiento y promiscuidad; el 18% de las familias comparte viviendas, con una media de seis personas por familia; el 5% habita en viviendas inferiores a los 10 metros cuadrados; el 34% no -dispone de agua corriente; el 50%, de inodoro, y el 14%, de luz el¨¦ctrica. El 53% de la poblaci¨®n activa no tiene trabajo, y los que disponen de empleo lo hacen como obreros manuales (un 45%), temporeros agr¨ªcolas (20,3%), y chatarreros, vendedores ambulantes y otros oficios similares, el resto. En cualquier caso, el 95% de los trabajos est¨¢ catalogado como de bajo nivel profesional y econ¨®mico, y el 90% de las familias ingresa mensualmente menos de 30.000 pesetas. Una de cada tres sobrevive con menos de 10.000 pesetas. M¨¢s de la mitad no disponen de ninguna asistencia sanitaria. El 45% padece enfermedades respiratorias; el 70%, reumatismo, y el 32%, dolencias cardiacas.
Pero el problema principal es la elevada tasa de analfabetismo, que conduce a los gitanos directamente a la marginaci¨®n. Casi cuatro de cada cinco gitanos no tienen ning¨²n estudio. S¨®lo el 7% cursa estudios primarios, y el 1% estudios, medios. ?nicamente decenas consiguen entrar en la universidad. Uno de cada 15 gitanos logra integrarse en la sociedad paya -la inmensa mayor¨ªa en Andaluc¨ªa, donde el rechazo al gitano es menor-, y s¨®lo uno de cada 200, con un trabajo y un nivel de vida equiparables en alguna medida al del profesional liberal. As¨ª, las pocas facilidades que da la sociedad de cara a su integraci¨®n se suman al hecho de que la escuela siga sin decirle absolutamente nada al gitano y a la automarginaci¨®n que secularmente ha practicado ¨¦ste. Y el conjunto hace que siga siendo -o siga prefiriendo ser- vendedor ambulante, chamarilero, chatarrero, etc¨¦tera. Para las asociaciones (Integraci¨®n Gitana, Presencia Gitana, Desarrollo Gitano, Acci¨®n Social Gitana y Secretariado Gitano, entre otras), se trata de la pescadilla que se muerde la cola, en tanto que se discrimina ferozmente a los ni?os en los colegios -como un caso reciente en un conocido cole gio de Chamart¨ªn, en Madrid, don de las asociaciones de padres de alumnos amenazaron con retirar a todos los ni?os si se permit¨ªa la en trada de estudiantes gitanos-; se ponen trabas casi insalvables para la formaci¨®n profesional, y se ata ca en su ra¨ªz la venta. ambulante, una de las formas tradicionales de supervivencia de la poblaci¨®n gitana. Con lo que se la pone en una situaci¨®n dif¨ªcil. No en balde se oyen quejas constantes de ma?ana tendremos que robar para vivir en cualquier desalojo o ante la incau taci¨®n de productos destinados a la venta.
En cualquier caso, las asociaciones rechazan las acusaciones gen¨¦ricas de delincuentes, ladrones, sucios, vagos y timadores -"ni todos los vascos son de ETA, ni todos los gitanos son delincuentes"-, como reniegan del tratamiento sensacionalista, y a veces despectivo, en su opini¨®n, que algunos hechos tienen en los medios de comunicaci¨®n, "que destacan el hecho de tratarse (le gitanos, acompa?ado del gen¨¦rico raza, por encima de la por encima de la noticia" a?aden.
Y por supuesto, rechazan uno de los lemas m¨¢s repetidos secularmente, de palabra y de hecho, de que "el mejor gitano es el gitano muerto".
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