Tensi¨®n contenida en el funeral por los tres guardias civiles asesinados en Alava, que transcurri¨® sin incidentes
El funeral por los tres guardias civiles muertos en la madrugada de ayer en la localidad alavesa de Alegr¨ªa al estallar una trampa bomba se celebr¨® por la tarde en Vitoria en un ambiente de gran tensi¨®n, pero sin que llegasen a producirse incidentes de importancia. Asistieron al acto religioso varios miles de personas, entre ellas los ministros del Interior, Jos¨¦ Barrionuevo, y de Defensa, Narc¨ªs Serra, as¨ª como el presidente del Gobierno vasco, Carlos Garaikoetxea.
Ayer se manten¨ªa el pron¨®stico de "muy grave" para calificar el estado del guardia civil Manuel Gallardo Jim¨¦nez, alcanzado, junto con otros siete miembros del cuerpo, tres de los cuales fallecieron instant¨¢neamente, por la onda expansiva de un artefacto de gran potencia colocado entre la maleza en un talud lateral de la v¨ªa f¨¦rrea.Se trata, con toda probabilidad de la respuesta de ETA Militar a la concesi¨®n por el Gobierno franc¨¦s de la extradici¨®n a Espa?a de tres miembros de la organizaci¨®n terrorista, y es el primer atentado mortal contra fuerzas del orden posterior a la oferta de reinserci¨®n social realizada el pasado 23 de agosto por el ministro del Interior.La explosi¨®n se produjo una hora despu¨¦s de que una voz an¨®nima advirtiera al cuartel de la Polic¨ªa Municipal de Vitoria de la existencia de una bomba en la v¨ªa f¨¦rrea, "cerca del cementerio" de la citada localidad. La Polic¨ªa Municipal avis¨®, a su vez, a la Guardia Civil, que desplaz¨® al lugar una brigada de desactivaci¨®n de explosivos, protegida por una patrulla de los GAR (Grupos de Acci¨®n Rural, especialistas en la lucha contra el terrorismo) y varios guardias de Alegr¨ªa.A las 0.30 horas, uno de los agentes tropez¨® con un fino sedal, oculto entre la meleza, que, unido al detonante, activ¨® una carga, colocada en el talud lateral, y que conten¨ªa, seg¨²n las primeras del presiones, m¨¢s de 5 kilogramos de Goma 2. La explosi¨®n, de una violencia inusitada, alcanz¨® a ocho guardias. Fallecieron casi instant¨¢neamente Agust¨ªn Pascual Jove cabo, de 23 a?os, natural de Madrid, casado y sin hijos; Victoriano Collado Arriba, guardia segundo de 21 a?os, natural de Arroyomolino (C¨¢ceres); y Jos¨¦ Luis Veiga P¨¦rez, sargento, de 40 a?os, natural de Amorebieta (Vizcaya), casado y padre de dos hijos.
Otros cinco guardias ingresaron, a las una de la madrugada, en dicho centro m¨¦dico. El m¨¢s grave, Manuel Gallardo Jim¨¦nez, presentaba a su ingreso fractura craneoencef¨¢lica, politraumatismo, estallido del globo ocular izquierdo (perder¨¢ la visi¨®n en ese ojo), herida penetrante en t¨®rax, fractura del codo izquierdo y traumatismo abdominal. A primera hora de la ma?ana de ayer se manten¨ªa consciente y sin que hubieran aparecido complicaciones generales o locales. El pron¨®stico segu¨ªa siendo de "muy grave".
"Barrionuevo, no les perdones"
Tambi¨¦n permanec¨ªan ayer ingresados, con pron¨®stico de "me nos grave", los guardias Jos¨¦ P¨¦rez Vergara, que presenta m¨²ltiples lesiones y contusiones en cara, t¨®rax y muslo derecho, y Manuel Antonio L¨®pez Cano, con perforaci¨®n de t¨ªmpano. y herida en la rodilla derecha producida por metralla. Fueron dados de alta Jos¨¦ Antonio Mar¨ªn Zafra y Esteban Jes¨²s Torres, que presentaban contusiones.
Los momentos m¨¢s emotivos se produjeron a la llegada de los do ministros del Gobierno, acompa?ados por el director general de la Guardia Civil, general Jos¨¦ S¨¢enz de Santamar¨ªa, a la sede del Gobierno civil, donde hab¨ªa side instalada la capilla ardiente. Ambos ministros fueron abrazando, uno a uno, a los familiares de las v¨ªctimas, que sollozaban en silencio. Uno de los familiares, una se?ora, dirigi¨¦ndose al ministro del Interior, dijo en voz firme, pero sin gritar: "Barrionuevo, no les perdones". Cuatro o cinco personas de entre las presentes, repitieron: "no, no les perdones". Un momento despu¨¦s, la madre de uno de los guardias asesinados dijo: "Aqu¨ª todos somos personas, los guardias son personas como los dem¨¢s". Y tambi¨¦n: "Hijo m¨ªo, hijo m¨ªo, qu¨¦ dolor, tantas viudas, tantos hu¨¦rfanos".
Los tres f¨¦retros, a hombros de sus compa?eros, fueron conducidos a continuaci¨®n, en un recorrido de unos 500 metros, por varias calles del centro de la ciudad, hasta el templo de San Miguel. La comitiva, encabezada por una banda militar, que durante todo el trayecto fue interpretando la marcha f¨²nebre de Chopin, estaba tambi¨¦n integrada por sendas compa?¨ªas de la Guardia Civil y de los GAR. Tras los f¨¦retros, conducidos en medio de un silencio impresionante, s¨®lo roto espor¨¢dicamente por los aplausos de las personas que se agolpaban en los bordes de la calzada, figuraba la representaci¨®n oficial, de la que tambi¨¦n formaba parte el capit¨¢n general de la VI Regi¨®n Militar, Juan Vicente Izquierdo.
Garaikoetxea -acompa?ado por el consejero de Interior, Luis Mar¨ªa Retolaza; el alcalde de: Vitoria, Jos¨¦ ?ngel Cuerda; el diputado general, Juan Mar¨ªa Ollora; y el presidente de las Juntas (Generales de ?lava, Patxi Ormaz¨¢bal- aguardaba a la entrada del templo.
En su homil¨ªa, el oficiante se refiri¨® al valor y generosidad de "estos tres hermanos que han encontrado la muerte cuando trataban de evitar una posible cat¨¢strofe".
Finalizado el funeral, los ministros se colocaron a ambos lados de Garaikoetxea, que presidi¨® el acto de despedida de los f¨¦retros. El ministro del Interior lanz¨® vivas a Espa?a, al pueblo vasco, a la Constituci¨®n, al Rey y a la Guardia Civil. Una persona, vestida de paisano, colocada inmediatamente detr¨¢s de varios mandos de la Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil, grit¨® con voz potente: "Se?or ministro, hasta cu¨¢ndo vamos a soportar esto? Aqu¨ª hay democracia para todos menos para la polic¨ªa y la Guardia Civil".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.