El desacuerdo de los ministros econ¨®micos y agr¨ªocolas de la CEE dificulta la sesi¨®n con Espa?a

A las divergencias concretas que a¨²n subsisten entre Espa?a y la CEE se une la imposibilidad, por el momento, de que los Estados miembros consigan encontrar una postura uniforme para reducir el d¨¦ficit presupuestario y para financiar el recorte de los excedentes de vino, lo que evidentemente paraliza el acuerdo final con Espa?a. Todo apunta a que, como m¨ªnimo, el t¨¦rmino de las negociaciones con nuestro pa¨ªs tendr¨¢ que esperar hasta la nueva sesi¨®n de 22 y 23 de octubre, o, m¨¢s previsiblemente, hasta la del 3 y 4 de diciembre, la ¨²ltima bajo presidencia irlandesa.As¨ª, el impulso pol¨ªtico dado en Dubl¨ªn por los ministros de Asuntos Exteriores el pasado d¨ªa 11 de septiembre ha vuelto a quedar paralizado por los responsables econ¨®micos de los pa¨ªses miembros m¨¢s afectados por el ingreso espa?ol, por lo que tampoco en esta sesi¨®n de Luxemburgo se podr¨¢ presentar el paquete con todos los temas pendientes de negociaci¨®n con Espa?a.

Tiempo para la ratificaci¨®n

Traspasar esa fecha sin haber conseguido solventar las divergencias actuales implicar¨ªa entrar en una."Franja peligrosa" -como reconocen los propios negociadores espa?oles- para conseguir la ratificaci¨®n del acuerdo en los diferentes parlamentos comunitarios durante el a?o 1985, y poder ingresar formalmente el 1 de enero de 1986.

Esta preocupaci¨®n ante el retraso viene complementada adem¨¢s por el factor a?adido de la no descartable disoluci¨®n de la c¨¢mara parlamentaria en alguno de esos pa¨ªses y la convocatoria de elecciones anticipadas, caso de Grecia, donde est¨¢n previstas para octubre.

Adem¨¢s de los desacuerdos espec¨ªficos de Espa?a y la CEE, particularmente centrados en agricultura, aceite de oliva, desarme arancelario, reconversi¨®n sider¨²rgica y asuntos sociales, existe preocupaci¨®n entre los negociadores espa?oles por los otros grandes cap¨ªtulos a¨²n sin cerrar, especialmente el de la pesca y el del vino, que presentan la dificultad complementaria de que su soluci¨®n pasa por la propia reforma del acquis comunitario, es decir, de la reglamentaci¨®n y funcionamiento por el que se est¨¢n rigiendo hasta ahora. Esto est¨¢ ocasionando fuertes enfrentamientos entre los pa¨ªses m¨¢s afectados -en el caso del vino, fundamentalmente italianos y franceses-, que est¨¢n forzando sus estrategias para conseguir las mejores contrapartidas econ¨®micas ante la reforma anunciada.

Los ¨²ltimos avances

Con los ¨²ltimos datos que se poseen, y a pesar de la dureza negoc¨ªadora que sigue mostrando la Comunidad, se vislumbra u,&cierto avance en el apartado del desarme arancelario que sufrir¨¢n las importaciones de productos industriales procedentes de la CEE, particularmente los que estaban gravados por altos aranceles. Tras el ofrecimiento comunitario de un per¨ªodo de adaptaci¨®n de seis a?os hasta la total desaparici¨®n de esos aranceles, Espa?a ha solicitado que se ampl¨ªe a siete a?os y que sea lineal, es decir, que no sea m¨¢s fuerte esa desaparici¨®n en los primeros a?os que al final, sino al rev¨¦s.

Con ello se pretende evitar que el impacto que supondr¨¢ en la industria espa?ola la invasi¨®n de productos comunitarios libres de aranceles sea demasiado fuerte. El estado actual de las negociaciones permite esperar que esa progresiva desaparici¨®n de aranceles -descreste, en el complicado lenguaje comunitario- se realice en ocho tramos iguales, con una reducci¨®n del 12,5% cada vez.

Esto representar¨ªa un avance importante respecto a la declaraci¨®n presentada anteriormente por la CEE, que solicitaba que esa desaparici¨®n se ralizara en siete tramos, pero con un recorte del 20% de los actuales aranceles en los dos primeros a?os, otro del 15% en los dos siguientes, mientras que en los tres ¨²ltimos se reducir¨ªa al 10%.

Asimismo, otro cap¨ªtulo que sigue inquietando a los negociadores espa?oles es el referente a nuestra inclusi¨®n en la Comunidad Econ¨®mica del Carb¨®n y del Acero (CECA), y m¨¢s especialmente el que se centra en la situaci¨®n en la que quedar¨¢ la reconversi¨®n sider¨²rgica espa?ola una vez dentro de la CEE. Espa?a, tal y como exige la propia Comunidad, ya ha puesto en marcha esta reestructuraci¨®n, pero desde Bruslas se quiere que las ayudas, estatales concedidas por el Gobierno espa?ol para este fin cesen en el momento de nuestro ingreso efectivo. Petici¨®n que, en opini¨®n del equipo negociador espa?ol, supone un agravio comparativo evidente para nuestro pa¨ªs, puesto que en Europa esta reestructuraci¨®n sider¨²rgica se ha iniciado hace cuatro o cinco a?os.

En los ¨²ltimos contactos, la Comunidad hab¨ªa variado ligeramente su postura, admitiendo que las ayudas espa?olas a las empresas en reconversi¨®n continuaran durante cuatro a?os despu¨¦s del ingreso, pero a cambio impon¨ªan unas restricciones a las exportaciones de esas mismas empresas h¨¢cia los pa¨ªses comunitarios, algo que ocasionar¨ªa, sin duda, problemas de envergadura, con posibles repercusiones sociales importantes. Es en este punto donde reside el principal escollo de este cap¨ªtulo.