Los jueces retrasar¨¢n su decisi¨®n sobre el 'caso Donovan' hasta despu¨¦s de las elecciones
El esc¨¢ndalo abierto por la presunta estafa protagonizada por el secretario de Trabajo de EE UU, Raymond Donovan, de 54 a?os de edad no tiene por qu¨¦ afectar gravemente a la mucha triunfal del presidente Ronald Reagan hacia la reelecci¨®n el pr¨®ximo 6 de noviembre, cuando se enfrente al dem¨®crata Walter Mondale.
En el caso Donovan parec¨ªan, reunirse todos los elementos -desde el poder pol¨ªtico al d¨®lar, con v¨ªnculos que pasan por la Mafia- para que el asunto cayera como una bomba pol¨ªtica en plena campa?a electoral. Sin embargo, el esc¨¢ndalo y la elecci¨®n ir¨¢n por caminos distintos, y Reagan no sufrir¨¢ los coletazos de las acusaciones contra Donovan, sobre las que los jueces se pronunciar¨¢n una semana despu¨¦s de la elecci¨®n presidencial. "Donovan es inocente hasta que la justicia demuestre eventualmente lo contrario", dijo Reagan en apoyo a su secretario de, Trabajo. ?ste ha dejado voluntariamente su puesto, sin sueldo, hasta que la justicia aclare si fueron o no delictivas sus actuaciones como vicepresidente de la firma de obras p¨²blicas Schiavone Construction Company, antes de pasar a ocupar, en enero de 1981, el cargo de responsable de Asuntos Laborales en la Administraci¨®n Reagan.
"No conozco a Mondale y estoy seguro de que ¨¦l tampoco me conoce a m¨ª", dijo a los periodistas Merola, fiscal del distrito de Bronx (Nueva York), de 62 a?os de edad, para puntualizar que el caso Donovan ni tiene connotaciones pol¨ªticas. No obstante, la clase pol¨ªtica norteamericana se pregunta por qu¨¦ sale a relucir ahora el asunto Donovan si, desde su llegada al Departamento de Trabajo, se ha venido hablando de ello y un investigador especial, ¨¦l juez Leon SiIverman, hizo un informe en 1982 sin encontrar ningun acto delictivo a nivel federal.
"Desde entonces hemos tenido acceso a otros documentos", precis¨® -el juez Merol¨¢. Se refer¨ªa a documentos sobre las compa?¨ªas Schiavone y Jopel Contracting, a los que s¨®lo han podido acceder los jueces del distrito de Bronx, con mayores poderes de investigaci¨®n sobre fraudes que los jueces federales. Merola afirm¨® que el caso resucit¨® a ra¨ªz del homicidio no aclarado de Nat Masselli, hijo del copropietario de la firma Jopel, William Masselli, identificado como un hombre del delito organizado. Masselli cumple condena actualmente por secuestro y tr¨¢fico de drogas.
Los cargos contra las compa?¨ªas Schiavone -de la que Donovan fue vicepresidente- y Jopel se refieren a una posible sobrevalaraci¨®n de los costes de su participaci¨®n, junto a otras empresas, en la construcci¨®n de un t¨²nel baja el r¨ªo Hudson, en el East River, para el Metro de Nueva York. Schiavone y Jopel cobraron 186 millones de d¨®lares (unos 31.500 millenes de pesetas) a la compa?¨ªa New York City Transit Authority, pasible perjudicada por el eventual fraude.De confirmarse las acusaciones, las condenas podr¨ªan ser de hasta un m¨¢ximo de siete a?os, junto a multas de 16 millones de d¨®lares para las empresas.
Parte de la informaci¨®n de los subcontratos de obras entre Schiavone y Jopel fue recopilada por la Bur¨® Federal de Investigaci¨®n (FBI) que, en 1979, tuvo bajo control y escucha telef¨®nica a Masselli, en la llamada operation Tumpcon. Al parecer, la informaci¨®n del FBI no lleg¨® a manos del investigador especial. Silverman, que inicialmente descarg¨® a Donovan de cualquier responsabilidad fraudulenta. Hoy la documentaci¨®n s¨ª debe de estar en poder del juez de Bronx Mario Merola.
A la espera de la nueva convocatoria de Donovan ante los tribunales, el 12 de noviembre, su autorretirada del puesto de secretario de Trabajo facilita las cosajal presidente Reagan ante su electorado. Ya antes, algunos altos funcionarios ?le la Casa Blanca, entre ellos el jefe de Gabinete, James Baker, hab¨ªan insistido en repetidas ocasiones para que Reagan cesara a Donovan. Actualmente, la esperanza para los estrategas electorales del presidente es que el asunto Donovan quede r¨¢pidamente semienterrado, al menos ante la opini¨®n p¨²blica, y no haya nuevas revelaciones hasta que los jueces decidan, pasada la elecci¨®n.
No es la primera vez, a lo largo de casi cuatro a?os del Gobierno Reagan, que el presidente de EE UU debe afrontar esc¨¢ndalos que afectan a altos funcionarios de su Administraci¨®n. En todo caso, s¨ª es la primera vez que un secretario (equivalente a un ministro en Espa?a) debe presentarse a declarar ante un juez por acusaciones de fraude, lo que supone "una nueva prueba de los fallos de liderazgo del presidente Reagan", seg¨²n palabras de Walter Mondale.
Los analistas electorales creen que el caso Donovan no perjudica r¨¢ la imagen del presidente Rea gan. Tampoco le afectaron otros esc¨¢ndalos, como el del ex director del Consejo Nacional de Seguridad, Richard Allen, acusado de recibir regalos de una revista japonesa para facilitar una entrevista con Nancy Reagan. Otros casos son los de Paul Thayer, subsecretario de Defensa, que dimiti¨® el pasado mes de enero por haber pasado informaci¨®n confidencial a sus amigos sobre posibles, contra tos militares capapaces de influir las cotizaciones en la bolsa;, y el de Rita Lavelle, ex directora de la Agencia de Protecci¨®n del Medio Ambiente, condenada a seis meses de c¨¢rcel por irregularidades en su gesti¨®n. Otros cercanos colabora dores de Reagan, como Edwin Meese (propuesto para ministro de Justicia) y William. Casey, director de la CIA, han sido tambi¨¦n el centro de miniesc¨¢ndalos, sin que sus efectos sobre el presidente hayan sido notables.
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