Sur¨¢frica, ?evoluci¨®n o revoluci¨®n?
En medio de una crisis econ¨®mica creciente, la Rep¨²blica de Sur¨¢frica inaugur¨® el 18 de septiembre un nuevo Parlamento tricameral, en el que por primera vez desde la fundaci¨®n del asentamiento de El Cabo por el empleado de la Compa?¨ªa Holandesa de las Indias Occidentales Jan van Riebeeck, el 6 de abril de 1652, representantes de las comunidades mestiza y asi¨¢tica ocupan esca?os en c¨¢maras separadas. La poblaci¨®n negra de Sur¨¢frica, m¨¢s del 70% del total, estimado en 25 millones de habitantes, se convert¨ªa una vez m¨¢s en la gran ausente del proceso pol¨ªtico de su pa¨ªs. Sur¨¢frica se debate hoy en un dilema cada vez m¨¢s acuciante: ?hay tiempo todav¨ªa para una evoluci¨®n pac¨ªfica que permita integrar sin traumas a la poblaci¨®n negra en el destino com¨²n de la rep¨²blica o, por el contrario, ya es tarde y la marea revolucionaria, que se est¨¢ gestando d¨ªa a d¨ªa en los guetos negros, acabar¨¢ arrasando el sistema? Un enviado especial de EL PA?S ha visitado recientemente Sur¨¢frica.
Con excepci¨®n del partido nacional del presidente P. W. Botha, en el poder en Pretoria desde 1948, nadie en Sur¨¢frica, ni siquiera el resto de los partidos blancos representados en el nuevo Parlamento tricameral que abri¨® sus puertas en la ciudad de El Cabo a mediados de septiembre parece estar de acuerdo con la nueva Constituci¨®n de la rep¨²blica.Para el doctor Andries Treurnicht, l¨ªder del ultraderechista Partido Conservador, escindido del Partido Nacional a causa precisamente de la t¨ªmida reforma constitucional iniciada, la nueva Constituci¨®n significa "el fin del hombre blanco en ?frica del Sur". El miembro de la comisi¨®n de asuntos exteriores del Partido Conservador, S. P. Barnard, declaraba a EL PA?S que "ser¨¢ necesario arbitrar un sistema en virtud del cual un Gobierno de mayor¨ªa blanca no sea simplemente sustituido por uno de mayor¨ªa negra". M¨¢s a la derecha de esas posiciones, si eso es posible, se ha creado una "comisi¨®n para la creaci¨®n de un Estado boer" s¨®lo para blancos. Su presidente, Robert van Tonder, preconiza la fusi¨®n de las actuales provincias del Transvaal y el Estado libre de Orange, que fueran rep¨²blicas independientes desde mediados del siglo XIX hasta la derrota de los boers (antiguos colonos granjeros descendientes de holandeses) por las tropas brit¨¢nicas en 1902, en una naci¨®n boer.
En el otro lado del arco pol¨ªtico, el l¨ªder del Partido Progresista Federal (PFP) y jefe de la oposici¨®n en la C¨¢mara blanca, doctor F. Van Zyl Slabbert, se muestra totalmente contrario a la Constituci¨®n, "porque sigue excluyendo a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n surafricana". El diputado del PFP y catedr¨¢tico de Derecho africano comparado, profesor Nicolaas Olivier, manifestaba a este diario que la re forma electoral constituye "una invitaci¨®n a la revoluci¨®n, y es un mecanismo destinado a reforzar el apartheid por medio de la participaci¨®n en el sistema de los mestizos y los indios".
Por su parte, el secretario para El Cabo occidental del Frente Unido Democr¨¢tico (UDF), Trevor Manuels, declaraba a este peri¨®dico que el ¨¦xito de la campa?a emprendida por el UDF contra la Constituci¨®n qued¨® demostrado con el bajo ¨ªndice de participaci¨®n en las elecciones de agosto por parte de las comunidades mestiza y asi¨¢tica. S¨®lo un 30% de los 2.650.000 mestizos y un 20% de los 850.000 asi¨¢ticos participaron en la votaci¨®n. El UDF es una organizaci¨®n no racial, que cuenta con unos dos millones de afiliados. "No aspiramos a ser un partido pol¨ªtico ni a sustituir al (prohibido) Congreso Nacional Africano (ANC)", manifiesta Manuels. "Pretendemos", a?ade, "que la voz de nuestro pueblo se oiga y que se refuerze su unidad". Y la voz se oye cada vez con m¨¢s fuerza. En los primeros d¨ªas de octubre, unas declaraciones del ministro de Ley y Orden, Louis la Grange, en contra de "organizaciones terroristas encubiertas" y una campa?a de la radio oficial surafricana contra el UDF hacen pensar a los observadores en la posibilidad de que el Gobierno decida en breve prohibir sus actividades.
En noviembre de 1983, la poblaci¨®n blanca de Sur¨¢frica, 4.538.000 personas, de acuerdo con el censo de 1980, decidi¨® en refer¨¦ndum, por un 66%, aceptar la nueva Constituci¨®n propuesta por el Gobierno del Partido Nacional de P. W. Botha.
La reforma ha supuesto un cambio del ejecutivo y del legislativo. Se ha instituido la figura del presidente ejecutivo, elegido por un colegio electoral compuesto por miembros de las tres c¨¢maras, y un Parlamento tricameral, con una House of Assembly para blancos con 118 miembros; una House of Representatives para mestizos o coloureds, con 85 diputados, y una House of Delegates para asi¨¢ticos con 45 parlamentarios. El colegio electoral, que designa el presidente ejecutivo, cargo que ha reca¨ªdo naturalmente en el anterior primer ministro Botha, mantiene la misma proporci¨®n del 4/2/1 entre sus miembros que el Parlamento tricameral, por lo que con el sistema actual es casi imposible no s¨®lo que un negro acceda a la primera magistratura, ya que ni siquiera cuentan con una c¨¢mara segregada, sino que el cargo pueda recaer en un mestizo o asi¨¢tico.
La aparente ecuanimidad concedida en la Constituci¨®n al sistema tricameral asignando un voto igual a cada una de las tres c¨¢maras queda invalidada en la pr¨¢ctica, al ser necesario enviar cada proyecto de ley en el que no exista unanimidad al arbitraje del President's Council, organismo asesor del jefe del Estado, donde una vez m¨¢s se repite la proporcionalidad del 4/2/1 entre sus miembros.
Sin embargo, para algunos, la reforma supone el inicio de un proceso en el que no se puede dar marcha atr¨¢s. El portavoz del departamento de Desarrollo y Planificaci¨®n Constitucional, C. Odendaal declaraba a EL PA?S que "en ?frica no se pueden hacer cambios de la noche a la ma?ana". "No se puede ignorar a los blancos en este pa¨ªs, porque pueden convertirse en tan radicales como los negros. Pero no hay futuro en Sur¨¢frica si no se incorpora a los negros al proceso pol¨ªtico". Para el diputado por el Partido Laborista en la c¨¢mara mestiza, C. Ebrahim, "el libro de la dominaci¨®n exclusiva blanca ha sido cerrado con esta reforma". "Nuestra presencia en el Parlamento no supone una capitulaci¨®n, porque entendemos que somos m¨¢s ¨²tiles dentro que fuera".
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