La muerte de Fran?ois Truffaut convierte en un cineasta cl¨¢sico a un creador contestatario
En s¨®lo unas horas, la muerte, a los 52 a?os, de Fran?ois Truffaut; la del legendario poeta de 85 a?os Henri Michaux, y la del tambi¨¦n cineasta Pierre Kast han conmovido a Francia. Pocos franceses saben qui¨¦n era Michaux, que pensaba que el ideal consist¨ªa en no dejar rastro alguno de s¨ª mismo. El cineasta Kast puede explicarse que resulte relativamente an¨®nimo, porque su obra no alcanz¨® cimas sobresalientes. El nombre m¨¢s pronunciado hoy en Francia es el de Truffaut, el iconoclasta de la nouvelle vague, el ¨²ltimo movimiento cinematogr¨¢fico franc¨¦s que ha dejado huellas. Truffaut ser¨¢ enterrado ma?ana en el cementerio parisiense de Montmartre.
?Qui¨¦n es y qu¨¦ va a quedar de Truffaut, el realizador franc¨¦s m¨¢s conocido en el mundo de un cuarto de siglo a esta parte? Nadie duda de la alta significaci¨®n de la obra de Truffaut en la historia del cine. Pero no todos est¨¢n seguros de que su sitio, el de un n¨²mero uno indiscutible, est¨¦ definitivamente afirmado en el panorama del cine franc¨¦s.Es preferible, para empezar, la transcripci¨®n de algunas de las frases que lo defin¨ªan como hombre y como cineasta. Hace s¨®lo tres a?os declaraba, cuando se le pregunt¨® sobre su jerarqu¨ªa de valores: "Lo primero, la salud; despu¨¦s, querer y ser querido, y por fin, el mejor empleo posible del tiempo". Otra frase m¨¢s, que le hab¨ªa copiado a su colega sueco Ingmar Bergman: "Cada pel¨ªcula hay que rodarla como si fuese la ¨²ltima". Y por fin, otra sentencia m¨¢s, del a?o 1966: "Soy un cineasta franc¨¦s que realizar¨¢ 30 pel¨ªculas en los pr¨®ximos a?os. Unas ser¨¢n buenas, otras no; pero eso me es pr¨¢cticamente igual, a condici¨®n de que pueda hacerlas". Truffaut escandaliz¨® al planeta cinematogr¨¢fico en 1958, cuando a¨²n era poco m¨¢s que un jovenzuelo, arremetiendo sin piedad contra todo cuanto estaba vigente en el mundo del cine franc¨¦s de aquella ¨¦poca: con la irrupci¨®n de Truffaut primero en la cr¨ªtica y m¨¢s tarde en la creaci¨®n de filmes se acabaron los rodajes en estudios y las c¨¢maras salieron a la calle a rodar. Con ¨¦l se acab¨® el llamado cine de calidad, con ¨¦l se vino abajo una tradici¨®n. Desde la revista en la que le introdujo Andr¨¦ Bazin, un hombre clave de la teor¨ªa del cine en Francia, Les Cahiers du Cinema, Truffaut vocifer¨® incansablemente como un hist¨¦rico. Ya por entonces amaba a las mujeres sobre todo, y un desamor lo desquici¨® hasta el extremo de la locura que pod¨ªa significar para ¨¦l enrolarse en el ej¨¦rcito como voluntario; menos mal que Andr¨¦ Bazin y el dramaturgo Jean Genet estaban al acecho y lo sacaron del calabozo.
Todo esto no era gratuito. Truffaut y sus amigos de la nueva ola pasaban d¨ªas y noches viendo cine y discutiendo de cine. Todos iban para cr¨ªticos activistas, destinados a bombardear el cine de pap¨¢. Pero Truffaut, no. Desde siempre tuvo claro que quer¨ªa hacer cine. De la ruptura a la gloria Y un a?o despu¨¦s de un art¨ªculo que ha quedado en la historia del celuloide franc¨¦s como el documento que hizo a?icos el Festival de Cannes, el Truffaut-cr¨ªtico se present¨® en la ciudad de la Costa Azul con Los 400 golpes, escoltado por Jean Cocteau, otro loco de la vida.
Truffaut desde entonces sigui¨® siendo el hombre de la nueva ola, pero rico, mimado, portador de un talento reconocido, halagado y gozador de todo lo que se le ven¨ªa encima de la manera m¨¢s natural. El cine-estilogr¨¢fica de los primeros tiempos de la nueva ola, al menos en el caso de Truffaut, no dej¨® de serlo nunca; pero tambi¨¦n, al mis mo tiempo, se reconvirti¨® en un tradicionalista, hasta el extremo de que se lleg¨® a consider¨¢rsele como el director franc¨¦s que hizo el cine m¨¢s franc¨¦s.
Un forofo suyo escrib¨ªa ayer: "Despu¨¦s de Renoir no se ha producido una desaparici¨®n m¨¢s grave para el cine franc¨¦s". Otro anotaba que los 27 filmes (cortometrajes incluidos) que realiz¨® en un cuarto de siglo constituyen una nueva comedia humana que a¨²na la mirada perspicaz de Shakespeare y el color novelesco de Balzac. "Ese cine, hecho a veces de nader¨ªas, cuenta con mucho pudor nuestros sue?os m¨¢s profundos y nuestras nostalgias".
As¨ª como de su colega de la nueva ola Jean-Luc Godard nadie duda que pasar¨¢ a la historia como un descuartizador de las formas cinematogr¨¢ficas, de Truffaut algunos piensan que hay que esperar un poco para poder colocarlo en el lugar que realmente le corresponde; es decir, para poder pesar
Babelia
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