Carta a la carta
El se?or Julio Araluce Perea dedica un art¨ªculo a responder a mi Cartas boca arriba sobre la Carta a los pueblos, pero desdichadamente habla de cosas de las que yo no hablo y no habla de las que hablo. Suele pasar. En primer t¨¦rmino, no es a m¨ª a quien. corresponde publicar o no el texto de la Carta a los pueblos: soy un colaborador de este peri¨®dico, no su redactor jefe. En segundo lugar, yo no he dicho que lo malo de la carta es que no condena a ETA. Lo que digo es que la Carta a los pueblos, que pretende informar a los pa¨ªses destinatarios y de paso luchar contra las extradiciones, no menciona ni una sola vez a ETA, sea para condenarla, para ensalzarla o simplemente para dar cuenta de ese peque?o dato a quienes quieran enterarse del problema vasco. Sin mencionar a ETA, sigo sin entender c¨®mo puede nadie darse cuenta de lo que significan las detenciones, exilios, peticiones de extradici¨®n, etc¨¦tera. El se?or Araluce Perea me rega?a por decir esto, pero como no me da ninguna raz¨®n para cambiar de opini¨®n, sigo pensando lo mismo.Dice mi corresponsal que "si hubiera habido que hablar de todo... ?cu¨¢ntas p¨¢ginas hubieran hecho falta?". Pues no lo s¨¦. Cre¨ª que se trataba de presentar un documento objetivo, no de ahorrar papel. De todas formas, si. hay lugar para hablar de prisi¨®n, exilio-marginaci¨®n del idioma vasco, represi¨®n discriminatoria, tortura como pr¨¢ctica habitual, malos tratos, detenciones por motivos pol¨ªticos, reconocimiento de derechos inalienables, etc¨¦tera, tambi¨¦n quedar¨¢ alg¨²n rinconcito para mencionar el secuestro, la bomba y el tiro en la nuca. Vamos, digo yo. ?Que si se hablase de ETA habr¨ªa que explicar las causas de su existencia? Pues del mismo modo, si se habla de extradiciones, habr¨¢ que se?alar las causas invocadas para solicitarlas, es decir, los atentados de una organizaci¨®n terrorista contra un pa¨ªs en v¨ªas; de democracia. S¨¦ que no se puede hablar de todo, pero me diga nada .Eso se?or Araluce Perea, se llama manipulaci¨®n.
Invoca por fin a los firmantes de la carta. Si se hubiera condenado a ETA, ?cu¨¢ntos hubieran firmado? No lo s¨¦. Quiz¨¢ bastantes que no han firmado ahora, desde luego. Otros se hubieran abstenido, sin duda, aunque quiz¨¢ no por falta de ganas de firmar. Porque, vamos a ver, se?or Araluce, de los miles de firmantes de la carta junto a muchos muy sinceros, ?cu¨¢ntos habr¨¢n firmado porque en esas ocasiones no hay m¨¢s remedio que hacerlo? Si alguien entra en los vestuarios de un equipo de! f¨²tbol .vasco con la famosa carta, por ejemplo, ?es que alg¨²n jugador puede darse el lujo de no armar? ?Puede, en cambio, permitirse firmar una condena expl¨ªcta de ETA? ?Ha o¨ªdo hablar el. se?or Araluce Perea del miedo reinante en el Pa¨ªs Vasco, miedo qe colabora en tantas ocasiones con la hipocres¨ªa? ?Atribuye ese miedo exclusivamente a Barrionuevo y a los GAL? Si es as¨ª, el que necesita urgentemente informaci¨®n sobre las realidades de Euskadi es precisamente ¨¦l-
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