Marcelino Camacho: "El Gobierno ha matado sus promesas y ahora quieren encima que asistamos al entierro"
Marcelino Camacho, el secretario general de Comisiones Obreras, expresa las profundas diferencias que separan a su sindicato de la pol¨ªtica del Gobierno socialista. En su opini¨®n, a CC OO no le queda otra salida que una oposici¨®n frontal, porque el PSOE ha traicionado su programa tanto en materia econ¨®mica y social como en lo que se refiere a la OTAN. Para Camacho, la organizaci¨®n que lidera ha adquirido mayor fuerza como referencia de la izquierda social ante el debilitamiento de la izquierda pol¨ªtica. CC OO, dice su secretario general, est¨¢ ahora m¨¢s unida que nunca, aunque en su seno existen corrientes diferenciadas y, en momentos como ¨¦ste, se producen tensiones sobre la pol¨ªtica a seguir.
Va para los 67 a?os, 20 de ellos dedicados en exclusiva a CC OO. Su fama de viejo luchador ha traspasado las fronteras y hasta Josefina, su mujer, comenta en un aparte que los japoneses han patentado el modelo Marcelino para comercializar aquellos jerseys de cuello alto y cremallera que ¨¦l populariz¨®. Camacho reconoce que su peso en el sindicato del que es secretario general, es, a veces, demasiado fuerte, "porque es el enlace entre un pasado de lucha y un futuro en el que la recomposici¨®n de la izquierda social es tarea inaplazable". Cree, sin embargo, que est¨¢ surgiendo gente joven, con fuerza, capaces de permitirle, un d¨ªa, descansar de las responsabilidades de la secretar¨ªa general. Marcelino Camacho, que, parafraseando a Neruda, dice "confieso que adem¨¢s de haber vivido, he luchado", habla de que la identidad de un sindicato pasa por mantener la independencia y est¨¢ convencido de que Comisiones sufre un acoso por parte del Gobierno.Pregunta. ?La crisis econ¨®mica y social afecta tambi¨¦n al sindicalismo?
Respuesta. En todo momento, el papel de los sindicatos es defender los intereses de los asalariados. Y ese papel no cambia nunca, aunque surjan fen¨®menos nuevos, otras formas de trabajo que provoquen cambios estructurales en el interior de la clase obrera. Los sindicatos no pueden estar en cuesti¨®n mientras la renta nacional se reparta entre salarios y beneficios. Por eso, el contenido de la lucha de clases no se ha modificado, a pesar de que surjan nuevas relaciones de producci¨®n como consecuencia de la revoluci¨®n cient¨ªfico-t¨¦cnica. Ciertas formas de lucha habr¨¢ que irlas superando, pero las organizaciones obreras tienen que continuar existiendo mientras los trabajadores sigan siendo explotados.
P. ?Cu¨¢l es el papel de Comisiones, de cualquier sindicato, en la situaci¨®n actual?
R. Los objetivos de clase siguen siendo fundamentales. Precisamente por la aparici¨®n de nuevas capas de trabajadores -profesionales asalariados- el sindicato debe tener una gran capacidad de integraci¨®n y plantear alternativas para salir de la crisis. Tendr¨¢ que salir del bunker, resistir, pero dar salidas. Eso es lo que hace CC OO, la primera central que rompe con un sindicalismo estrecho. Ya en 1978 hablamos de que era necesario un plan de solidaridad nacional, cuyo primer objetivo era la creaci¨®n de empleo. Apoyamos los Pactos de la Moncloa porque eran el entramado para hacer un nuevo edificio, en unas circunstancias en que hab¨ªa que posponer la soluci¨®n de las tensiones sociales a la construcci¨®n de la democracia. Y despu¨¦s firmamos el ANE, que contemplaba la creaci¨®n de 350.000 empleos, porque nuestra estrategia era la misma.
P. ?Estos criterios son compartidos un¨¢nimemente por el conjunto de la organizaci¨®n?
R. CC OO es una organizaci¨®n pluralista y democr¨¢tica, dende se discute mucho. Que nadie se extra?e de que existan corrientes en su interior, porque est¨¢n reconocidas en los estatutos. En.el sindicato hay comunistas -yo lo soy y estoy orgulloso de serlo-, socialistas autogestionarios, gente de la Liga y del MC, pero el 95%, no se olvide, son independientes. El peso en el sindicato no s¨®lo es ideol¨®gico, muchas veces viene dado por la historia personal de sus dirigentes. En mi caso, y es l¨®gico, reconozco que tengo una influencia muy grande en el sindicato, porque he trabajado teda mi vida y "confieso que, adem¨¢s de haber vivido, he luchado". Pero quiero decir con esto que las corrientes son naturales y se manifiestan en mayor o menor medida seg¨²n las ¨¦pocas. Y siempire hemos conseguido impedir que en CC OO ocurriera lo que en el PCE.
P. ?Ahora se manifiestan con m¨¢s fuerza esas corrientes de opini¨®n?
R. En momentos cr¨ªticos como ¨¦stos, cuando se firman acuerdos con Gobiernos aparentemente dem¨®cratas, aparecen tensiones entre sectores de ideolog¨ªa m¨¢s avanzada y trabajadores menos concienciados. La pluralidad entra a veces en contradicci¨®n con la unidad; por eso, pueden darse algunos rasgos de divisi¨®n. Es algo perfectamente natural. Ya con el AMI, nosotros asumimos que no hab¨ªa que firmarlo, pero observamos una divisi¨®n en la clase trabajadora porque otra fuerza sindical s¨ª lo hab¨ªa suscrito. De todas formas, en el momento actual. tenemos el mayor grado de unidad de los ¨²ltimos cinco a?os. En cualquier caso, hemos de actuar con un tacto enorme desde la direcci¨®n para no instrumentalizar la filiaci¨®n pol¨ªtica ni las circunstancias personales de los hombres que est¨¢n ah¨ª, comprendiendo que en cada uno de estos per¨ªodos cr¨ªti cos las tensiones de la calle pueden llegar al sindicato.
P. ?Por qu¨¦ CC OO rechaza el AES, cuando los firmantes insisten en que su pr¨ªnc¨ªpal objetivo es incentivar la inversi¨®n y crear empleo?
R. Es que el AES no crea empleo. El propio presidente de la patronal, Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas, pone en duda esta afirmaci¨®n y reconoce que el acuerdo est¨¢ propiciando una legislaci¨®n antisocial, que ninguno de los Gobiernos anteriores de la democracia, que eran residuales del franquismo, se hab¨ªa atrevido a aprobar. El Gobierno ten¨ªa necesidad de que se Firmara el AES, porque necesita un aval pol¨ªtico y para conseguirlo no ha ahorrado concesiones. Se arrastra ante la patronal y luego la CEOE le pega la bofetada m¨¢s gorda que se pueda dar. La patronal, y ah¨ª est¨¢n las declaraciones de sus dirigentes que toda la Prensa ha recogido, ni siquiera se lo agradece porque, parafraseando el viejo dicho, Roma no paga traidores. Yo que he pasado muchos a?os en la c¨¢rcel he aprendido que si se tiene una actitud firme, uno se gana incluso el respeto del adversario; pero, si cedes continuamente, te llega a despreciar.
P. Seg¨²n usted, el Gobierno ha cedido a los intereses de la patronal sin conseguir nada a cambio. Eso suena a rotunda descalificaci¨®n del Gobierno socialista.
R. Siempre hemos dicho que era positivo que se estableciera ese Gobierno socialista, porque supon¨ªa un paso hacia adelante, e insist¨ªamos que cualquier transformaci¨®n social exig¨ªa contar con una mayor¨ªa parlamentaria de izquierdas. Pero advert¨ªamos que se producir¨ªa una gran decepci¨®n si se olvidaba que el poder de hecho radica en el gran capital y otras fuerzas que se han opuesto tradicionalmente a la modernizaci¨®n de la sociedad y al progreso.
P. ?Esa decepci¨®n se ha producido?
R. A estas alturas, los hechos responden por s¨ª solos. Los dos mayores fraudes, sociecon¨®micos y pol¨ªticos, de la historia de la democracia a escala mundial los ha cometido el Gobierno actual. En lo sociecon¨®mico, adquiri¨® el compromiso de crear 800.000 empleos, adelantar la jubilaci¨®n a los 64 a?os y limitar la contrataci¨®n temporal, por poner los ejemplos m¨¢s claros de sus promesas. Por el contrario, el paro ha crecido en 600.000 personas en estos dos a?os, los salarios han bajado, la contrataci¨®n temporal se ha generalizado, se inicia un duro ataque a las pensiones con el argumento de que la Seguridad Social est¨¢ en grav¨¦ crisis y algo hay que hacer para corregirla, y de la jubilaci¨®n a los 64 a?os nunca m¨¢s se supo. Es el colmo; el Gobierno ha matado sus promesas y ahora quiere encima que asistamos al entierro, que nos hagamos c¨®mplices de su fracaso. El AES ha sido el certificado de defunci¨®n del programa socialista.
P. ?Y en lo pol¨ªtico cu¨¢l ha sido el fraude?
R. Hemos entrado en la carrera de armamentos y nos gastamos 1.640 millones de pesetas cada d¨ªa en comprar armas. Y el caso m¨¢s claro es lo de la OTAN. Felipe Gonz¨¢lez dijo en el Parlamento que se saldr¨ªa por decreto si se entraba por decreto. Primero dijeron de entrada, no; y ahora dicen que de salida, tampoco. Buscan complicidades en la izquierda para justificar el abandono de su programa y, a la vez, recaban apoyos en la derecha. Intentan conseguir el consenso para, a lo mejor, evitar el refer¨¦ndum. En lo pol¨ªtico, ceden a la derecha; en lo social, ceden a la patronal. No niego que el Gobierno ha hecho cosas positivas pero, en lo fundamental, hacen una pol¨ªtica m¨¢s reaccionaria que la de Su¨¢rez y no es que Su¨¢rez fuera menos reaccionario, pero ten¨ªa menos arrogancia.
P. Resulta parad¨®jico, pero lo que dice puede interpretarse como que para Comisones Obreras es m¨¢s dif¨ªcil relacionarse con un Gobierno de izquierdas que con uno de derechas.
R. Tiene que serlo porque el Gobiemo ha abandonado su pol¨ªtica. Comisiones Obreras apoyar¨ªa el programa socialista, pero el Gobierno lo ha traicionado. Nuestra oposici¨®n es algo que result¨® dif¨ªcil de explicar en un principio, pero ahora, en las f¨¢bricas, los trabajadores lo van entendiendo cada vez m¨¢s. No tenemos m¨¢s remedio que llevar al Gobierno ante los tribunales porque no cumple la Constituci¨®n, ignora la representatividad y, sin entrar en qui¨¦n es el primero, Comisiones es una de las organizaciones sindicales m¨¢s representativas. No nos queda otra opci¨®n que oponernos a su pol¨ªtica profundamente reaccionaria, porque nadie ha sido tan fanfarr¨®n, tan arrogante y agresivo como ellos. Nosotros no vamos a ceder y no podr¨¢n domesticarnos.
P. ?Su sindicato juega entonces el papel de un partido pol¨ªtico?
R. Al fallar la izquierda pol¨ªtica, por debilitarse, la izquierda social adquiere una mayor proyecci¨®n, sobre todo, en un momento en que el mayor problema de la sociedad es la crisis econ¨®mica y social. ?Somos la alternativa a esa carencia? No, no la somos; no la podemos ser, pero nuestra presencia adquiere un peso enorme, aunque no queremos tansformaronos nunca en un partido pol¨ªtico. Somos un sindicato, con nuestros rasgos diferenci adores, pero somos un sindicato que quiere mantenerse independiente de todo Gobierno. Si tuvi¨¦ramos uno comunista, tambi¨¦n tratar¨ªamos de mantener esa independencia. Estamos creando un tipo de sindicalismo nuevo, que entronca con el car¨¢cter sociopol¨ªtico del sindicato. Comisiones Obreras ha pasadoa ser una de las fuerzas importantes, que basa su pol¨ªtica en la mezcla de la presi¨®n y la negociaci¨®n, lo que llamamos combinar resistencia y alternativa.
P. ?Cu¨¢l es esa alternativa?
R. La econom¨ªa marcha cuando se produce mucho, se distribuye esa riqueza y se consume mucho. Tenemos una deuda de 13 billones de pesetas, entre exterior e interior, y gastamos un bill¨®n al a?o para pagar los intereses de esa deuda. Con 2.700.000 parados que no crean riqueza, no participan en la distribuci¨®n y tienen un consumo de subsistencia tenemos que decir que la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno ha fracasado. El objetivo n¨²mero uno es crear pleno em-
Marcelino Camacho: "El Gobierno ha matado sus promesas y ahora quiere que encima asistamos al entierro"
P. En las ¨²ltimas semanas usted ha venido denunciando un acoso por parte del Gobierno hacia su sindicato.R. Es que ese acoso existe. Antes me he referido a ¨¦l. Hay pruebas palpables de que el Gobierno mantiene una actitud agresiva hacia CC OO. Cuando Felipe Gonz¨¢lez me recibe en la Moncloa para hablar del acuerdo, ya se han producido varios encuentros con los dirigentes de UGT y la patronal. Pero no se trata s¨®lo de visitas. CC OO est¨¢ discriminada de forma notoria en el reparto del patrimonio sindical acumulado. Podr¨ªa contar casos concretos. Desde hace tres a?os estamos esperando el cr¨¦dito aprobado como consecuencia del ANE para la escuela de formaci¨®n sindical de Villalba. A pesar de ello, resistiremos el cerco hasta el final. Y si es preciso saldremos a la calle a recolectar, peseta a peseta, el dinero necesario para que el sindicato sobreviva. Queremos hacer una llamada de atenci¨®n al Gobierno para cambiar de rumbo, porque el ataque empieza por nosotros, pero llegar¨¢ un momento en que el gran capital tampoco les necesitar¨¢ a ellos.
P. Por ¨²ltimo, ?hay en el sindicato gente capaz de sustituir a Marcelino Camacho?
R. En estos momentos yo puedo ser el elemento de enlace entre un pasado de lucha y un futuro en el que la recomposici¨®n de la izquierda social es tarea inaplazable, pero no quiero instalarme ni en el pasado ni el rencor. En Comisiones Obreras ya se est¨¢n forjando los hombres y las mujeres capaces de reemplazarme en el futuro y hay dirigentes extraordinarios que desarrollar¨¢n el papel integrador y unitario que caracteriza a nuestro sindicato.
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