Krystian Zimerman: "No existe el talento, sino el aprendizaje"
A los 28 a?os, Krystian Zimerman comparte con el yugoslavo Ivo Povorelich -compa?ero, adem¨¢s, de la misma casa de discos- ese t¨ªtulo de el m¨¢s importante pianista joven de nuestro tiempo. Nacido en Polonia, reside en la actualidad en Suiza -donde pasa la mitad del a?o- y en Katowice (Polonia), conservando su pasaporte polaco. Anteayer actu¨® con la Filarm¨®nica de Viena y Leonard Bernstein en el concierto de clausura del Festival de Oto?o, organizado por la Comunidad Aut¨®noma de Madrid, en el Teatro Real. Demostr¨® su extraordinario talento, aunque ¨¦l dice que "el talento no existe, sino el aprendizaje".
De hablar r¨¢pido y suave, estatura mediana, mirada inquieta y gestos nunca violentos, Zimerman se nos presenta como una persona alejada de los condicionantes y servidumbres del show-bussiness: Zimerman se desenvuelve como un profesional de la m¨²sica, un arte que, seg¨²n ¨¦l mismo define, trata de vivir como una amistad. No es ¨¦sta la primera vez que act¨²a ante el p¨²blico espa?ol, pero su concierto junto a Leonard Bernstein y la Filarm¨®nica de Viena, en el que el m¨ªtico director norteamericano le ha cedido gran parte de protagonismo al clausurar la sesi¨®n con el Concierto en si bemol mayor, de Brahms, le convierten en hombre del d¨ªa en la jornada musical m¨¢s esperada del a?o.
Pregunta. ?Nos podr¨ªa hablar de sus maestros, de quienes influyeron en su formaci¨®n musical?
Respuesta. Es una historia larga, realmente bastante larga, aunque, de hecho, hay s¨®lo dos personas que me han introducido en el mundo de la m¨²sica. La primera fue mi padre, que tambi¨¦n era pianista, pianista profesional, y que hab¨ªa ganado un concurso de piano en 1956, el a?o de mi nacimiento; posteriormente ¨¦l abandon¨® el ejercicio profesional de la m¨²sica y se dedic¨® a la arquitectura. ?l fue quien me ense?¨® los primeros rudimentos de la m¨²sica... Ver¨¢, yo no creo en el talento, el talento no existe: s¨®lo existe el que usted aprende la forma de hacer las cosas. ?Conoce usted la historia de aquel programa de televisi¨®n, en el Jap¨®n, en donde sal¨ªa un hombre que pod¨ªa partir cucharas con el poder de su mente? Al d¨ªa siguiente, tras la emisi¨®n, cientos de padres llamaron a los estudios de televisi¨®n diciendo que sus hijos Pod¨ªan hacer exactamente lo mismo; un psic¨®logo japon¨¦s explicaba poco m¨¢s tarde que aquella proeza se deb¨ªa a una suerte de talento que estaba oculta en la mente, que existe potencialmente en el reci¨¦n nacido, pero que luego se pierde, y s¨®lo regresa a trav¨¦s de ciertos es t¨ªmulos. Creo que el talento es esto, la posibilidad de reeducar nuestra mente en aquellas capacidades que ya pose¨ªa. Mi padre dec¨ªa: "La t¨¦cnica es una cosa que consiste s¨®lo en tocar horas y horas; se adquiere, pero la noci¨®n de la m¨²sica es otra cosa". Bueno, a los seis a?os hice ya una actuaci¨®n como int¨¦rprete en la televisi¨®n polaca, en la que yo, adem¨¢s, toqu¨¦ mis propias obras. Posteriormente acud¨ª a un compositor que examin¨® mis obras y que me aconsej¨® sinceramente dejar de componer, enfocar mi actividad rriusical de otra forma: le hice caso y dej¨¦ de escribir. Le dir¨¦ una cosa: hace no mucho he vuelto a ver aquellas obras escritas cuando yo era un cr¨ªo de cinco o seis a?os... y no eran tan malas para esa edad, as¨ª que, en parte, lamento haber dejado la composicion.
A los siete a?os, mi padre me llev¨® a Katowice, para ver a Andrej Ja sinski, un pianista que acababa de regresar de Barcelona, en donde hab¨ªa ganado el primer premio de un concurso de piano. Bueno, ten go que decir que aquellos a?os eran bastante dif¨ªciles para un artista en Polonia porque, a lo mejor, recib¨ªa diferentes ofertas del extranjero, pero se encontraba con que una agencia estatal de conciertos contestaba en su nombre, diciendo: "No, este se?or ahora no puede acudir, tiene otros compromisos", y cosas por el estilo. De esta manera, la carrera de muchos int¨¦rpretes, y Andrej Jasinski fue uno de ellos, qued¨® interrumpida; Andrej, ante esta situaci¨®n, decidi¨® dedicarse a la ense?anza, y no tuvo reparos en ponerse a trabajar con un ni?o de seis a?os y medio, que era yo, y lo m¨¢s curioso de todo esto es que Andrej Jasinski no ten¨ªa ni idea de ense?anza ni de c¨®mo se pod¨ªa formar a un ni?o. Recuerdo que a los ocho a?os yo di un recital de obras de Chopin, y otros profesores le reprocharon a Jasinski el que me dejara tocar esas obras, porque dec¨ªan, era improcedente hacerlo antes de los doce a?os. Esto a nosotros nos daba igual; nuestra relaci¨®n como maestro y alumno era lo menos profesional del mundo; las clases eran como un juego, y yo tocaba el piano como un hobby, pero lo cierto era que yo progresaba cada d¨ªa m¨¢s y que cada vez me sent¨ªa m¨¢s a gusto, m¨¢s en casa con lo que tocaba. Lo mejor de todo esto era que la t¨¦cnica iba saliendo sin apremio, sin dificultades: recuerdo que antes de los diez a?os tocaba p¨¢ginas como Islamey, de Balakirev. Luego empec¨¦ a presentarme en peque?os concursos. La verdad es que en Polonia cada colegio monta un concurso de piano, y gan¨¦ la mayor parte de ellos. Entonces Jasinski me insisti¨® para que me presentara a otras competiciones, pero ya fuera de Polonia: gan¨¦ otro concurso en Checoslovaquia, e incluso tuve la osad¨ªa de presentarme con quince a?os al Concurso Beethoven, de Viena. En 1975 se celebraba en Varsovia el Concurso Chopin, y Andrej me convenci¨® para que me presentara, y ah¨ª empez¨® todo, porque gan¨¦ el concurso y, de la noche a la ma?ana, con 19 a?os, me vi convertido en una celebridad. A partir del a?o siguiente, 1976, empec¨¦ a desenvolverme solo y dej¨¦ de tomar clases, pero todav¨ªa hoy Andrej Jasinski es no s¨®lo mi mejor amigo, sino mi aut¨¦ntico maestro".
P. ?Est¨¢ usted tambi¨¦n interesado en otras cosas que no sean solamente la interpretaci¨®n pian¨ªstica?
R. ?Desde luego! Bueno, mi capacidad para todo tipo de aficiones es casi inagotable. Me fascina la electr¨®nica, soy un fan¨¢tico de las c¨¢maras de fotografia y de cine leo libros de matem¨¢ticas, me interesa todo lo relacionado con la. pintura contempor¨¢nea, pero lo que quiz¨¢ le haga m¨¢s gracia es que he heredado de Andrej Jasinski su afici¨®n a la pesca.
P. ?A usted no le preocupa dar notas falsas?
R. ?Pero eso es importante?
P. Usted ha grabado los dos conciertos para piano y orquesta de Johannes Brahms, con la Filarm¨®nica de Viena y Leonard Berstein, y toca usted en Madrid, con ellos, la segunda de estas obras. ?C¨®mo ha sido su trabajo con Bernstein?
R. Pues es una historia un poco complicada, porque yo tuve muchas dudas antes de hacer estas obras. Bernstein ha estado varios a?os habl¨¢ndome de que ten¨ªamos que hacer juntos estas obras. Pero yo le dije muchas veces: "Si encuentras a otra persona que toque estas obras mejor, de verdad, haz la grabaci¨®n con esa persona y no tengas mala conciencia respecto de m¨ª". Y cuando todav¨ªa est¨¢bamos hablando de todo esto, en el a?o 1981, me pas¨® una historia deliciosa con Bernstein. ?l me estuvo insistiendo durante semanas para que toc¨¢ramos juntos, en dos pianos, en Nueva York, los LiebesLieder waltzes, de Bralims, y nos telefoneamos un mont¨®n de veces para comentar los distintos aspectos de la m¨²sica, y un d¨ªa Bernstein me llam¨®, apesadumbrado y me dijo: "?Sabes?, hab¨ªa olvidado por completo que le promet¨ª hacer este concierto a Justus Frantz", y yo le dije: "Lenny, por favor, no pases ning¨²n mal rato por m¨ª, sabes lo que he disfrutado aprendi¨¦ndome esta partitura". Yo no s¨¦ si este incidente fue lo que le impuls¨® a Bernstein a insistir machaconamente para que hici¨¦ramos los conciertos juntos, y al final se ha salido con la suya. No puedo ocultar que estoy muy contento de que haya ocurrido as¨ª, porque trabajar con este hombre es una experiencia extraordinaria. Hay algo en Bernstein que me recuerda al fallecido Arthur Rubinstein. Tuve una experiencia tremenda con Rubinstein, al final de su vida: usted sabe que al final se qued¨® ciego. Fui a verle a Par¨ªs y no sab¨ªa qu¨¦ decir a aquel hombre de 92 a?os completamente ciego. Pero fue ¨¦l quien lo dijo todo: "?Qu¨¦ feliz me siento!", me coment¨®, "no paro de o¨ªr cosas, es maravilloso saber que puedes descubrir el mundo a trav¨¦s de los o¨ªdos". Ese d¨ªa aprend¨ª muchas cosas, y cr¨¦ame que procuro no olvidarlas".
Babelia
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