Inform¨¢tica y empleo
Los productos de la llamada revoluci¨®n inform¨¢tica (ordenadores, microprocesadores, etc¨¦tera) dan lugar a un considerable aumento de la productividad y a una flexibilizaci¨®n del mercado de trabajo. Al ser estos medios inform¨¢ticos cada vez m¨¢s sofisticados, r¨¢pidos, eficientes, vers¨¢tiles y flexibles, permiten -y nadie duda de ello- un aumento sustancial de la productividad.
Como la productividad puede definirse por la cantidad de fuerza de trabajo reemplazada por medios de producci¨®n, resulta que la inform¨¢tica -como medio de producci¨®n que es- permite la sustituci¨®n del trabajo (humano) por la m¨¢quina. Esta sustituci¨®n constituye, como bien vieron Nora-Minc en su conocido informe sobre La informatizaci¨®n de la sociedad, una muy preocupante novedad" que en la jerga econ¨®mica se conoce con el eufemismo de flexibilizaci¨®n de plantillas o del mercado de trabajo (eufemismo que en lenguaje coloquial equivale a despido y paro).Esta flexibilizaci¨®n de plantillas se traduce en un fen¨®meno que podemos calificar como de doble flexibilizaci¨®n del trabajo: por un lado, la introducci¨®n masiva de sistemas operativos (conjunto de programas que conducen y controlan las operaciones del ordenador) sirve para reducir el trabajo (y los puestos de trabajo) del operador.
Por otro lado, resulta, como ya atisbara Marx en su an¨¢lisis de las maquinas, que ¨¦stas son un instrumento de primer orden para prolongar la jornada laboral, ya sea en forma de n¨²mero de horas trabajadas o en forma de intensificaci¨®n del trabajo. Y esta paradoja (que las m¨¢quinas sirvan no para acortar el tiempo de trabajo, sino para alargarlo -de quien tiene trabajo, claro-) es aparente, porque se necesita que el ordenador est¨¦ trabajando cuanto m¨¢s tiempo mejor para aumentar todav¨ªa m¨¢s la productividad y disminuir el precio de las mercanc¨ªas producidas, ya que a mayor per¨ªodo de funcionamiento del ordenador mayor es la cantidad de mercanc¨ªas entre las que se reparte el valor transferido, y, por tanto, menor es el valor de cada mercanc¨ªa producida.
Surge, obviamente, una cuesti¨®n: ?contrarresta est¨¢ aumento de las horas de funcionamiento del ordenador la tendencia de ¨¦ste a la flexibilidad de plantillas, y/o al paro tecnol¨®gico? La respuesta no puede ser -m¨¢s que negativa, ya que si bien la inform¨¢tica alarga o intensifica la jornada laboral de unos cuantos, ello no es ¨®bice para que su principal virtud sea la de reducir el capital variable v¨ªa incremento de trabajadores en paro, al permitir un alto ¨ªndice de sustituci¨®n de trabajo humano por m¨¢quinas.
En favor de la introducci¨®n de la inform¨¢tica en el proceso de producci¨®n y en favor de la flexibilidad a que ello da lugar se suele aducir el hecho de que tal introducci¨®n permite una reestructuraci¨®n y recualificaci¨®n del trabajo que elimina los rasgos m¨¢s acentuados de la divisi¨®n del trabajo (especialmente ? la monoton¨ªa, la repetitividad y la fatiga).
Monoton¨ªa y fatiga.
Pero a este respecto se olvida que en la mayor¨ªa de los casos el trabajador debe adquirir, como dijera Briefs, una serie de c¨®digos restrictivos tan mon¨®tonos, repetitivos y fatigantes como aquellos que se pretenden eliminar. Pero es que, adem¨¢s, esta recualificaci¨®n es discriminante y marginadora, porque la tendencia general es un declinar de la cualificaci¨®n de la mano de obra en el sentido de que, por una parte, y como muy bien afirma Libertini, "hay una p¨¦rdida del contenido profesional del trabajo, mientras que, por otra, hay una clara recualificaci¨®n para un restringido c¨ªrculo de trabajadores".
Por lo dem¨¢s, hay que considerar que la inform¨¢tica permite la articulaci¨®n de nuevos procesos de producci¨®n; nuevos procesos de producci¨®n que vienen a sustituir y renovar las ventajas que Taylor y Ford se encargaron de obtener de la divisi¨®n capitalista del trabajo (Briefs habla al respecto de la segunda generaci¨®n del taylorismo). Los nuevos procesos de producci¨®n tienden a la automatizaci¨®n y robotizaci¨®n de la producci¨®n con tal de adaptarse a las condiciones de la producci¨®n en flujo continuo. Es as¨ª como mediante la automatizaci¨®n y robotizaci¨®n se consiguen suprimir los tiempos muertos, evitar el cambio demasiado frecuente de ¨²tiles, mayor adaptaci¨®n a la productividad, autodisciplina obrera, etc¨¦tera.
Uso alternativo
La CFDT, en el informe Les d¨¦g¨¢ts du progr¨¦s, afirmaba que esta reestructuraci¨®n es, en realidad, un refuerzo de la alienaci¨®n, mientras que Coriat, en su celebrado El taller y el cron¨®metro, nos dice que tales cambios en los procesos de producci¨®n y trabajo persiguen una "forma desarrollada de rentabilizaci¨®n capitalista".
Al principio de estas l¨ªneas cuestion¨¢bamos la correlaci¨®n positiva entre inform¨¢tica y empleo. Ahora podemos concluir que la informatizaci¨®n del trabajo y la producci¨®n est¨¢ dise?ada para aumentar la productividad, flexibilizar las plantillas y maximizar la tasa de explotaci¨®n como forma de reducir los costos de producci¨®n.
Un uso alternativo de la inform¨¢tica requiere un reinventado de la misma. Reinventado no s¨®lo t¨¦cnico, sino tambi¨¦n metat¨¦cnico y funcional (medidas pol¨ªticas y legislativas, actitud cr¨ªtica y valorativa que tenga en cuenta las ventajas y limitaciones del ordenador, prevenci¨®n frente a la desocupaci¨®n tecnol¨®gica generada por la informatizaci¨®n, limitaci¨®n de las alienantes formas de organizaci¨®n y condicionamientos que impone, reestructuraci¨®n de los programas y sistemas operativos que son funcionales con la maximizaci¨®n de la explotaci¨®n, etc¨¦tera). En cualquier caso, la inform¨¢tica est¨¢ ah¨ª: bueno ser¨ªa que tom¨¢ramos nota de sus ventajas (que tambi¨¦n las hay) y de sus inconvenientes (algunos de los cuales hemos rese?ado aqu¨ª de forma sucinta).
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