Svetlana Stalin
La hija de Josif Stalin, que en 1969 quem¨® su pasaporte sovi¨¦tico, ha regresado a la URSS
Svetlana Aliluieva Stalin era "una mujer dif¨ªcil, nerviosa hasta la histeria, voluble y en ocasiones desp¨®tica". As¨ª recuerdan a la hija de Josef Stalin quienes la conocieron de cerca en Mosc¨² antes de que abandonara el pa¨ªs, a finales de 1966, para pedir, posteriormente, asilo pol¨ªtico en EE UU. Ahora, cuando la hija del dictador acaba de regresar a su tierra de origen y ha recuperado la ciudadan¨ªa sovi¨¦tica a petici¨®n propia, los antiguos conocidos se muestran indulgentes con ella y opinan que "hubiera sido muy dif¨ªcil ser de otro modo teniendo el padre que tuvo".
Nacida en Mosc¨² en 1926, Svetlana fue la menor de los des hijos de Stalin y Nadia Sergeievna Aliluieva, una activista del partido comunista, descendiente de una familia de revolucionarios de primera hora. En noviembre de 1932, cuando la ni?a ten¨ªa s¨®lo seis a?os, Nad¨ªa Aliluieva se suicid¨®. Aquella muerte, una acci¨®n sobre la cual flota todav¨ªa un halo de misterio, le fue cargada posteriormente a la cuantiosa factura de v¨ªctimas del georgiano Josef Djugashvili.Svedana s¨®lo conoci¨® la historia de la muerte de su madre cuando ten¨ªa 16 a?os, y en sus memorias, comenzadas a publicar en Occidente en 1967, contaba que la muerta dej¨® una carta llena de reproches y acusaciones para su marido. Stalin prefer¨ªa a Svetlana al hermano de ¨¦sta Vasili, quien muri¨® a principios de los setenta. Se dice, sin embargo, que la peque?a no pudo sustituir en el coraz¨®n del dictador al hijo mayor de ¨¦ste (producto del primer matrimonio), Jakov, quien muri¨® en la Segunda Guerra Mundial a manos de los alemanes.
Los sovi¨¦ticos ya entrados n a?os recuerdan a Svetlana como una ni?ita, ni fea ni guapa, sentada en las rodillas o entre los brazos de Stalin. La ni?a creci¨®, ingreso en el partido, estudi¨® historia en la universidad y, a diferencia de Vasifi, apoy¨® las decisiones del XX y el XXII Congreso del PCUS, que consumaron la desestalinizaci¨®n, e incluso intervino personalmente en p¨²blico en ese sentido en una reuni¨®n universitaria.
Casada muy joven en primeras nupcias con un compa?ero de estudios de origen hebreo, Yuri Jdanov -hoy rector de la universidad de Rostov-, Svetlana tuvo dos hijos, un chico y una chica, que hoy, ya adultos, trabajan y residen en Mosc¨². La vida personal de Svetlana fue muy agitada, Separada de Jdanov, volvi¨® a contraer matrimonio y, posteriormente, uni¨® su vida a la del comun¨ªsta indio Brijesh Sing, quien muri¨® en noviembre de 1966. En diciembre de aquel a?o Svetlana. se march¨® a la India con las cenizas del fallecido y ya no regres¨® a la URSS. De la India se fue a Italia y de all¨ª a Nueva York, donde pidi¨® asilo pol¨ªtico. En 1969 quem¨® el pasaporte sovi¨¦tico y dijo que jam¨¢s regresar¨ªa a la URSS mientras hubiera un r¨¦gimen comunista. En 1970, el Presidium del Soviet Supremo -la misma instituci¨®n que le ha restituido su ciudadan¨ªa sovi¨¦tica- la desposey¨® de ¨¦sta. Desde entonces ha llovido mucho y en los 17 a?os de residencia en el extranjero Svedana "ha experimentado profundos cambios ideol¨®gicos y personales y una gran desilusi¨®n" afirma una fuente que la conoci¨® directamente.
Casada con el arquitecto norteamericano William Lesley Peters, Svetlana tuvo un hija, Olga, que actualmente tiene 13 a?os, y ha acompa?ado a su madre a la URSS, obteniendo, al igual que ella, la ciudadan¨ªa sovi¨¦tica. El. matrimonio Peters-Stalin se rompi¨® en 1972. Posteriormente, Svetlana se traslad¨® al Reino Unido para que Olga se educara en un pensionado ingl¨¦s. En Cambridge, donde resid¨ªa desde 1982, comenz¨® a sentir nostalgia por su pa¨ªs y por sus hijos sovi¨¦ticos. Las autoridades sovi¨¦ticas hab¨ªan intentado incluso secuestrar a la hija de Stalin en 1967, seg¨²n cuenta el bi¨®grafo de Yuri Andropov, Zhores Medvedev, quien asegura que el antecesor de Andropov al frente del KGB, Semichastny, fue el responsable de que fueran capturados varios importantes agentes del KGB en Occidente en un mal organizado intento de secuestro en el que podr¨ªa haber estado implicado el ide¨®logo del partido Mijail Suslov, que fue quien le dio permiso a Svetlana para salir al extranjero.
La transformaci¨®n personal experimentada por la hija del antiguo seminarista georgiano incluye la conversi¨®n religiosa -en el marco de la Iglesia ortodoxa-, que, al parecer, tuvo lugar secretamente antes de abandonar la URSS. Lo que espera a Svetlana en la capital sovi¨¦tica y por qu¨¦ su retorno se produce precisamente ahora resulta una inc¨®gnita. Observadores occidentales, que recuerdan el caso del periodista Oleg Bitov, se preguntan, sin embargo, cu¨¢l es el precio que esta mujer ha tenido que pagar por su regreso y c¨®mo se va a etiquetar y capitalizar ¨¦ste ante la opini¨®n p¨²blica sovi¨¦tica y mundial.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.