Buena primera obra
Filand¨®n es el t¨¦rmino con que se conoce el extra?o rito exigido eventualmente por san Pelayo: los habitantes del lugar deben recitarle buenas historias durante una larga noche siempre que el santo haga ta?er la campana de su ermita. Vieja costumbre que le queda desde que fuera vencido por los ¨¢rabes precisamente por su f¨¢cil seducci¨®n al cuento. Cinco ilustres cuentistas se re¨²nen, pues, en la noche pedida y narran sus cinco m¨¢gicas situaciones. La ilustraci¨®n de las mismas compone el n¨²cleo de la pel¨ªcula.Entre ellas, como es l¨®gico, cada espectador elegir¨¢ sus preferidas, rechazando aquella que no le conmueva o divierta con la misma intensidad. Pero el conjunto del filme ofrece un car¨¢cter similar en su ordenada realizaci¨®n, en la calidad de sus int¨¦rpretes (ninguno de ellos profesional), en la imaginaci¨®n de su enunciado.
El filand¨®n
Gui¨®n y direcci¨®n: J. M. Mart¨ªn Sarmiento. Fotograf¨ªa: Nurit Aviv. M¨²sica: Crist¨®bal Halter-Amancio Prada. Int¨¦rpretes: Magin Mayo, Julio Llamazares, Jos¨¦ Mar¨ªa Merino, Luis Mateo D¨ªez, Pedro Trapiello y Antonio Pereira. Comedia, espa?ola, 1984.Locales de estreno: Pompeya, Gayarre y Sainz de Baranda. Madrid.
Las historias de El filand¨®n (para m¨ª son mejores la del cura que come cuervos y la de la muchacha a quien todos desean matar, y m¨¢s previsibles la del muerto que retorna o la de quien quiere desaparecer bajo el lago inexistente; fresca y divertida, la del atrac¨®n de peras) son relatos que pueden haberse contado de generaci¨®n en generaci¨®n, pero que fluyen ahora de la fantas¨ªa de sus inventores, los cinco que ante el santo las divulgan: ¨¦se es su entra?able m¨¦rito, aunque sean los m¨¢s ineficaces actores de la pel¨ªcula.
Un buen narrador
El filand¨®n ofrece, por tanto, una doble carta de presentaci¨®n. De un lado, la de un cine que nace en respuesta al centralismo, precisando constantes locales, las de Le¨®n en este caso, y por consiguiente con car¨¢cter reivindicativo.De otro, la de su propio director, Mart¨ªn Sarmiento, que en su primer largometraje muestra una seguridad narrativa y un rigor en sus planteamientos que no son tan habituales.
Quiz¨¢ sus tres cortometrajes, uno de ellos Los Montes, con 10 premios en su haber, y su alumnado en el Instituto de Estudios Superiores de Cinematograf¨ªa de Par¨ªs sean las razones de esta profesionalidad.
Que El filand¨®n tenga luego un aire de juego, y que el inter¨¦s del espectador se disperse por entre las cinco historias, es decir, que la pel¨ªcula despierte m¨¢s simpat¨ªas que emoci¨®n, son los riesgos asumidos por Mart¨ªn Sarmiento y que se prolongan a cada espectador. Alterna la sonrisa con la fascinaci¨®n por lo m¨¢gico.
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