Tal como eran
Los ministros afirman que ha cambiado su vida, pero no su car¨¢cter
Dicen los ministros, cuya edad media es de 43 a?os, que han cambiado poco desde que accedieron al Gobierno, aunque se les haya transformado la vida y hayan tenido que renunciar a buena parte de su mundo privado. Alg¨²n kilo de m¨¢s, porque hacen menos ejercicio, y canas y arrugas, Regadas, quiz¨¢, con velocidad superior al ritmo biol¨®gico, componen la imagen f¨ªsica del Gabinete. Pero casi todos, excepto los que no resid¨ªan en Madrid, el titular de Interior y alguno m¨¢s, siguen viviendo en sus casas de antes y mandando a sus hijos, a los que ven mucho menos, a los mismos colegios. Entre las cosas que han aprendido de su estancia en el poder citan la necesidad de darse cuenta de que no siempre pueden hacerse las transformaciones que se quieren, y menos a la velocidad que se pretende.
, El ni?o Javier Moscoso del Prado pas¨® un d¨ªa de los brazos de las ursulinas a manos de los maristas de Pamplona. All¨ª, los chavales so?aban con conocer nuevas tierras de dos formas distintas, cuyas diferencias de matiz dirim¨ªan a pu?etazos en el recreo: unos eran los exploradores; otros, los misioneros. Ambos bandos quer¨ªan lo mismo: unos, con el salakof, otros, con la cruz. El ni?o Javier Moscoso era explorador, y lo record¨® a?os m¨¢s tarde, cuando los socialdem¨®cratas de UCD introdujeron, no sin reticencias del ala confesional, la ley del Divorcio en Espa?a. "Es que en UCD faltan exploradores y sobran misioneros", dijo entonces el diputado centrista Moscoso, ya no tan ni?o.
No mucho despu¨¦s, en noviembre de 1984, Javier Moscoso, 50 a?os, tuvo que dejarse el salakof sobre la mesa del despacho y acudir a Roma, capital de la cristiandad, vestido de ministro de la Presidencia del Gobierno socialista, para asistir a la beatificaci¨®n de un leridano de grandes m¨¦ritos. El Papa, a quien llev¨® regalos de ¨ªndole claramente sacra, le agradeci¨® repetidamente su asistencia.
Estas vueltas de la vida hacen decir al ministro de la Presidencia que "siempre he sido un hombre muy contradictorio, porque, pese a mi condici¨®n de explorador, fui un monaguillo muy estimado por el p¨¢rroco del pueblo riojano de Briones, y llegu¨¦ a saberme la letan¨ªa. Fue, desde luego, una carrera clerical corta. La ceremonia de beatificaci¨®n de hace unos d¨ªas fue muy interesante y me result¨® familiar, porque yo he metido muchos a?os de capilla, como todos los espa?oles de mi edad".
Dos a?os despu¨¦s de la toma de posesi¨®n del Gobierno socialista, sus miembros afirman que, en general, han cambiado poco de car¨¢cter. Jos¨¦ Barrionuevo se encuentra, eso s¨ª, "m¨¢s reflexivo y menos vehemente", y Ernest Lluch "no sospechaba que ten¨ªa tanta paciencia". Javier Solana parece menos marchoso y m¨¢s triste, y lo achaca a que "es m¨¢s f¨¢cil so?ar o imaginar las transformaciones que llevarlas a la pr¨¢ctica, y eso crea cierto poso de insatisfacci¨®n". Todos han tenido que dejar de lado muchas de su aficiones docentes, investigadoras, literarias y deportivas, y muchos han vivido situaciones que, a tenor de sus anteriores ocupaciones o circunstancias, no pod¨ªan imaginarse.
Abrazo de monja
Cuando el 3 de diciembre de 1982 prometieron o juraron sus cargos los componentes del Gabinete, Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall, titular de Educaci¨®n, no sospechaba que llegar¨ªa a abrazarle una monjita, solidaria con la LODE, o que, a petici¨®n de un grupo de humoristas, acabar¨ªa un d¨ªa cantando por la radio la tabla de multiplicar. Y es que .en educaci¨®n hay que salir mucho hacia afuera, explicar muchas cosas", comenta. "En Espa?a los ministros tienen una incidencia en el p¨²blico m¨¢s constante que en otros pa¨ªses. A m¨ª me produce mucho corte esa especie de secuestro de la vida que lleva uno. Vas en uno de estos benditos Opel Senator como en una pecera. La gente te mira como si fueras un bicho raro. Y uno recurre a tener que explicar su personalidad, como la pol¨ªtica, lo cual incluye hasta contestar a la tabla de multiplicar. Aparte de que yo no sab¨ªa lo que me iban a preguntar en aquel programa".
A primeros de diciembre de 1982 Jos¨¦ Barrionuevo, ministro del Interior, no hab¨ªa descubierto aun que las fuerzas del orden p¨²blico de su vida eran las de la Guardia Civil. Fernando Mor¨¢n estrenaba la cartera de Exteriores sin sospechar que llegar¨ªa a ser pregonero de las fiestas de El Bollo, o que alcanzar¨ªa el paroxismo de la diplomacia respondiendo a un periodista: "C¨¢guese en mi madre, pero no me hable de dimisi¨®n". Fernando Ledesma ignoraba que, entre los gajes del oficio de ministro de Justicia, estar¨ªa ense?ar su casa a una revista femenina, "con lo t¨ªmido que soy yo... S¨®lo me dijeron que quer¨ªan una cosa familiar, y no ha acabado de gustarme". Y reconoce que, de no ser ministro, no le hubieran nombrado, como a su colega Maravall, cardenal de la Iglesia de la Paz Universal, aunque no sabe muy bien en qu¨¦ consiste tal honor.
El responsable de Cultura, Javier Solana, desconoc¨ªa que tendr¨ªa que olvidarse de la fisica del estado s¨®lido para dedicar largas horas y amplias entrevistas al cient¨ªfico problema de los ¨¢rbitros y entrenadores de f¨²tbol. Como tampoco sab¨ªa Enrique Bar¨®n que en el sueldo de ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones entraba hacer de jurado de un concurso de belleza. "Fui a la fiesta del Prado de Yag¨¹eros, en Asturias. Hab¨ªa un concurso de turismo; yo dije: 'la m¨¢s mona es la morenita'; le dieron el premio a una rubia y, encima, despu¨¦s me acusaron de machista".
Amor al tricornio
?En qu¨¦ momento se enamor¨® Barrionuevo del tricornio? El ministro del Interior dice, ri¨¦ndose: "Nunca me he enamorado del tricornio. Es una pregunta insidiosa. Lo que pasa es que, cuando nosotros entramos con los principios regeneracionistas de este Gobierno pude comprobar el trabajo de los guardias humildes". Y Barrionuevo cuenta que en aquella primera Nochebuena hubo una amenaza de bomba en el tren que ven¨ªa de Par¨ªs, y "muchos polic¨ªas nacionales y muchos guardias civiles se pasaron la noche recorriendo la v¨ªa f¨¦rrea. Resultaba emocionante que el trabajo de gentes humildes, guardias que cumplen bien su labor y viven en ocasiones en una precariedad total, realizaran su trabajo con esa exactitud y sin rechistar". Y habla de la "rivalidad indudable" entre los distintos cuerpos de seguridad, "que en alguna manera es buena, de emulaci¨®n. Y el ministro tiene que tratar por igual a todo el rnundo".
Pero, ?qu¨¦ sucede?, ?que se disputan el cari?o del ministro?. "De alguna manera, s¨ª", dice Barrionuevo. "Es gente que est¨¢ en situaciones de riesgo, y a todo el mundo le gusta que le quieran: a los ministros, a los peones camineros, a los polic¨ªas, a los guardias civiles... Y como el ministro tiene una representaci¨®n alta, trasciende m¨¢s cualquier gesto que haga o cualquier frase que diga. Pero mi afecto a todos los cuerpos de seguridad es por igual". O sea, como una familia de muchos hijos. "Pues s¨ª, de 150.000 hijos, entre los que, como en todas las familias, tambi¨¦n hay garbanzos negros-, a?ade.
A algunos ministros del equipo econ¨®mico parece haberles causado menos sorpresas, o, al menos, en otro sentido, el ejercicio del cargo. Miguel Boyer, tras haber escuchado alguna de las anteriores experiencias de sus compa?eros, confiesa que "no he tenido que hacer ninguna extravagancia especial. No recuerdo haber realizado concesiones extra?as ni haber presentado juegos florales". Y a?ade que la cartera de Econom¨ªa y Hacienda no aporta, especialmente, sentido del humor. "A los 45 a?os, se tiene o no se tiene. Yo s¨ª lo tengo. A veces me preguntan por qu¨¦ no me r¨ªo m¨¢s, pero creo que para la opini¨®n p¨²blica resultar¨ªa insoportable que, encima de lo que tengo que hacer, me riera. Ser¨ªa verdaderamente intolerable. Afortunadamente, en la vida privada me r¨ªo todav¨ªa".
Antes de acceder al Ministerio de Industria y Energ¨ªa, Carlos Solchaga no hab¨ªa pensado "en la vida que los obreros me iban a quemar una efigie, aunque cuando ocurrio ya pensaba que pod¨ªa pasar. Ahora, siempre iba en buena compa?¨ªa: con Boyer, a veces con Felipe... Era un martirologio razonable". Tambi¨¦n le ha llamado la atenci¨®n la adulaci¨®n, el cambio de actitud de la gente. "Lo m¨¢s sorprendente y doloroso", afirma, " es quiz¨¢ el respeto reverencial de los amigos. He tenido antes amigos en el poder y yo lo sent¨ªa, y ahora lo veo".
Juli¨¢n Campo, ministro de
Tal como eran
Obras P¨²blicas, y Carlos Romero, titular de Agricultura, dicen no haberse encontrado con aspectos inesperados en su trabajo. Ni el propio Narc¨ªs Serra, responsable de Defensa, cargo al que ha accedido sin haber hecho la mili. "Ciertamente no me hab¨ªa imaginado lo de presidir un desfile, pero cuando era alcalde ya me gustaba mucho pasar revista a la polic¨ªa municipal el d¨ªa de San Rafael".El pasado d¨ªa 23 Pedro La¨ªn Entralgo entr¨® en la comida del Premio de las Letras y pregunt¨® a Javier Solana: "T¨² eres mayor que tu. hermano Luis, ?verdad?". El ministro respondi¨®, contrariado: "?Soy mucho m¨¢s peque?o!". Y es que raro es el que se salva de tener, despu¨¦s de estos dos a?os,, "alguna canilla de m¨¢s, aunque dentro de un orden", como reconoce de s¨ª mismo Tom¨¢s de la Quadra, titular de Administraci¨®n Territorial, quien a?ade que, en su caso, adem¨¢s de las canas tiene "un poco menos de pelo, desgraciadamente". Casi todos los miembros del Gobierno coinciden en que es al presidente, Felipe Gonz¨¢lez, a quien m¨¢s se le nota f¨ªsicamente el peso del bienio, "porque es el que tiene m¨¢s responsabilidad, aunque, cuando descansa y duerme, se recupera perfectamente", como dice Fernando Ledesma. "Se le nota cu¨¢ndo est¨¢ cansado, pero me gustar¨ªa que se le pudiera ver en la ejecutiva del partido o en el Consejo de Ministros, porque mantiene una extraordinaria frescura y una envidiable forma f¨ªsica", afirma Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall. "Yo creo que todos dormimos menos, menos Alfonso, que sigue leyendo mucho porque dice que no tiene necesidad de dormir", comenta Joaqu¨ªn Almunia, ministro de Trabajo.
Con respecto al presidente del Gobierno, los ministros demuestran haberle mirado con diferentes grados de atenci¨®n. Mientras Javier Solana dice que Felipe Gonz¨¢lez no llevaba gafas antes de acceder al cargo, y Enrique Bar¨®n afirma que "se las ha puesto, como mucho, hace cinco o seis meses", Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall demuestra ser todo un experto en ¨®ptica presidencial, y explica: "Felipe tiene hipermetrop¨ªa. Ya desde antes se pon¨ªa gafas de esas peque?as, partidas por la mitad, y, de hecho, las que lleva tienen el cristal distinto por arriba y por abajo".
Barrionuevo, Maravall, Solchaga, Almunia y Ledesma reconocen sin ambages que han engordado, y ¨¦ste ¨²ltimo ha tenido que ponerse gafas de hiperm¨¦trope, "porque me empezaban a bailar las letras del BOE y del Aranzadi". M¨¢s les vale reconocer sus kilos, porque, para los que no est¨¦n dispuestos a confesar, est¨¢ el testimonio de un compa?ero de Gabinete, escudado en la promesa de guardar su anonimato: "Encuentro que est¨¢n casi todos m¨¢s gordos y fondones, menos yo". Carlos Solchaga explica que "es que la teor¨ªa funciona al rev¨¦s. Con el trabajo y las tensiones comes m¨¢s, y si encima te tomas una copa con un amigo...".
La creencia generalizada de que Enrique Bar¨®n, 40 a?os, es el benjam¨ªn del Gobierno, "cuando Solchaga, De la Quadra y Almunia son menores que yo", hace cultivar al ministro de Transportes su coqueter¨ªa personal, incrementada "por los viajes a Jap¨®n y China, pa¨ªses gerontocr¨¢ticos, donde se creen que soy el hijo del ministro". Por el otro extremo, Fernando Mor¨¢n, quien, a sus 58 a?os, es el mayor del Ejecutivo, dice que "la edad es lo m¨¢s relativo del mundo y yo soy una de las personas m¨¢s j¨®venes de esp¨ªritu del Gabinete".
Todos echan de menos el tiempo para leer, escribir, ir al cine o al teatro, estar m¨¢s con los amigos. Hay una historia de amor, "de persecuci¨®n de la propia identidad, porque no hay amor sin espejo", esperando a que Fernando Mor¨¢n deje la cartera de Exteriores para ver la luz. Y hay libros y papeles que quedaron el ¨²ltimo d¨ªa en la mesa de Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall, en la Facultad de Pol¨ªticas. Pretenden hacer algo de deporte -casi todos tenis, en ocasiones entre ellos, Solana con Almunia y De la Quadra, a veces con Serra, y de hecho este deporte fue el causante de que Mor¨¢n representara a Espa?a durante una temporada con la pierna escayolada-, y se dan alguna carrerita, a las que Barrionuevo es tan aficionado. Solana, que ha dejado la moto, intenta hacer, a mediod¨ªa, footing por el Retiro, y alguna vez sorprende a los subordinados llegando en ch¨¢ndal al ministerio. "Un d¨ªa vine en pantal¨®n corto y les di un susto", dice. Bar¨®n sigue cogiendo setas con su mujer: "Es el golf del pobre, andas mucho y no te enteras". Boyer contin¨²a practicando la gimnasia sueca, "costumbre que adquir¨ª en la c¨¢rcel y que hago sistem¨¢ticamente", pero ha abandonado el caballo y el tenis. Romero y Ledesma pasean menos por el campo.
Moscoso ya casi no esqu¨ªa, ni va apenas al cine o al teatro, "pero las dem¨¢s cosas que tienen mejores horarios las sigo practicando como antes". Hay quien dice que es de los ministros que se organiza el ocio con m¨¢s alegr¨ªa. Pero ¨¦l opina que "si esto fuese cierto me dar¨ªan mucha pena mis compa?eros, porque ser¨ªan catequistas". La noche madrile?a ha perdido un gran valedor en Carlos Solchaga, hombre muy de tertulia de amigos, como su colega de Cultura. Almunia y Romero se re¨²nen, de cuando en cuando, para echar una partidita de cartas o de domin¨®.
Colocaciones y loter¨ªas
Una circunstancia curiosa es que a los ministros se les ha incrementado portentosamente la familia en estos dos a?os. A Juli¨¢n Campo, titular de Obras P¨²blicas, le salieron "al principio dos o tres parientes que no lo eran. Curiosamente, la gente que pretend¨ªa favores, especialmente casas, era conservadora, y, en ocasiones, de ultraderecha". Moscoso hubiera deseado .que no me hubieran escrito todos mis parientes para pedirme ascensos, colocaciones, porter¨ªas, loter¨ªas. Las recomendaciones, los enchufes y el pluriempleo, contra los que luchamos, son h¨¢bitos de pa¨ªs viejo. Me supon¨ªa que pod¨ªa suceder, pero me irrita".
Alg¨²n miembro del Gobierno ha aumentado la familia en sentido menos figurado. Es el caso del vicepresidente, Alfonso Guerra, que uni¨® al hijo de su matrimonio una hija de su ex compa?era. Dos miembros del Gabinete se han separado de sus esposas. Ernest Lluch puede emparentar en el futuro con el presidente de la Telef¨®nica, Luis Solana, aunque dice que "no voy a casarme, no". Miguel Boyer vive ahora en el Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, y ha sido reiteradamente relacionado con una arist¨®crata consorte. Cuando se le pregunta qu¨¦ puesto ocupa el amor en la vida del ministro de Hacienda responde que "le ocupa tiempo, como a cualquier otra persona. Falta tiempo, en general, para todo".
Una de las cosas que m¨¢s ha cambiado la vida de la mayor¨ªa de los ministros, y, sobre todo, de sus familias, es el entorno de protocolo y escolta, aunque afirman haberse acostumbrado y, con la boca peque?a, confiesan que a veces se escapan de sus guardianes. El ministro de Educaci¨®n se sent¨ªa al principio "conio un yanqui en la corte del rey Arturo". El de Agricultura, Carlos Romero, dice que "no hay qu exagerar en lo de la escolta; sabes que el traje lo tendr¨¢s un tiempo y luego te lo quitar¨¢s, y si te lo planteas as¨ª es mucho menos traum¨¢tico". Barrionuevo, que vive en el propio Ministerio del Interior afirma que "un hecho significativo es que los fines de semana nos vamos a nuestra casa como si nos fu¨¦ramos de vacaciones, y hacemos como antes, fregamos los platos y nos hacemos las comiditas".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- MAPA
- Ernest Lluch
- Carlos Romero
- Javier Solana Madariaga
- MOPU
- MIE
- Juli¨¢n Campo
- Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall
- Jos¨¦ Barrionuevo Pe?a
- Ministerio de Cultura
- MSyC
- Enrique Bar¨®n Crespo
- II Legislatura Espa?a
- Carlos Solchaga
- Ministerio del Interior
- Sociolog¨ªa
- Gobierno de Espa?a
- MAE
- Presidencia Gobierno
- Legislaturas pol¨ªticas
- PSOE
- Ministerios
- Partidos pol¨ªticos
- Ciencias sociales
- Gobierno