A la caza de la desgravaci¨®n
Angustiosa falta de oportunidades para invertir en los ¨²ltimos d¨ªas del a?o
Agotadas las emisiones de deuda p¨²blica desgravable, los contribuyentes espa?oles se han visto obligados en los ¨²ltimos d¨ªas del ejercicio fiscal 1984 a acudir a otro tipo de activos calificados para poder acogerse a la desgravaci¨®n del 15% de la cantidad invertida, hasta el tope del 30% de la base imponible, y siempre que se mantengan los t¨ªtulos adquiridos al menos durante tres a?os (en caso de desinversi¨®n existe un plazo de 30 d¨ªas para volver a colocar el dinero en otra inversi¨®n calificada). Seg¨²n este informe, elaborado por Manuel Navarro, el problema es que la avalancha compradora ha agotado casi todas las emisiones de renta fija y la presi¨®n ha llegado hasta la renta variable.
Oferta para un canje a la medida
Los bancos comerciales utilizan los bonos de tesorer¨ªa como un medio para captar pasivo, por lo que sus clientes suelen estar habituados a que les ofrezcan estos t¨ªtulos en cuanto manifiestan su deseo de invertir.Por regla general, los intereses ofrecidos por los bancos -en raz¨®n de la f¨¢cil colocaci¨®n y de la alta seguridad- suelen ser m¨¢s bajos que otros activos financieros. Pero, verdaderamente, durante esta parte final del a?o se han convertido en emisiones buscadas.
Los intereses brutos de estas emisiones oscilan entre el 10% y el 12,25%, aunque los inversores deben tener en cuenta la retenci¨®n del 18% en la fuente, aunque pueda ser recuperada posteriormente, y que rebaja algo los resultados. En una emisi¨®n al 10%, la retenci¨®n supone una rentabilidad del 8,2%, aunque, si los pagos de intereses, se realizan semestralmente, se recupera hasta el 10,38% anual.
La mayor ventaja de los bonos de tesorer¨ªa consiste en la posibilidad de canjear o convertir los bonos en acciones de la entidad. El canje suele realizarse a los 3, 9, 15, 24, 36, 48 y 60 meses, seg¨²n cada emisi¨®n, y a unos precios que son ventajosos para el bonista.
Cada emisi¨®n contempla la posibilidad de adquirir acciones mediante una rebaja en el precio de un 10% o un 20%, o bien 10 o 20 enteros (un entero representa una cent¨¦sima parte del nominal de los t¨ªtulos) sobre la cotizaci¨®n media registrada en los 15 o 30 d¨ªas anteriores a la conversi¨®n.
El inversor debe tener presente si el banco emisor ofrece acciones nuevas o t¨ªtulos ya en cotizaci¨®n (canje). Las acciones viejas pueden ser negociadas inmediatamente en la bolsa, mientras que las nuevas deben ser admitidas a contrataci¨®n, momento que puede retrasar la propia entidad, o bien pueden comenzar a gozar de los beneficios sociales en fecha posterior, lo que reduce su precio si se quieren venden en el mercado secundario. El canje por acciones viejas, sin embargo, puede originar problemas con el fisco, ya que existen dudas razonables -aunque nada se sabe oficialmente- sobre la posibilidad de acogerse a la desgravaci¨®n en este caso.
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