La atraccion en el gran hotel

Manuel D¨ªez-Alegr¨ªa, impecablemente vestido con su uniforme de teniente general del Ej¨¦rcito espa?ol, era a mediod¨ªa de ayer la gran atracci¨®n del hall del Hotel Eko, de Lagos, centro de cita internacional. Curiosos, taxistas y personal del hotel se quedaron sorprendidos al observar que por una de las puertas de los ascensores que utilizan los clientes aparec¨ªa un militar espa?ol de alta graduaci¨®n, con el faj¨ªn rojo de general y una carpeta en la mano.El teniente general D¨ªez-Alegr¨ªa, con una, ligera cojera debida a una lesi¨®n que se produjo el s¨¢bado pasado en un tobillo, hizo todos los esfuerzos posibles para mantener su paso marcial, a sus 78 a?os, y se introdujo en el Mercedes de la Embajada de Espa?a, su veh¨ªculo oficial en la capital nigeriana, acompa?ado de los diplom¨¢ticos Jos¨¦ Rodr¨ªguez Spitteri y Jos¨¦ Luis Fern¨¢ndez de Castillejo, este ¨²ltimo embajador de Espa?a.

El casi centenar de personas que sobre el mediod¨ªa abarrotaba el hall del Hotel Eko, se sorprendi¨® por la presencia del anciano general espa?ol y buscaba a los pocos extran eros que all¨ª se encontraban para preguntarles la identidad del alto personaje que tanto les llamaba la atenci¨®n.

Un joven togol¨¦s, al saber que proced¨ªa de la suite presidencial, utilizada generalmente por gobernantes y ministros extranjeros, crey¨® que se trataba de un presidente de un pa¨ªs europeo, y un taxista nigeriano que ante la presencia del general dej¨® una acalorada discusi¨®n que protagonizaba por el cambio de una propina, dio la voz de alarma a sus compa?eros y dijo que se trataba de un mariscal de su graciosa majestad brit¨¢nica.

D¨ªez-Alegr¨ªa, ajeno al revuelo que su presencia produc¨ªa, al ser requerido por el enviado especial de EL PAIS, afirm¨®: "Yo solo soy un jubilado, pero al servicio permanente de Espa?a".