La inquieta luminosidad del 'folk'

Durante a?os, los amantes de las voces femeninas del folk americano disputaban su afici¨®n en acaloradas conversaciones sobre la supremac¨ªa de Joan Baez o Judy Collins. Aunque ambas respond¨ªan a similares objetivos y compart¨ªan un parecido sentido de lo que la canci¨®n puede ofrecer como veh¨ªculo de comunicaci¨®n o de arte, uno se volcaba siempre por la luminosa Judy. Sin gestos espectaculares, su obra se fue desarrollando con rigurosa coherencia y espl¨¦ndida belleza. ?ngel Casas la ha contratado para su programa de fin de a?o de la televisi¨®n catalana. Es de lamentar que Judy Collins venga a Espa?a por primera vez para un programa que se ver¨¢ s¨®lo en Catalu?a.No creo que el haber nacido un 1 de mayo de tan conflictivo a?o como el de 1939, determinara la proclividad de Judy Collins por el rojer¨ªo y las causas perdidas, pero ah¨ª est¨¢ su entrega al antibelicismo, al antirracismo y su oposici¨®n general al sistema, que desarroll¨® en canciones y actitudes llenas, de sensibilidad y contundencia. En los ¨²ltimos a?os ha estado algo apartada. Su ¨²ltimo disco, Home again, nos la devuelve sorprendente e imprevisible. Atr¨¢s quedan sus inolvidables versiones de las canciones de Dylan, Cohen, Beatles o Richar Fari?a, adem¨¢s de Jacques Brel, Peter Weis o Brech-Weil. Madura y serena, Judy Collins llega a Espa?a para demostrar que la clase y el estilo no se pierden, aunque las modas pasen.