Paradas, un pueblo andaluz en defensa de una ni?a de 11 a?os
El caso de la ni?a Olga Soto Pe?a, de 11 a?os de edad, tiene en ascuas a los vecinos de Paradas. Olga, hu¨¦rfana de madre, no quiere vivir de ninguna forma con su padre, sino con sus abuelos maternos. La justicia ampara la patria potestad del padre. Tras 54 d¨ªas con ¨¦l, Olga se ha escapado de casa y ha vuelto a Paradas, con sus abuelos maternos: "Si vienen por m¨ª gritar¨¦, me tirar¨¦ al suelo, har¨¦ lo que sea, pero no vuelvo". Los vecinos de Paradas hacen pintadas en las paredes: "Olga, Paradas contigo". "Libertad de elecci¨®n para Olga".
Paradas es un pueblo pobre, con una historia tristemente famosa en su pasado reciente: el a¨²n no aclarado crimen de Los Galindos. Est¨¢ situado en la campi?a sevillana, en un marco econ¨®mico deprimido. Aqu¨ª nacieron, se conocieron y se enamoraron Antonio Sota y Ludgarda Pe?a. Se casaron y se trasladaron a vivir a Catalu?a, a Cornell¨¢, como tantos andaluces de las zonas deprimidas que han buscado mejor vida en otro sitio.Las cosas se complicaron cuando la ¨²nica hija del matrimonio Olga, ten¨ªa unos cinco a?os. La ni?a recuerda: "Mi padre se fue con otra, y nos dej¨® a mi madre y a m¨ª". Su testimonio es corroborado por el abuelo materno, Diego Pe?a, en cuya casa vive estos d¨ªas. El abuelo explica: "Mi hija se qued¨® sola con la ni?a, y la fue sacando adelante como pudo, hasta que un juicio estableci¨® que ¨¦l la deb¨ªa pasar 40.000 pesetas al mes. Aparte de eso trabaj¨® en lo que pudo, la familia la ayud¨¢bamos algo, y as¨ª ha tirado".
Hasta este pasado verano, cuando un c¨¢ncer de mama acab¨® con la vida de la madre. Entre los vecinos se comenta que la obsesi¨®n de la enferma en sus ¨²ltimos d¨ªas era "que no le hablen mal del padre, que no le hablen mal del padre, que tendr¨¢ que volver con ¨¦l". Efectivamente, una vez que hubo muerto Ludgarda, Antonio Sota contrajo matrimonio con la mujer que le hab¨ªa acompa?ado en los ¨²ltimos a?os y reclam¨® la tutela de su hija, que viv¨ªa con los abuelos maternos, en Paradas.
Paradas consumi¨® el verano en discusiones. Aunque la familia del padre es tambi¨¦n del pueblo, la mayor¨ªa se inclina porque la ni?a escoja libremente d¨®nde quiere vivir. Incluso hab¨ªa y hay quienes afirman estar dispuestos a impedir que se la lleven. Pero, explica el abuelo, "el d¨ªa 24 de octubre tuve un d¨ªa tonto y llev¨¦ a la ni?a al juzgado de Marchena. All¨ª el juez me pidi¨® que la dej¨¢ramos sola con el padre. Al rato se la llevaron". Y llora sinceramente cuando lo recuerda.
Olga ha vivido con su padre y su madrastra 54 d¨ªas en Madrid, donde Antonio Sota tiene ahora un trabajo como representante. Dice que no la trataban mal, que iba al colegio, pero que no quiere de ninguna forma vivir all¨ª, as¨ª que el pasado martes rob¨® algo de dinero a su padre y se mont¨® en el tren hasta Sevilla. Una vez all¨ª, llam¨® a un t¨ªo materno que la condujo a Paradas. Ahora est¨¢ ah¨ª, con sus abuelos, yendo a la escuela del pueblo y reafirmando su voluntad de quedarse con ellos, de no volver de ninguna forma.
El juez de Marchena
El juez de Marchena, bajo cuya jurisdicci¨®n cae Paradas, se llama Manuel G¨®mez Bur¨¢n y lamenta verse en este asunto: "Yo recib¨ª un exhorto del Juzgado de Hospitalet, que era el que correspond¨ªa al anterior domicilio del padre, y no ten¨ªa otra cosa que hacer que cumplirlo. Ahora, y entre tanto no haya un nuevo exhorto, no tengo por qu¨¦ intervenir". Rechaza el concepto de justicia injusta. "La justicia no puede ser injusta. Evidentemente, en un caso as¨ª la patria potestad corresponde al padre, pero la familia materna tiene recursos legales para amparar la voluntad de la ni?a. Existe el llamado procedimiento de menor cuant¨ªa, con el que se puede cuestionar la patria potestad. Claro que eso s¨®lo suele prosperar cuando se dan casos extremos, malos tratos, inducci¨®n a la prostituci¨®n o cosas as¨ª, que en este caso no se presentan. Aqu¨ª parece que no hay m¨¢s que la voluntad de la ni?a de preferir vivir con sus abuelos. Pero cuando se abre un procedimiento nunca se sabe c¨®mo va a terminar".Seg¨²n Olga, una vez que su padre ha sabido de la fuga ha accedido a que pasara las Navidades con los abuelos, pero luego quiere llev¨¢rsela consigo de nuevo: "?l me dijo que podr¨ªa pasar las Navidades con los abuelos, pero luego no me dej¨®. Por eso me escap¨¦. Pero ahora que estoy aqu¨ª no quiero volver por nada del mundo". Los t¨ªos y la mayor¨ªa de los vecinos respaldan su firmeza.
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