La ruptura empez¨® en Catalu?a
La ruptura prosovi¨¦tica en el comunismo espa?ol -dejando de lado experiencias anteriores, que ya deben enfrentarse con criterios hist¨®ricos, como la escisi¨®n de Enrique L¨ªster- se inici¨® en 1982 en el Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC), la organizaci¨®n de ideolog¨ªa comunista m¨¢s importante, la que m¨¢s votos hab¨ªa obtenido en las sucesivas elecciones (el 20% en las auton¨®micas catalanas de marzo de 1980) y la m¨¢s eurocomunista. Aquella escisi¨®n dio lugara la creaci¨®n de un nuevo partido, el Partit dels Comunistes de Catalunya (PCC), que actu¨® de detonante: y ejemplo para la ruptura en el PCE que encabez¨® m¨¢s tarde Ignacio Gallego.Dirigentes del partido catal¨¢n creyeron ver detr¨¢s de aquella escisi¨®n la mano de la embajada sovi¨¦tica y de los servicios secretos de la URSS. M¨¢s tarde, los dirigentes eurocomunistas han reconocido que muchos cuadros sie fueron por los errores en la pr¨¢ctica pol¨ªtica del equipo dirigente durante el periodo de la transici¨®n.
El primer aviso lleg¨® en el V Congreso del PSUC (enero de 1981), cuando una mayor¨ªa muy radicalizada elimin¨® toda referencia al eurocomunismo (al que identificaban con reformismo) e introdujo en las tesis sobre pol¨ªtica internacional conceptos gratos a la diplomacia sovi¨¦tica. El impacto en la opini¨®n p¨²blica y en los medios de comunicaci¨®n fue may¨²sculo. Los m¨¢ximos dirigentes del partido -Gregorio L¨®pez Raimundo, el presidente, y Antoni Guti¨¦rrez D¨ªaz, secretario general- se negaron a continuar en sus puestos en estas condiciones.
Durante un a?o dirigi¨® el partido un equipo que ser¨ªa calificado de centrista (los leninistas), encabezado por Francesc Frutos, Andreu Claret y Rafael Rib¨®, entre otros; un a?o repleto de conflictos en que los leninistas intentaron mantenerse equidistantes entre prosovi¨¦ticos y eurocomunistas, que conviv¨ªan en equilibrio en el comit¨¦ central. La presi¨®n de Santiago Carrillo, desde el PCE, y de los eurocomunistas, desde dentro del partido, inclinaron a los leninistas, quienes, pese a haber abominado en el pasado de la definici¨®n eurocomunista, prepararon un nuevo congreso para recuperar esta se?a de identidad. Fue entonces, en las Navidades de 1981, cuando la plana mayor de la fracci¨®n considerada como prosovi¨¦tica, con Pere Ardiaca y Juan Ramos a la cabeza, rompi¨® la baraja: firmaron un documento contra el reglamento de ese congreso, que
La ruptura empez¨® en Catalu?a
consideraron ama?ado, y fueron sancionados.Cuando, en marzo de 1982, se celebr¨® el VI Congreso, con la recuperaci¨®n del eurocomunismo y el retorno de L¨®pez Raimundo y Guti¨¦rrez D¨ªaz, el PSUC ya se hab¨ªa partido en dos. La crisis que se desat¨® provoc¨® que, en realidad, el PSUC se rompiera en tres partes pr¨¢cticamente iguales: los que siguieron en el partido, los que se marcharon al PCC y los que, desenga?ados o confusos, se fueron a casa.
El golpe que supuso la crisis y la escisi¨®n se hizo notar con crudeza, tanto en lo que se refiere a militancia -el PSUC hab¨ªa sido el partido catal¨¢n mejor organizado y con mayor n¨²mero de militantes: m¨¢s de 40.000 tras la campa?a electoral de 1977- como a resultados electorales: en las elecciones legislativas de octubrede 1982 el otrora poderoso PSUC a punto estuvo de quedarse como partido extraparlamentario. S¨®lo obtuvo un esca?o en el Congreso (por ocho en los comicios de 1979). El PCC, sin embargo, fracas¨® totalmente en esas mismas elecciones. Despu¨¦s de una relativa recuperaci¨®n en las municipales, en las auton¨®micas de abril de este a?o el PSUC obtuvo seis esca?os. Muy lejos de los 25 que lograron en 1980. Los prosovi¨¦ticos volvieron a quedarse fuera de la representaci¨®n parlamelitaria.
Para muchos observadores, no puede entenderse la crisis de la izquierda en Catalu?a sin tener en cuenta lo que ha ocurrido en el comunismo catal¨¢n. En Catalu?a comenzaron las rupturas y a¨²n hoy el PSUC vive esa crisis que se ha extendido a todo el Partido Comunista.
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