La imagen de Peres

El primer ministro israel¨ª, Sim¨®n Peres, da la imagen de un hombre dialogante. Mediante distintos gestos, bien con los palestinos bien con el rey Hussein o con L¨ªbano, parece que desea romper el aislamiento en que est¨¢ encerrado Israel y, en lo posible, esbozar un proceso de paz en el Oriente Pr¨®ximo. La cuesti¨®n est¨¢ en saber si dispone de medios para ello. ( ... )Las tesis del Partido Laborista no carecen de sentido com¨²n: la ocupaci¨®n del sur de L¨ªbano se ha tragado ya unos 3.000 millones de d¨®lares y ha costado la vida de m¨¢s de 600 soldados israel¨ªes sin que el denominado "proyecto de paz en Galilea" haya alcanzado los objetivos pol¨ªticos a que aspiraba el general Sharon; la seguridad de la frontera septentrional del Estado israel¨ª estar¨ªa mejor garantizada mediante operaciones militares concretas. Adem¨¢s, el Likud, que est¨¢ decidido a no volverse atr¨¢s, tiene medios de provocar una crisis ministerial si sus aliados laboristas no se doblegan a su deseo de mantener una presencia en el sur de L¨ªbano mientras no se concluya un acuerdo de seguridad con el Gobierno de Beirut.

Otro tanto ocurre con la opci¨®n jordana de Peres rechazada por Shamir y sus amigos, que siguen siendo fieles a la letra -ya que no al esp¨ªritu- de los acuerdos de Camp David. Los dirigentes del Likud mantienen un silencio esc¨¦ptico. Saben de antemano que la apertura del primer ministro al rey Hussein tiene pocas posibilidades de llegar a buen t¨¦rmino. Se percatan de que ¨¦ste no puede renunciar al principio de que ¨¢rabes e israel¨ªes deben "intercambiar los territorios por la paz". Ahora bien, el programa del Partido Laborista s¨®lo prev¨¦ la devoluci¨®n a Jordania de los jirones de Cisjordania, mientras menciona el mantenimiento de las colonias israel¨ªes dispersas por Judea y Samaria. (...)

27 de diciembre