El ajuste econ¨®mico franc¨¦s ha dado sus frutos en 1984
La austeridad ha caracterizado la gesti¨®n econ¨®mica de los socialistas franceses en 1984, y la austeridad ser¨¢ la ley de Dios en 1985, a no ser que, en v¨ªsperas de los comicios legislativos de la primavera de 1986, el Gobierno se deje tentar por una reactivaci¨®n hipot¨¦ticamente electoralista, como no dejan de pensar algunos. Globalmente, el a?o que ahora concluye ha beneficiado, en contra de los anteriores, los equilibrios econ¨®micos cl¨¢sicos, y Francia, con ello, se alinea con los dem¨¢s pa¨ªses industrializados.
Los resultados generales de la econom¨ªa francesa, al t¨¦rmino de 1984, evidencian un comienzo de saneamiento de la situaci¨®n del pa¨ªs, no sin dolores, es decir, sin contrapartidas.La Administraci¨®n socialista, tras una primera etapa de econom¨ªa ideol¨®gica, tuvo que plegarse a los hechos, y este a?o que concluye ofrece los primeros signos importantes positivos: la inflaci¨®n ha bajado sensiblemente, y a finales de este mes de diciembre se situar¨¢ a una altura ligeramente inferior al 7%, lo que es importante si se recuerda que en el a?o ¨²ltimo, por estas fechas era del 9,6%. El problema franc¨¦s, en este terreno, es exterior, porque esa inflaci¨®n es el doble o el triple de la de los pa¨ªses con los que tiene que competir en el comercio internacional, con la Rep¨²blica Federal de Alemania sobre todo, que es su primer importador y exportador.
Otro signo de saneamiento, en t¨¦rminos de econom¨ªa capitalista, que es la practicada, en definitiva, por los socialistas: la mejora que supera todas las previsiones del comercio exterior. En 1982 la gesti¨®n socialista alcanz¨® el d¨¦ficit de comercio exterior de 93.000 millones de francos (1,67 billones de pesetas). Baj¨® a 45.000 millones el a?o pasado, y en 1984 rebasar¨¢ no mucho los 20.000 millones.
Menor poder adquisitivo
Ahora bien, si Francia quiere zafarse del laberinto de la crisis, tendr¨¢ que seguir a¨²n haciendo esfuerzos, porque su deuda exterior se mantiene, y no podr¨¢ pagarla sanamente mientras sus exportaciones no superen las importaciones. Esa deuda alcanza alrededor de los 500.000 millones de francos, lo que representa una de las cifras de este g¨¦nero m¨¢s altas del mundo, pero que en el caso franc¨¦s no es dram¨¢tica respecto a la riqueza y al producto interior bruto del pa¨ªs.Por esto ¨²ltimo, los expertos, como lo hizo recientemente la OWE, estiman que en este pa¨ªs `la autoridad es la ¨²nica pol¨ªtica econ¨®mica posible". Y esto, a pesar de que el desempleo ha continuado aumentando para alcanzar los dos millones y medio de personas.
Y se calcula que 1985 no ser¨¢ favorable en este sector. Las empresas, en 1984, han mejorado sus rendimientos. Es decir, se han saneado, y esto gracias, en parte, al cambio radical de los socialistas, que abandonaron su estrategia estatalista en favor de la rehabilitaci¨®n de la empresa y del provecho. Ahora bien, las inversiones de los socialistas, si han aumentado en el sector industrial (el 9%) no ha ocurrido otro tanto en los dem¨¢s sectores. El saneamiento se ha traducido tambi¨¦n en la quiebra de 25.000 empresas a lo largo del a?o, cifra r¨¦cord desde que los socialistas llegaron al poder.
Como consecuencia tambi¨¦n de la cura de austeridad, los franceses han sufrido este a?o, como en 1983, la baja de su poder adquisitivo (el 0,2%). Es decir, en resumen, la pol¨ªtica econ¨®mica de Mitterrand ha cambiado totalmente y se parece, a grosso modo, a las estrategias de los dem¨¢s pa¨ªses occidentales. Y los resultados son semejantes, aunque a¨²n quedan secuelas de los dos primeros a?os de gesti¨®n alegre. Los grandes equilibrios macroecon¨®micos ya est¨¢n al alcance de la mano si contin¨²a realiz¨¢ndose la misma pol¨ªtica.
Esto ¨²ltimo parece evidente desde que, el verano ¨²ltimo, el cambio de primer ministro y de ministro de Finanzas no signific¨® una modificaci¨®n de la pol¨ªtica de austeridad realizada por el socialdem¨®crata Jacques Delors. Ahora bien, se anotan, un fallo grave, y un error posible a lo largo de 1984, el gran fallo de la econom¨ªa socialista, se?alado por sus propios partidarios, es la ausencia a¨²n de una pol¨ªtica industrial agresiva de cara al futuro tecnol¨®gico.
Los socialistas toman medidas aisladas que se valoran positivamente, pero a medida que pasa el tiempo los que entienden de esto exclaman una y otra vez: "No tenemos pol¨ªtica industrial". La nacionalizaci¨®n de los grandes grupos industriales comprueban, y lo dicen ahora muchos socialistas, que han servido para poco, o para nada, y a que el dinero gastado en pagar esos grupos y las energ¨ªas igualmente dieron satisfacciones ideol¨®gicas, pero no econ¨®mico-industriales, cosa que no hubiese ocurrido, se razona, de haber centrado esos potenciales en los sectores con futuro. Aqu¨ª, en Francia, se entiende que no basta consegu¨ªr a Europa. Es decir, a la CEE, sino que el objetivo a afrontar son Jap¨®n y Estados Unidos. Incluso Mitterrand se cree que piensa as¨ª, pero en 1986 hay elecciones, y los comunistas, como una parte sumergida de los socialistas, no le perdonar¨¢n la modernizaci¨®n.
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