Rafael de la Hoz
El arquitecto de una c¨¢rcel sin rejas y desde la que se ve el cielo
Desde que naci¨®, Rafael de la Hoz estaba predestinado a ser arquitecto. Ahora, cuando acaba de cumplir 60 a?os, este hombre -alto, grande y con cierto esp¨ªritu juvenil al hablar- recuerda que su primera bicicleta le cost¨® 500 dibujos -a peseta el dibujo-. En 1980, el entonces ministro de Justicia,Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, le hizo un peculiar encargo: una c¨¢rcel sin rejas, con ventanales y desde la que se pudiera ver el cielo. La c¨¢rcel para j¨®venes de Alcal¨¢-Meco es uno de los proyectos de los que se siente orgulloso, porque ha plasmado su definici¨®n de arquitectura: "El ordenamiento de cualquier espacio para el bienestar del hombre".
Rafael de la Hoz naci¨® en Madrid hace 60 a?os, aunque se fue a C¨®rdoba a los pocos meses, donde sigue residiendo y tiene su estudio Su padre, tambi¨¦n arquitecto, se empe?¨® desde su nacimiento en que siguiera su misma carrera. "Y para ello emple¨® una serie de trucos", dice Rafael de la Hoz; "por ejemplo, nunca me dio dinero, y para conseguir mi primera bicicleta, que entonces costaba 500 pesetas, me pagaba una peseta por cada dibujo que le hac¨ªa. Cuando hice 500 dibujos me pude comprar la bicicleta". Algo parecido ha empleado ¨¦l con sus hijos, aunque s¨®lo uno de ellos haya estudiado arquitectura.Seg¨²n Rafael de la Hoz, la arquitectura va a remolque de las necesidades y peticiones de la sociedad. "El drama es que a veces no se entiende a esa sociedad y se cae en un tipo de arquitectura absolutamente fr¨ªvola, la arquitectura como moda, sin tener en cuenta los cambios que va experimentando el hombre". Y en este sentido se?ala que las nuevas generaciones son muy exigentes, que el esquema de vivienda de los a?os cincuenta ya no sirve. "La nueva pareja no est¨¢ dispuesta a perder su independencia, y esto se traduce en la vivienda, donde exigen que cada uno tenga su propio ¨¢mbito; una vivienda donde se pueda compaginar la soledad y la convivencia", se?ala De la Hoz. Y as¨ª explica el intento de recuperaci¨®n de las antiguas viviendas, con amplios espacios, "donde la pareja intenta adaptar el espacio al nuevo tipo de vida".La mayor¨ªa de los arquitectos, en opini¨®n de Rafael de la Hoz, no ha visto, arquitect¨®nicamente, esta evoluci¨®n. Y sentencia: "O nos adaptamos a esto o la sociedad prescinde de nosotros".
Cuando Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, ministro de Justicia en 1980, le encarg¨® el proyecto del centro penitenciario para j¨®venes de Alcal¨¢-Meco, Rafael de la Hoz acept¨® con una sola condici¨®n: "Que el cliente fuera el recluso y no el Ministerio de Justicia". "El centro penitenciario para j¨®venes de Alcal¨¢", explica en su proyecto Rafael de la Hoz, "no obedece a la vieja idea de represi¨®n o venganza de la sociedad, sino que es consecuencia de la m¨¢s profunda de las motivaciones: el respeto al pr¨®jimo, sin reticencia alguna".
Miembro del Opus Dei
Casado y padre de siete hijos, Rafael de la Hoz es miembro del Opus Dei, "lo ¨²ltimo que ha quedado en la Iglesia en Espa?a", seg¨²n se?ala ¨¦l mismo, "pero de un Opus Dei no entendido como una secta que busca sus propios beneficios, sino de algo que me proporciona unas meditaciones que yo necesito personalmente".
Intenta buscar en la sociedad, en la informaci¨®n diaria de lo que pasa por el mundo, una importante ayuda de cara a plasmar sus proyectos, sin olvidar nunca "esa belleza creativa, que es una parcela muy importante de la arquitectura". Rafael de la Hoz se muestra partidario de las antiguas tertulias, donde personajes de distintas profesiones opinaban sobre m¨²ltiples vivencias cotidianas.
"Yo no abro una revista de arquitectura, y s¨ª, en cambio, leo much¨ªsimo de sociolog¨ªa", afirma De la Hoz. En este sentido intenta romper ese di¨¢logo de elite con sus hom¨®logos, los arquitectos, a los que califica, incluy¨¦ndose ¨¦l mismo, de "incestuosos".
Rafael de la Hoz afirma que la mayor¨ªa de los arquitectos "trabajamos de cara a la opini¨®n que va a merecer nuestra arquitectura a los dem¨¢s arquitectos", y esto puede llegar a ser "nuestra se?al de muerte".
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